Estos organismos nacieron para garantizar los derechos de los ciudadanos y servir como contrapeso al poder del Estado.
México se distingue por una amplia tradición de crear organismos autónomos. Pero, ¿qué son?, ¿para qué sirven? Y, lo más importante, ¿si funcionan?
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Estos organismos nacieron para garantizar los derechos de los ciudadanos y servir como contrapeso al poder del Estado.
Los contrapesos son vitales para una democracia. Por eso las constituciones de los países republicanos siempre contemplan la separación de los tres poderes del Estado: El Ejecutivo, El legislativo y el Judicial.
Sin embargo no es suficiente para evitar abusos y arbitrariedades del poder, sobre todo del ejecutivo. El despertar democrático y las fuertes demandas ciudadanas han provocado el surgimiento de organismos autónomos que le den cauce a estos reclamos y pongan límites al poder político.
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Por ejemplo, después de los actos represivos de octubre del 68 y la guerra sucia de los años siguientes, en 1990 se creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
También en ese año surgió el Instituto Federal Electoral (IFE) creado para garantizar limpieza en las elecciones, después de las sospechas de fraude de 1988.
En 2002 se creó el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública,(IFAI) en respuesta a la falta de transparencia en gobiernos anteriores.
