Sin medicinas, atención y devoluciones: así opera el Insabi en sus primeros días

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El Insabi no tiene ni 15 días operando y ya ha generado gran polémica. Los pacientes y el personal que trabaja en los hospitales aún no tienen claro cómo funciona el nuevo sistema de salud, según constató Cuestione en un recorrido por tres de los principales centros de salud de la Ciudad de México. Constatamos que hay hospitales sin medicinas y con problemas de atención a los pacientes.

“Si no trae su carnet del Seguro no puede pasar”, dice una persona de seguridad a la entrada del Hospital General Balbuena, en la alcaldía Venustiano Carranza. “Necesita una hoja de referencia o su carnet, si no, no le dan consulta”, insiste.

En teoría, cualquier persona sin afiliación al (ya extinto) Seguro Popular o sin seguridad social tiene derecho a una consulta gratis en los hospitales del gobierno, o al menos eso dice la Ley General de Salud, que dio paso al nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) a partir del primero de enero de 2020.

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Y si esto no pasa las autoridades del Insabi abrieron una línea telefónica para denunciarlo (800-767-85-27). Sin embargo, al marcar solo hay una voz que dice: “Le recordamos que para tener acceso gratuito a servicios de salud, medicamentos y otros insumos, ya no requiere afiliación. Para realizar una queja, marque dos”, y al teclear el número dos, nadie contesta.

Mientras, el propio Insabi ha aclarado que la atención por las enfermedades de tercer nivel (de alta especialidad) seguirán teniendo una “cuota de recuperación”, tal y como lo hacía antes el Seguro Popular. Y los demás servicios, de primer y segundo nivel (consultas generales) deberían ser gratuitos, según el propio Instituto.

“El principal error del Insabi es que no se hizo una evaluación seria para saber qué padecimientos eran lo que realmente se podía cubrir y qué no, y se habló de que todo sería gratuito y al alcance de todos, cuando la realidad es que no”, dice Malaquías López Cervantes, ex director de Planeación y Desarrollo en Salud y, actualmente, investigador de la UNAM, en entrevista con Cuestione.

Desabasto y falsas promesas

“¿Insabi? No sé, ¿cuál oficina busca?”, dice un empleado de seguridad que atiende a los pacientes en la entrada de la puerta 2 del Hospital Infantil Federico Gómez cuando se le pregunta en dónde están los módulos de éste Instituto. No tiene idea.

A los pacientes de este hospital, donde a diario se atienden a 700 niñas y niños con cáncer,  les dijeron hace dos semanas que iban a tener “una junta para explicarles cómo funcionaría el Insabi”. Pero esa reunión nunca sucedió, cuenta Cristina, mamá de Néstor, un niño de 13 años con cáncer. “Un día solo aparecieron carteles diciendo que no nos iba a afectar el cambio y ya”.

La oficina del Seguro Popular, ubicada en el tercer piso del Hospital Infantil sigue operando, cuenta Ofelia, otra de las mamás de un niño con cáncer de ocho años de edad. “No sabemos qué es el otro (Insabi), a nosotras lo que nos preocupa es la medicina para la quimioterapia de nuestros hijos”, dice.

Antes de la creación del Insabi, en agosto de 2019, este hospital ya había tenido desabasto de medicamentos para realizar las quimioterapias, y el gobierno de López Obrador culpó a los laboratorios Pisa, es decir a los proveedores. Había prometido que las y los niños no se quedarían sin sus tratamientos. 

Lo cierto es que cada día que un niño o niña que pasa sin su medicamento puede ser letal. Y están volviendo a la pesadilla de no tener su quimioterapia en este año, cuando el desabasto regresó en los primeros días del mes, según cuentan los familiares.

Néstor, de 13 años, vino este 14 de enero desde Ixtapan de la Sal a su quimioterapia de cada mes, sin embargo, en la farmacia del hospital le dijeron “que no hay medicina”. “El doctor me dijo que regrese el jueves, a ver si ya tienen”, cuenta a Cuestione.

“Todavía nos mandan a la oficina del Seguro Popular, pero cuando llegamos a la farmacia nos dicen que no hay medicinas para la quimioterapia”, dice Ofelia, quien viajó de Oaxaca hasta aquí para la “quimio” de su hijo.

Ofelia cuenta que los doctores le dijeron que “con todos los cambios no sabemos cuándo llegue su medicamento pero esperemos que no pase de este mes”.

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“Tres días y no me han devuelto mi dinero”

En el Hospital General de México sí hay medicamentos y atención, el problema es que algunos de sus servicios reportaron incremento en los precios hasta el 400% en los primeros días del año. 

Lorena trajo a su hermana hace una semana para que le hicieran una operación de alto riesgo y por cada día de hospitalización le cobraron 477 pesos, cuando el año pasado estaba en 88 pesos. Es decir, tuvo que pagar tres mil 816 pesos por los ocho días que estuvo su hermana aquí. 

Ante las quejas de los pacientes, las autoridades de este Hospital prometieron reembolsar por las tarifas excesivas durante los próximos 30 días.

Sin embargo, Cuestione constató que dentro del Hospital General los pacientes se llevan todo el día en cobrar su devolución, pues solo hay una caja para atenderlos pero cinco para cobrar. Lorena ha intentado cobrar su dinero desde hace tres días, pero por las tardes le dicen que “ya no hay dinero, regrese mañana”.

“Si se quieren esperar pues qué bueno”, dice un trabajador del Hospital enfrente de un grupo de pacientes, en total hay unos 100 esperando su reembolso. “Entiendan, también es problema para nosotros, no podemos tener tanto dinero aquí”, dice.

Por cada día de retraso en las atenciones de salud, una vida puede correr riesgo, dice el doctor Malaquías. Y es que entre el desabasto, los retrasos en la atención, o la negación de una consulta, puede ser crucial en la vida de una persona.

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