La enorme deuda de la guerra contra el narcotráfico

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La semana pasada en una corte de Nueva York se declaró culpable de cinco cargos a Genaro García Luna. Culpable de traficar cocaína a Estados Unidos y mentirle a las autoridades desde su puesto como Secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón.

Horas más tarde del veredicto de García Luna, Calderón insistió, en una carta, que él nunca hizo tratos con el crimen organizado, que lo suyo y lo de su antiguo empleado se trató de una lucha contra la delincuencia. 

El texto parece escrito por un ex presidente que sigue empecinado en hacernos creer que lo que inició en su sexenio como la “guerra contra el narcotráfico” tenía el objetivo de disminuir la violencia en el país, y no de alguien que ha sido acusado de darle la instrucción al gobernador de Nayarit de proteger a Joaquín El Chapo Guzmán y al cártel de Sinaloa.

Eso fue como lo declaró el ex fiscal de Nayarit Édgar Veytia, El Diablo, en la corte de Estados Unidos: la supuesta guerra solo se trató de una simulación porque no se luchó contra la delincuencia sino contra los enemigos del Chapo Guzmán.

Incluso en el veredicto del jurado de Brooklyn se señala que Felipe Calderón junto con su ex policía usaron al Estado para fortalecer y hacer crecer al cártel del famoso narcotraficante, a cambio de cuantiosos sobornos. 

Al cierre de su carta, Calderón se justifica diciendo que “la seguridad de los mexicanos no era responsabilidad de una sola persona”. ¿Cómo es que no se hace responsable de su cargo como jefe de las Fuerzas Armadas y de su enorme deuda con miles de personas que fueron víctimas de homicidio, secuestro, extorsión, desplazamiento forzado, entre otras?

¿Cómo es que se sacude fácilmente que a cinco meses de llegar al poder, se vistió de soldado, y se colgó la medalla de luchar contra el narco, cuando se trató de un engaño y de una reorganización del crimen?

Que Felipe Calderón se justifique diciendo que el fallo del juzgado neoyorquino es usado para atacarlo políticamente da pie a dos posibles escenarios. Por un lado, una ignorancia absoluta de lo que pasaba realmente en su gobierno. Y por otro, una complicidad sobre las miles de muertes, los miles de desaparecidos y el terror en el que quedaron sumidos varios estados de México por la falsa batalla contra el crimen. Ciertamente el ex mandatario es culpable por omisión o por desconocimiento. 

El caso de un personaje como García Luna deja importantes lecciones:

1. Esa “guerra” declarada por Calderón no fue otra cosa que reconfigurar los acuerdos, que existen desde hace décadas, entre el Estado y el crimen organizado. Es decir, los protagonistas cambian, pero los pactos de corrupción e impunidad siguen a lo largo del tiempo.

2. La justicia mexicana ha sido incapaz de procesar a García Luna. Lo ideal sería que la fiscalía de Alejandro Gertz Manero hiciera una investigación sobre todos los señalados por corrupción que llevaron a México a una guerra que sigue en curso.

3. La sociedad es la que padece las consecuencias de los malos gobiernos. Es evidente que este país tiene una enorme deuda en materia de seguridad y justicia, que se ve reflejada en la crisis de violaciones a los derechos humanos.

4. Aun cuando la corrupción en el Ejército Mexicano no fue el centro del juicio a García Luna en los Estados Unidos, es alarmante que se presuma su participación entre los cárteles de droga de nuestro país.

Y es que desde la administración de Felipe Calderón, pasando por la de Enrique Peña Nieto y ahora con la de López Obrador no ha habido en México una depuración real de las corporaciones policíacas ni se ha investigado a los altos mandos.

La condena de García Luna no solo salpica a los gobiernos de Fox y Calderón, del Partido Acción Nacional, también a los gobiernos que le siguieron, por no combatir la corrupción y permitir que personajes como el ex secretario y mandos del Ejército, vivieran en plena impunidad.

El 27 de junio de 2023, el juez dictará una sentencia a García Luna, pero lo que debería realmente preocuparnos es lo que se demostró en la corte de Brooklyn, no solo fue la corrupción de un ex servidor público, sino de todo el aparato político mexicano.

Porque el número de años que pase García Luna en prisión no hará pagar a todos los que llevaron a este país a una guerra.

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