¿Una mujer puede ir a la cárcel si se defiende de su agresor?

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Una mujer puede defenderse de su agresor y no ir a la cárcel. Itzel fue víctima de violación en 2017. En el forcejeo, ella mató a su agresor en defensa propia, con el mismo cuchillo con el que era amenazada. 

La entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) resolvió que la joven, quien tenía 15 años, era “libre de toda responsabilidad, debido a que actuó en legítima defensa”. Pero antes de llegar a esa conclusión, la víctima fue acusada de homicidio e investigada por el cargo, ya que el hombre murió dos días después de haber cometido el delito

“La legítima defensa, es una causa que justifica el actuar ilícito de una persona, esto en razón de que está cuidando o protegiendo su vida, su libertad sexual y su libertad deambulatoria”, dijo Verónica Berber, abogada del Círculo Feminista de Análisis Jurídico, a Cuestione.

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Berber, como abogada feminista y litigante, explica que para que una agresión sea considerada como legítima defensa debe de contar con los siguientes elementos: 

  • Debe de haber una agresión previa por parte del agresor. Dicha agresión debe de ser previa (a la acción de defensa) e inmediata. Esta agresión debe de ser voluntaria y con el fin de cometer un delito en contra de la víctima, sabiendo el daño que puede causar.
  • Debe de ser dirigida hacia una persona o a un tercero, que también se le puede aplicar la legítima defensa. 
  • La agresión debe ser real, que efectivamente se puede materializar, y no una mera hipótesis de lo que pudiera ocurrir. La legítima defensa propiamente tiene que ver con una agresión real y actual. No pasada ni futura, sino en el momento. 
  • La racionalidad de todos los medios empleados para poder repeler esa agresión. De acuerdo con diversas interpretaciones de la Ley, puede entenderse que el rechazo a la agresión debe de ser proporcional a los instrumentos, los métodos o la fuerza con la que se está siendo agredido. Y de acuerdo con Verónica Berber, no es así.

“Si me agreden con un bate, ¿yo lo debo de hacer de la misma manera? Es decir, si yo tengo un arma, ¿no puedo agredir con un arma? La racionalidad significa que puedo repeler la agresión con todos los medios que tengo a mi disposición en ese momento para detenerla. Y no necesariamente con la misma”, detalló.

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El argumento principal de la abogada es que la víctima no puede buscar en ese momento algo que equipare en amenaza al instrumento o los medios, con los que está siendo agredida.

“Cuando se cumplen con estos elementos, las personas, en este caso, las mujeres, no podrán ser sancionadas”, dijo la abogada.


El deber ser

Para llegar a una conclusión de legítima defensa, las autoridades judiciales a cargo deberán de realizar una investigación, con el fin de demostrar que se cumple con todos estos elementos y su realización deberá de ser inmediata.

En el caso de Itzel, de acuerdo con las declaraciones de su abogada en medios de comunicación, esta investigación se llevó a cabo, pero en contra de la víctima y su familia.

No es la primera vez que se denuncia una práctica así. La miembro del Círculo Feminista de Análisis Jurídico, explicó que lo que le ocurrió a Itzel en el 2017 ya le había ocurrido a Yakiri Rubio en 2013, cuando hirió de muerte a su agresor en un hotel de la colonia Doctores.

“El caso de Yakiri es un caso super claro de legítima defensa, incluso, la abogada Ana Katiria Suarez escribió un libro donde relata todo el viacrucis que pasó desde que ella tomo el caso de esta joven, que estuvo presa por homicidio, no obstante que ella actuaba en legitima defensa ante su agresor, que habian cometido violación en su contra”, explicó Berber.

Las arbitrariedades en este caso, detalla la abogada, se deben a la falta de perspectiva de género por parte de las autoridades, por lo que algunas víctimas se ven obligadas a llevar sus casos al ámbito público, como lo hicieron Itzel, Yakiri y sus familiares.

¿Entonces, los casos que se hacen públicos son los únicos en los que la víctima no es acusada?

Verónica Berber explica que no necesariamente. Sin embargo, estos casos colocan precedentes a las autoridades, que retoman argumentos y generan nuevos criterios para su manejo.

“Una de las herramientas que se utiliza propiamente es el litigio estratégico. Porque no solamente es litigar el caso concreto, sino también darlo a conocer en la opinión pública, para que sepan que están bajo el ojo público y el escrutinio de la sociedad”, aclaró. 

Ellas sólo quieren defenderse

El aumento en la violencia y las experiencias de agresiones que se comparten en redes sociales, han provocado un aumento en los entrenamientos y clases de defensa personal desde el 2019. 

En el caso específico de la violencia de género, las agresiones y los asesinatos en contra de mujeres aumentaron con el confinamiento, como anteriormente lo documentamos en esta nota

Por lo que también aumentó la confianza de las mujeres para defenderse. De acuerdo con Fernando Salas, fundador de Bonebreakers, la Academia Nacional de Artes Marciales Mixtas (MMA), el nivel de inscripciones de mujeres para entrenar defensa personal se mantenía alta antes de la cuarentena, pero durante el confinamiento aumenta cada semana:

“En el último ciclo de inscripciones, en la categoría de principiantes, se inscribieron 20 personas nuevas, de las cuales 17 son chicas, hay muy pocos hombres. Esto se debe a que se sigue ‘viendo mal’ que una mujer se defienda, pero en la intimidad de tu casa, eso termina”, nos dijo el entrenador profesional.

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De acuerdo Fernando Salas, la peculiaridad de las mujeres que llegan a entrenar a un espacio como Bonebreakers es que, afortunadamente, no han sido víctimas de una agresión en el espacio público.

“Ellas están pensando en no ser agredidas y maltratadas. No quieren ser víctimas”.

Prevenir no es un delito, pero ¿esta es la única forma en la que las mujeres dejarán de ser violentadas en México?


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