Mujeres policías: sufren acoso sexual y son revictimizadas

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En la capital, solo la PGJ reporta casos

María aún recuerda el aliento alcohólico que expedía su exjefe cuando se inclinó a ella y le dijo muy cerca del oído: “Ven a mi oficina, me vas a pagar todos los favores”. Se quedó pasmada, no supo qué contestarle. “Apúrate, antes de que me enfríe”, insistió él, riéndose.

Ella es uno de los tantos casos de acoso sexual y violación que hay en las fuerzas de seguridad pública. A pesar del problema, las fiscalías y secretarías de seguridad pública no reportan o declaran “inexistencia”, según constató Cuestione por las solicitudes de información hechas vía transparencia. 

La mujer policía, de entonces 26 años, sólo quería regresar a la oficina esa noche por sus cosas, dejar su uniforme e irse a su casa después de la jornada de 10 horas, aquel día de agosto de 2018.  “Nos vamos a quedar solos tú y yo”, la amenazó su exjefe, un policía en activo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CDMX), en la alcaldía Iztapalapa, quien desde entonces ocupa un cargo de director.

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Los nervios se apoderaron de ella. No sabía qué hacer ni a quién acudir. “Nadie me va a creer, me van a decir chismosa”, pensó. Así que tomó sus cosas y se fue a su casa, desconcertada. Al otro día decidió denunciar el acoso ante la Dirección General de Asuntos Internos de la dependencia. No pasó nada. Él sigue trabajando en la alcaldía de Iztapalapa.

Desde ese día no puede evitar temblar –de pies a cabeza– cada que se lo vuelve a encontrar. Ha necesitado ir a terapia psicológica para atender el episodio. Su caso, lamentablemente, no es ni el único ni el peor.

La ausencia de datos oficiales es evidente. La SSC-CDMX, por ejemplo, dijo que “no está obligada a procesar la información… ya que implicaría procesar diversos registros invirtiendo muchas horas hombre”.

Cuestione solicitó a la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX el número de situaciones de acoso sexual denunciados en la dependencia, y pidió su postura sobre los casos registrados sin que hasta el momento de esta publicación haya obtenido respuesta.

Hace más de 15 años Gabriela, una expolicía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, también fue acosada sexualmente por quien era entonces su jefe: Pedro Hernández, un director de área en la alcaldía Gustavo A. Madero. A pesar de acusarlo con su otras jefas policías, nunca pasó nada. Gabriela se lo siguió encontrando en varias ocasiones y también supo que había acosado a otras mujeres.

Las dependencias con más abusos

Las únicas dependencias de seguridad que reportaron los casos de acoso sexual de hombres policías o militares contra sus compañeras fueron en su mayoría las federales, y en las locales sólo contestó la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reportó que desde 2012 el 12% de las agresiones sexuales contra las mujeres militares son violaciones.

Fuente: Solicitudes de información hechas en la Plataforma Nacional de Transparencia (2012-2019) 

Sin embargo en estos datos hay una cifra negra: las dependencias que no reportan todos los casos y las mujeres que no denuncian, en muchos casos por la lealtad que les impone ser parte de una institución de seguridad, o por los castigos a los que se exponen, dice Olivia Tena, académica de la UNAM, quien ha dedicado sus estudios a las mujeres policías.

Lo que establece el protocolo es que a las mujeres que son víctimas de acoso se les debe cambiar de área de trabajo para protegerlas. Sin embargo, lo que sucede en la mayoría de casos –tanto en dependencias federales y locales– es que las trasladan a lugares lejanos, inseguros y con horarios extensos. Es decir, las autoridades aplican el protocolo en contra de las denunciantes, explica Tena.

El otro acoso

Después de que María denunció a su jefe, no se imaginó que lo peor aún estaba por venir. Una serie de castigos: trabajar turnos extras y perder descansos. María aún estuvo un par de meses trabajando con su acosador, a pesar de que el protocolo policial señala que cuando una mujer denuncia un caso de acoso sexual, el probable acosador debe ser investigado y después cambiarse de zona, pero eso no ocurrió.

Un mes después del acoso, su exjefe la dejó sola y desarmada en Iztapalapa, una de las alcaldías más conflictivas de la capital mexicana, recuerda María. Desde entonces también ocupa un puesto de secretaria, a pesar de que ella tiene el grado de policía operativa, es decir, sale a las calles. La joven ha tenido que trabajar horas extras sin justificación. Por esto, también denunció hace unos tres meses de acoso laboral a su superior, quien no sufrió ninguna consecuencia.

Los castigos, la revictimización y el acoso laboral son una constante en las mujeres que son acosadas por sus compañeros, de acuerdo con Tena. “En la mayoría de los casos las repercusiones emocionales y psicológicas son graves, casi todas han tenido que ir a terapia”, explica.

Además frecuentemente –continúa Tena– las denuncias se quedan sólo en el famoso “carpetazo”.

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