La Gran Depresión mexicana

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La Gran Depresión fue una etapa terrible para buena parte de la humanidad. La provocó una crisis financiera, que inició en Estados Unidos con el desplome de la bolsa de valores de Nueva York, el 29 de octubre de 1929. Fue conocido como “martes negro”. Tuvo consecuencias funestas en la vida de millones de personas durante más de una década. 

Muy pronto, lo que empezó como una crisis económica en Estados Unidos contagió a muchos países del mundo y se transformó también en una crisis social: millones perdieron sus trabajos y la pobreza aumentó considerablemente. Los sectores de la economía más afectados fueron la agricultura y la industria pesada.

Esa crisis económica y social se transformó, rápidamente, en una crisis política. Ciudadanos de distintos países de Europa comenzaron a preferir a líderes nacionalistas, que prometían mejorar las condiciones de vida de la población, cerrando las fronteras al comercio e imponiendo medidas proteccionistas, lo cual acabó llevando a la humanidad a la Segunda Guerra Mundial. 

Lo peor es que hoy, con la crisis económica derivada de la COVID-19, podríamos estar entrando en una etapa similar de depresión económica y social. 

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La gran depresión económica 

Tan solo la semana pasada, se confirmó que la economía mexicana tuvo su peor caída desde que se mide su crecimiento. 

El Producto Interno Bruto, ese famoso PIB que refleja el valor de todos los bienes y servicios que se producen en un país –y que se usa para medir la riqueza– se redujo 18.7% en el segundo trimestre de 2020, comparado con el mismo periodo de 2019. Una caída histórica.

Ese 18.7% parece un número frío, pero está teniendo efectos durísimos en la vida de las personas. La tragedia se vuelve dramática cuando le sumamos la falta de apoyos económicos del gobierno para sortear la crisis económica por la que pasan hoy millones de mexicanos.

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Las consecuencias de cerrar la economía están siendo devastadoras: expertos nacionales e internacionales estiman que este año habrá entre 9 y 12 millones de mexicanas y mexicanos que caerán en situación de pobreza. 

Y el problema se agrava porque el gobierno no tiene una estrategia bien definida para reactivar la economía. Lo que ha dicho el presidente López Obrador es que seguirá con el mismo plan, repartiendo dinero de manera directa a través de programas sociales a más hogares, algo que ya tenía planeado desde antes de la crisis de la COVID-19.  

El presidente también anunció que el gobierno federal otorgará poco más de un millón de créditos por 25,000 pesos a pequeñas empresas y negocios, un número que comparado con los millones de personas en pobreza, resulta claramente insuficiente.

La debacle económica también se puede observar en el número de empleos que se han perdido. El Instituto Mexicano del Seguro Social ha informado que en el primer semestre de 2020, casi un millón de personas han dejado de tener un empleo formal. Y a ese número habría que sumar a las casi 12 millones de personas que laboraban en el mercado informal y que también dejaron de tener ingresos.

La gran depresión social

La crisis también es social. Hay un extenso dolor generado por las más de 60,000 personas muertas por la COVID-19, que han dejado a miles de familias sin una madre, un hermano, una abuela, un hijo o un amigo o amiga. 

A ese duelo de miles de personas se suman los terribles impactos psicológicos que estamos sufriendo por el encierro. 

La revista Scientific American, siguiendo al psicólogo belga Elke Van Hoof, lo llama “el experimento psicológico más grande de la historia”. Y es que las personas, según la prestigiosa revista estadounidense, “han sufrido múltiples golpes: la amenaza de enfermarse, la soledad del encierro, la pérdida de seres queridos, las repercusiones de perder el trabajo y la incertidumbre de no saber cuándo acabará la pandemia”.

Las niñas y los niños son particularmente vulnerables y han tenido una serie de impactos en sus vidas: el primero tiene que ver con las consecuencias de no poder acudir a la escuela. 

Por más esfuerzos que estén haciendo las escuelas públicas y privadas, para los alumnos no es lo mismo atender un salón de clases que está diseñado para que las personas aprendan, que hacerlo desde una pantalla de televisión o desde una computadora. 

Otro problema que están teniendo los niños es la falta de socialización. Al no acudir a la escuela, no están interactuando con otros niños, algo que afecta sus capacidades de relacionarse con otras personas. 

Y a diferencia de las consecuencias económicas, cuyos efectos son inmediatos y los vemos y sentimos a nuestro alrededor, los efectos psicológicos y sociales se irán manifestando poco a poco: pasarán meses e incluso años para que veamos, con toda claridad, lo que les pasó a los niños que no fueron a la escuela y a los adultos que estuvimos encerrados.

Lo peor es que todavía no se ve, al menos en el futuro próximo, una salida de este atolladero. La falta de un plan de recuperación económica se agrava porque tampoco hay una estrategia clara para frenar la pandemia: no se hacen más pruebas para detectar a quienes están contagiados, no se promueve el uso masivo de tapabocas y tampoco se le da seguimiento a las personas que se contagiaron.

Y lo que sí se ve en el corto plazo es que se acerca el invierno y vendrán los meses más fríos, en los que regresará la influenza que sigue atacando a miles de personas cada año. Pero antes, tendremos una temporada de fiestas que muy probablemente será recordada como una de las más tristes en muchos años: veremos un grito desangelado, un día de muertos muy triste y unas fiestas navideñas de luto.

Se anticipa un final de año muy triste para el país. Una etapa que, si no reaccionamos, se parecerá a la época de la depresión que impactó a toda una generación y ocasionó una gran guerra. 

Durante la Gran Depresión del siglo pasado, las personas llegaron a situaciones límite para poder llevar comida a sus familias. Hoy, con las grandes dificultades económicas y sociales que se están viviendo en México, en donde cada vez hay más personas que no tienen dinero para poder adquirir una canasta básica, ¿qué acciones tomará la gente en México? 

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