Muy pronto se elegirá a la nueva gobernadora del Estado de México. La disputa está entre Delfina Gómez, la candidata de Morena y sus aliados, y Alejandra del Moral, postulada por el PRI con el apoyo de la Alianza por México.
También habrá elecciones en Coahuila, pero la del Edomex es especialmente relevante y vale la pena saber por qué.
En primer lugar, hay que entender la relevancia de ese estado en términos electorales.
Es el más densamente poblado de México y tiene una economía muy importante. Por lo tanto, esas elecciones pueden tener un impacto considerable en la política nacional y en la toma de decisiones a nivel estatal.
Además, tiene el registro electoral más grande del país: 12% de los votantes del padrón nacional son mexiquenses, lo que lo convierte en un estado clave para los partidos políticos. Ganar en el Edomex puede tener un impacto significativo en la distribución de escaños en el Congreso y en la conformación del poder político a nivel nacional.
Ningún estado de la República tiene tantos legisladores – 41 de mayoría relativa y 25 plurinominales – lo que le da una enorme relevancia en la toma de decisiones del Congreso.
Es también un termómetro político. Sus resultados electorales suelen interpretarse como una señal de la preferencia política y en el ánimo de los votantes a nivel nacional.
Hay otro tema que nos dará muchas luces sobre lo que será la siguiente contienda: la presidencial. Esto es que se mostrará el músculo social y la capacidad de movilización de los partidos políticos.
No es ningún secreto que tanto el gobierno federal como el estatal medirán sus fuerzas con el poder de sus estructuras de voto organizado para llevar a las personas a las urnas y hacerlas apoyar a sus opciones.
Esa capacidad de movilización es crucial en un país con un abstencionismo significativo. Si la gente no sale en masa a votar, serán los aparatos de los gobiernos y partidos los que definan la elección.
Lo que hemos visto hasta ahora no es para ilusionarse: por un lado, Delfina Gómez ha hecho todo lo posible para evitar responder preguntas difíciles, incluso indignándose; condicionó el segundo debate para tener una moderadora a modo y se han filtrado videos en los que es entrenada para fingir llorar por los desprotegidos y ser empática. Una historia que nos puede recordar los esfuerzos de Claudia Sheinbaum para mostrarse cercana a la gente, con un éxito limitado.
Además, esta elección tiene un doble filo para Sheinbaum: el Edomex y la Ciudad de México tienen una profunda vinculación. Gran parte de la gente que vive en el estado va todos los días a trabajar en la capital. Lo que se haga bien o mal en la ciudad impacta en el electorado mexiquense. Su éxito o fracaso es crucial para las aspiraciones presidenciales de la jefa de Gobierno.
Por su parte, Alejandra del Moral, la candidata de la Alianza por México, enfrenta sus propios problemas. Es la representante de un partido que ha gobernado la entidad mexiquense durante décadas sin que los grandes dilemas logren resolverse.
Sigue enfrentando un alto nivel de violencia y feminicidios, así como de desigualdad y falta de servicios básicos en muchas zonas. Se esfuerza por sacudirse una herencia que no es siempre halagadora, y depende en gran medida de que los partidos que la apoyan puedan revertir lo que hoy las encuestas muestran como una campaña con grandes desafíos.
Lo que hemos visto en los debates han sido muchas críticas, acusaciones cruzadas, promesas de bonos y becas, pero no necesariamente suficientes propuestas para realmente resolver los problemas del estado más poblado del país.
Sin embargo, lo que veremos el día de la elección será una precuela de la elección presidencial de 2024: quién cautiva más a la gente, quién mueve más aparato partidista, quién logra construir una opción más convincente.
México entero tendrá que estar muy pendiente del resultado electoral del Estado de México. Nos dirá mucho de lo que viene para los próximos seis años de nuestro país.
