Tres años de gobierno: lo bueno, lo malo y los pendientes

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Con un magno evento en el Zócalo de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró sus primeros tres años de gobierno. Llega a este punto de su mandato con una alta aprobación popular y siendo el presidente más poderoso tras la transición democrática.

Desde la época dorada del priismo, ningún jefe de Estado había tenido tan amplia mayoría en el Congreso ni tanto margen de acción para tomar decisiones unilaterales, lo que le ha permitido actuar con enorme libertad en el poder.
Así, es un buen momento para hacer un balance de cómo ha cambiado México y hasta qué punto se ha cumplido con la promesa transformadora que lo llevó abrumadoramente a Palacio Nacional en 2018.

Sin duda, hay cosas que se le deben reconocer al presidente. Uno de sus grandes aciertos ha sido empujar para lograr un aumento significativo en el salario mínimo, que ha beneficiado a millones de trabajadores formales. Es una medida que tiene un impacto inmediato en las economías familiares.

En ese mismo sentido, y a pesar de los grandes temores que había en muchos sectores sobre su manejo económico, ha sido más cauteloso de lo que se esperaba. Si bien hay decisiones que han alejado a inversores internacionales, el peso se ha mantenido relativamente estable. 

La crisis económica por la COVID-19 impactó a todo el mundo, pero nuestra economía ya empieza a dar visos de alguna recuperación. Falta ver qué sucede en los próximos años, pero aún así es una buena noticia.

La conclusión de las negociaciones con Estados Unidos y Canadá por el T-MEC también fue acertada, y en gran medida se están cumpliendo los acuerdos. Es un tratado que, bien manejado, podrá dar muchas oportunidades a empresas y mano de obra mexicana.

Están también las pensiones para los adultos mayores que han aliviado a las personas de la tercera edad y a sus familias. Y si bien hay dudas de su sostenibilidad a largo plazo, hoy le resuelve la vida a mucha gente.

Se debe reconocer también que se logró obtener un gran número de vacunas contra el Coronavirus, y aunque hubo manejos erráticos, hoy en México se están aplicando masivamente.

Pero está también lo malo. En primer lugar, la enorme crisis de inseguridad que no cesa. Los homicidios se mantienen en niveles históricos y los enfrentamientos entre criminales aún suceden, así como las violaciones a los Derechos Humanos. La estrategia de “abrazos y no balazos” ha fracasado luego de tres años de gobierno.

También debe preocuparnos mucho la militarización que hay en el país. Aunque el presidente lo niegue, hoy las fuerzas armadas tienen más poder, influencia, responsabilidades y recursos que nunca. 

La crisis por el desabasto de medicamentos es otro gran error. Uno, por cierto, que no se puede achacar a nadie más que a esta administración. Fracturar el sistema de compras sin tener con qué reemplazarlo ha puesto en peligro a miles de personas, incluyendo niñas y niños.

El trato hacia las mujeres y hacia el feminismo es una de las grandes decepciones de este gobierno. El que prometía ser progresista y hasta feminista, ha sido un gobierno misógino y obtuso ante las demandas de atender las muchas violencias que sufrimos.

Y no podemos olvidar el aumento de la pobreza. Se puede decir que es culpa de la pandemia, pero la verdad es que ni los programas sociales, ni la estrategia de “bienestar” han cumplido su objetivo. Hoy, la clase media es más pequeña y hay más gente empobrecida.

Quedan, además, varios pendientes importantes. 

La gran promesa de erradicar la corrupción y la impunidad aún no se materializa. Esto, vinculado con la gran resistencia del Ejecutivo a la transparencia ha dado espacio para que la corrupción que se dijo que se acabaría, persista.

Falta también que se concrete la promesa de acabar con la impunidad a través de una justicia independiente. Hasta ahora hay algunos casos emblemáticos como Rosario Robles o Emilo Lozoya, pero está claro que la Fiscalía no es independiente ni está realmente combatiendo la impunidad.

Otra deuda que queda es con el medio ambiente. Las políticas públicas aplicadas o propuestas hasta el momento no están realmente protegiendo nuestra ecología, por mucho que se diga lo contrario. Es algo que deben priorizar.

Finalmente, está la polarización social. Falta que desde el gobierno y el partido en el poder se tiendan puentes para reconciliar a la sociedad, abrir el diálogo y construir caminos de apertura.

Así como estos temas, hay muchos más que abordar, analizar y entender cuando ya faltan dos años y 10 meses de gobierno. 

Es por esto que en Cuestione analizaremos esta semana los logros, desafíos, errores y pendientes que le quedan, junto con sus posibilidades de ser atendidos.

Porque en este México de hoy, de buenos y malos, de aliados y rivales, es más importante que nunca que comprendamos bien qué es lo que está sucediendo y qué caminos hay para nuestra sociedad.

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