La moral del gobierno de López Obrador entorpece el bienestar de las mujeres

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Por: Carolina, Marisol, Shelma, Tania y Verónica.

Esta editorial fue redactada hace días, porque las mujeres que somos parte de la construcción diaria de Cuestione nos sumamos al paro nacional de este 9 de marzo. 

Nuestros lugares de trabajo están vacíos hoy, porque creemos firmemente que nuestras voces no han sido escuchadas, que la sociedad y el gobierno tienen muchos pendientes con nosotras y, lo más importante, nos negamos a seguir siendo invisibles.

Invisibles como tantos otros temas que han incomodado a éste y otros gobiernos. Invisibles como las palabras que el presidente no se atreve a pronunciar. Invisibles como ha dejado el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a muchas de las necesidades y libertades fundamentales de las personas, por tratar de imponer una visión moral del Estado.

Pues a esa visión, las mujeres de Cuestione le decimos que no. No es por ahí. Imponer valores e inmiscuirse en los derechos individuales de las personas no resuelve la violencia ni nos hace automáticamente mejores personas. En realidad, entorpece el bienestar y termina por limitar las libertades de cada individuo.

Creemos que hay temas en la agenda pública del país que impactan a la población en general -como el derecho al bien morir, el derecho al aborto, el derecho a la identidad sexual– y que son evitados usando de pretexto una retórica purificadora que es, más bien, moralina.

“Para alcanzar la felicidad se requiere el bienestar material y el bienestar del alma”, dice López Obrador sobre la famosa Cartilla Moral impulsada por su gobierno. Este es un documento con el que se valida la intromisión del Estado en las libertades de la ciudadanía, con el pretexto del bien común. Es la aspiración de imponer una visión del mundo.

Con eso, también se evaden las responsabilidades que tiene el Estado de proveer las garantías necesarias para alcanzar el bienestar. Una cartilla moral que, por cierto, no menciona en sus más de 20 páginas, ni una sola vez, una palabra que hoy queremos que se escuche: mujer.

Seamos claras: en este gobierno, del aborto poco se habla y mucho menos se apoya. Las mujeres deberíamos tener derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, sin embargo, solo en la Ciudad de México y Oaxaca es legal abortar por decisión propia antes de las 12 semanas de embarazo.

El problema de que abortar sea un delito en casi todo el territorio mexicano pone en peligro la vida de las mujeres que recurren a métodos clandestinos, lo que abona a la cuarta causa de muerte materna en México, según el informe Justicia Reproductiva, elaborado por GIRE.

Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación dijo, desde julio del 2018, que promovería su despenalización. A casi dos años de esta promesa no existe en la agenda pública ni una sola línea redactada desde el gobierno que tenga la intención de salvar a las miles de mujeres afectadas por el hecho de que el aborto sea un delito. 

Otro derecho que solo se respeta en algunos estados es el que permite manifestarle de forma libre, consciente y formal a un notario público la decisión de cada persona sobre cómo quiere ser tratada médicamente ante enfermedades terminales o accidentes. 

Durante su campaña, López Obrador prometió que impulsaría que todos los estados del país respetaran la ley que permite que cada persona decida sobre su cuerpo, vida y bienes al momento de morir. Pero la promesa quedó en eso.

Otro tema que tiene que ver con nuestras libertades y es evadido por este gobierno es el de la marihuana para uso medicinal. Madres y padres de familia han pedido al gobierno que se despenalice su uso para tener otra opción con la que tratar las enfermedades de sus hijas e hijos.

No hay que olvidar que cuidar de una persona enferma recae mayoritariamente en las mujeres. De acuerdo con el INEGI, ellas invierten 79% más tiempo que los hombres en cuidados especiales, por lo que no sorprende que sean ellas quienes piden cultivar la marihuana sin tener miedo de las consecuencias legales para asegurarle a sus hijos el derecho a la salud.

El hecho de que López Obrador quiera intervenir en decisiones que le competen a cada individuo, y en muchas ocasiones solo a las mujeres, pone en riesgo la libertad que deberíamos tener todas y todos para decidir sobre nuestra vida.

Como mujeres tenemos el derecho a salir a trabajar y dejar en un lugar seguro a nuestras hijas e hijos y su gobierno nos quitó esa posibilidad… madres de familia y educadoras salieron a las calles, gritaron sus demandas, acudieron al Congreso, pero sus voces no quisieron ser escuchadas.

En Cuestione coincidimos en algo con el Presidente: urge aumentar el bienestar social, pero para ello, también debe asegurarse que nos sintamos seguras en las calles, frenar la violencia de género, garantizar el acceso a la salud, a la estabilidad económica y a políticas públicas eficientes que nos permitan vivir dignamente.

Por eso, esta semana estaremos hablando de por qué es peligroso que un gobierno busque imponer su visión moral sobre la vida privada de las personas, qué tan graves son las consecuencias y qué tanto pueden empeorar en el futuro. Y por supuesto, expondremos en qué medida afecta a las mujeres ese tipo de limitaciones.

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