La inversión es esencial para el bienestar de los pueblos

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Muchas de las sociedades modernas han construido sus economías basándose en el capitalismo y el libre mercado. Este sistema económico está fundamentado en la explotación de la propiedad privada y el intercambio libre de bienes y servicios y, para que pueda funcionar, requiere de una variable que determina en buena medida el bienestar de las personas que vivimos en estos países: la inversión.

¿Pero qué es la inversión y por qué es vital para que podamos tener una mejor calidad de vida?

Invertir es usar recursos financieros, como el dinero, para producir riqueza en el futuro. Construir fábricas, empresas, edificios; hacer máquinas o crear tecnología con ese capital permite que las sociedades puedan desarrollar productos y servicios que generan bienestar. 

Para ello, empresarios e inversionistas arriesgan el dinero que podrían aprovechar para consumir en el presente sin mayor problema y apuestan por generar riqueza en el futuro. Así, las empresas generan trabajos con los que las personas obtienen recursos que les permiten comprar los bienes y servicios que necesitan para vivir mejor. 

La inversión se divide en pública y privada. Normalmente, la inversión pública se hace en infraestructura para reducir los costos de transporte, producción y logística y en obras públicas como hospitales o escuelas que ayudan a garantizar derechos humanos como la salud o la educación. 

Y como decíamos, la inversión privada se hace en capital como fábricas o edificios, tecnología o capacitación para los trabajadores lo cual, además de generar empleos, hace más eficientes y competitivas a las empresas que pueden, a su vez, invertir en investigación y desarrollo para mejorar la calidad de sus productos.

Si se realizan de manera adecuada y coordinada, las inversiones públicas y privadas pueden crear sinergias que mejoran las condiciones económicas de los países.

Sin embargo, lo que hemos visto en distintos momentos de esta administración, es que el gobierno intenta invertir como si fuera un empresario privado. En lugar de meterle dinero a infraestructura, hospitales o escuelas, lo gasta en empresas públicas como el Banco del Bienestar, Gas Bienestar o invirtiendo en empresas que en lugar de productivas parecen barriles sin fondo como Pemex o la CFE.

Eso ha generado un problema doble: en el futuro cercano no tendremos infraestructura suficiente para el transporte y la logística que requiere la producción, y tenemos empresas estatales ineficientes y llenas de deudas. 

La raíz de este problema está en que el gobierno no genera riqueza, sino que gasta el dinero que recauda de la iniciativa privada.

Además, distintas decisiones del gobierno han atentado contra algo que es crítico para que las personas quieran invertir en un país: la confianza. México, ¿cómo vamos?, un colectivo que busca impulsar el crecimiento económico sostenido a fin de generar más y mejores empleos, explica que la certidumbre jurídica es una condición necesaria para promover la inversión privada en el país, tanto nacional como extranjera. 

Y sin embargo, economistas de México, ¿cómo vamos? observan que el gobierno federal no ha fortalecido la confianza de los inversionistas e incluso ha atentado contra el funcionamiento de los mercados. Se ha afectado en especial al sector energético, a partir de decisiones como la cancelación de la construcción del aeropuerto en Texcoco, las iniciativas y reformas aprobadas a las leyes energéticas o los intentos de volver a cerrar el mercado energético a inversionistas privados.

Por estas razones, hasta que se recuperó durante los dos primeros trimestres de 2021, la inversión privada disminuyó durante 10 trimestres consecutivos desde 2018. E incluso con la recuperación sigue habiendo un nivel de inversión fija bruta (que es la suma de la pública más la privada) de 18% del producto interno bruto, lejos del máximo histórico de 24%. 

En Cuestione estamos convencidos de que la inversión es el motor que México necesita para que su economía vuelva a crecer y se generen más y mejores empleos para las y los mexicanos. Pero también creemos que se necesitan condiciones de seguridad y certeza para que las personas decidan arriesgar sus recursos en nuestra economía en lugar de hacerlo en otros países donde las instituciones garantizan mayor estabilidad.

Es por ello que esta semana estaremos hablando de cuáles son esas condiciones institucionales necesarias para atraer la inversión y cómo se pueden construir de cara a los últimos años de este sexenio y al que viene.

No podemos pretender que las personas vivirán mejor si la economía no crece. Los niveles de pobreza y falta de acceso a los bienes y servicios que garantizan el goce de derechos  humanos se dispararon durante la pandemia. Por ello requerimos, más que nunca, las condiciones que permitan que los empresarios hagan lo que mejor saben hacer: generar trabajos y riqueza, y que el gobierno se dedique a sentar las bases institucionales y la infraestructura para que la economía de este país pueda transitar, finalmente, hacia el bienestar. 

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