Se disparan deserciones de mandos en el Ejército

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De seguir a este ritmo, 2019 romperá récord

Entre enero y marzo de 2019, han desertado 72 oficiales (capitanes, tenientes y subtenientes). Es la mayor desbandada de militares con este rango desde 2007, cuando comenzaba a gestarse la guerra contra el narco que emprendió el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa.

En total, 400 mil militares han dejado las filas del Ejército en los últimos 33 años, de acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). De éstos, 86% desertaron en su primer año enlistados y 12% más en el segundo año; es decir, en general son rangos bajos. Lo que es inusual es que mandos medios, como los oficiales, deserten.

El mayor periodo histórico de deserciones fue entre 1999 y 2000, a finales del sexenio de Ernesto Zedillo, cuando más de 40 mil militares abandonaron las filas del Ejército.

Fue en estos años, también, que decenas de miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES) dejaron la milicia para convertirse en el brazo armado del Cártel del Golfo. Esta agrupación, años más tarde, serían conocidos como Los Zetas.

Hoy, sin embargo, las razones parecen ser diferentes, de acuerdo con especialistas consultados.

“La deserción es un delito, el más común en las Fuerzas Armadas, sobre todo para la tropa. Es gente que entra de la vida civil a la vida militar y muchos no se acomodan, o porque sus necesidades económicas no las ven satisfechas ahí, o porque cometen un delito más grave y para evadir a la justicia se van”, dice a Cuestione el General en retiro Carmelo Terán.

Con solo tres meses del año contabilizado, 2019 pinta para ser el año con mayor número de oficiales (capitán, teniente y subteniente) desertores.

Alto riesgo, bajos salarios

Los oficiales perciben de salario neto entre 16 mil y 33 mil pesos, más estímulos y condecoraciones, de acuerdo con la Tabla de haberes del personal militar a partir del 1/o. Ene. 2019.

“El riesgo es muy alto. Cuando estás en comisión en lugares como Michoacán o Tamaulipas duermes con un ojo abierto”, dijo a Cuestione un exteniente en retiro, quien pidió reservar su nombre. “Yo creo que la paga no vale la pena por el riesgo”.

En lo que va del sexenio, es decir, del 1 de diciembre de 2018 al 30 de abril de 2019, se han registrado 144 ataques directos de grupos del narcotráfico a personal militar; 8 de cada 10 son contra el Ejército, explica a Cuestione el experto en seguridad Javier Oliva.

Entre 2007 y febrero de 2019, 279 militares han sido asesinados en combate, de acuerdo con una solicitud de información respondida a Cuestione por la Sedena. Tres militares han muerto en lo que va de este sexenio.

La relación con el nuevo gobierno

La incertidumbre con el nuevo gobierno, así como la marcada austeridad, también son factores que hacen ver el futuro para los militares menos halagüeño, explica Raúl Benítez Manaut, experto en Fuerzas Armadas del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM.

“Muchos militares consideran que el nuevo gobierno ya no los va a proteger en su trabajo, que si hacen una violación a los derechos humanos, los van a enjuiciar y (hay) temor a que les bajen el sueldo”, dice Benítez Manaut.

Tanto Benítez como Oliva descartan el riesgo de que los desertores estén sumándose a las filas del crimen organizado.

¿Qué es un desertor?

Quienes inician una carrera militar tienen la obligación de prestar un año de servicio por cada año de estudios que reciben o les paga el Ejército, y el doble si los estudios fueron en el extranjero. Es por esta razón que hay quienes se ven impedidos a solicitar su baja, pues “tienen una deuda de servicio con el Ejército” y prefieren simplemente desertar, explica Benítez Manaut.

De acuerdo con el Código de Justicia Militar, deserta quien se ausenta injustificadamente por tres días consecutivos. La pena que se les puede imponer va de dos a seis meses de prisión.

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