El caso Andrew Tate, la punta del iceberg de la misoginia en redes sociales

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La misma libertad que tenemos para expresarnos en redes sociales permite que ciertos personajes puedan utilizar las plataformas digitales para difundir discursos de odio, discriminación, racismo y misoginia -entre otros- que tienen repercusiones reales en sus audiencias, sobre todo si se trata de seguidores jóvenes, impresionables o simplemente radicales, nos explicó la socióloga y académica de la UNAM, Elvira Cedillo. 

Este es el caso del influencer, ex luchador de kickboxing y creador de contenido de redes sociales, Andrew Tate, quien se hizo famoso por publicar contenidos machistas que enaltecen la masculinidad y quien fue detenido el 29 de diciembre de 2022 bajo acusaciones de trata de personas y violación. 

Tate, su hermano Tristan y dos sospechosos más fueron arrestados en Bucarest, Rumania y permanecerán detenidos durante 30 días luego de que los fiscales en ese país encontraran a seis mujeres que habían sido explotadas sexualmente por los sospechosos.

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La Dirección de Investigación de la Delincuencia Organizada y el Terrorismo (Diicot) de Rumania emitió un comunicado en el que no nombran a Tate ni los otros tres sospechosos, pero advirtió que dos ciudadanos británicos y dos ciudadanos rumanos eran investigados por formar parte de un grupo criminal centrado en la trata de personas.

Tate ingresó al reality británico Gran Hermano en 2016, pero fue expulsado a causa de un video que se hizo viral en el que parecía estar golpeando a una mujer con un cinturón. El influencer se defendió acusando que el video era falso, pero después fue censurado de Twitter por publicar que las mujeres deberían “asumir la responsabilidad” por ser agredidas sexualmente.

También fue expulsado de otras redes sociales como YouTube, Facebook, Instagram y TikTok, pero recientemente -y bajo la nueva administración del multimillonario empresario Elon Musk– le fue devuelta la cuenta de Twitter donde Tate aprovechó para enfrentarse con la activista ambiental de 19 años, Greta Thunberg.

En un desplante de soberbia y cinismo, Tate tuiteó a Thunberg para pedirle su dirección de correo electrónico y así poder enviarle la lista de sus 33 automóviles de lujo y las emisiones que emite cada uno. 

La ambientalista contestó con gracia a la provocación en Twitter. Más tarde, Tate contraatacó con un video en el que se dirige a Greta Thumberg y específicamente habla sobre haber pedido unas pizzas cuya caja no es reciclable. 

La detención de Tate se hizo pocas horas luego de la publicación de ese video, por lo que los usuarios de redes sociales especulan que las cajas de pizza que fueron ordenadas de una pizzería local en Rumania fueron la pista por la que las autoridades dieron con Andrew Tate, cosa que no ha sido confirmado por ninguna instancia oficial.

La hipermasculinidad como rechazo a los movimientos feministas

Cuando empiezan los movimientos feministas, hay un cuestionamiento al papel de nosotras como mujer objeto, “mujer florero”, nos explicó la socióloga Elvira Cedillo y esto hace que la confrontación al cambio de pensamiento se vuelque en un discurso cada vez más violento contra las mujeres y otras minorías, como la comunidad LGBTTIQ+.

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“Está afectando a esa imagen de hombre proveedor, que abre la puerta, que sería el estereotipo de hombre del siglo XIX que es retomada por estos llamados coaches (entrenadores) que enaltecen algunas características desde esa masculinidad tradicional, que es un poco añeja porque no corresponde a la realidad actual”, nos dijo Cedillo.

La especialista nos dijo que esto es relevante para la sociología porque justamente estos “coaches de esta masculinidad bizarra, de esta masculinidad añeja, surgen cuando se están cuestionando todas estas masculinidades”. 

Además, las redes sociales permiten reproducir las exigencias estéticas que la sociedad hace sobre el cuerpo de las mujeres y el establecimiento de estereotipos inalcanzables -como los cuerpos de las buchonas, de las barbies o la extrema delgadez que rigieron el ideal de los cuerpos normativos en diferentes épocas- lo que implica ejercer un montón de violencia sobre los cuerpos de las mujeres y seguir poniéndolos en el papel de objeto.

“Somos una sociedad que está reproduciendo estereotipos de mujeres como objeto, lo que genera que ese mensaje se transforme en violencia física, sexual, trata de personas, prostitución e incluso feminicidios perpetrados también por el narcotráfico y la delincuencia organizada”, resaltó la experta.

Además, Juan Manuel Aguilar, experto en temas de ciberseguridad nos explicó que tiene que haber un equilibrio para entender las redes sociales como vehículos para la promoción de la libertad de expresión que también funcionan para difundir discursos de odio o desinformación, que corresponden a diferentes intereses.

“Ya estamos viendo un modelo de red social que tuvo su ápice con Facebook y Twitter en el momento espectacular de la libertad de expresión durante la llamada Primavera Árabe, un estallido de protestas en Oriente Medio y el Norte de África en la que las y los jóvenes utilizaron las redes sociales para la discusión, el debate público, para las protestas y manifestaciones en contra de dictadores”, nos dijo Aguilar.

La misma situación ocurre actualmente con las protestas que se generaron en Irán, luego de la muerte en custodia de la llamada “policía de la moral” de Masha Amini, como te contamos en esta nota, en las que las redes sociales han servido como un medio de denuncia y apoyo internacional.

Pero no siempre funcionan así. Juan Manuel Aguilar destacó que las y los usuarios radicalizados, polarizados, encuentran las maneras de atraer y comunicarse con simpatizantes de su discurso, logrando evadir los candados y la censura que las propias redes sociales intentar establecer para limitar la difusión de contenidos de odio, que promuevan la violencia y la discriminación.

Estos grupos utilizan emojis y palabras clave para librar la censura, incluso otras redes sociales como el servicio de mensajería encriptado Telegram, donde se preserva en mayor medida el anonimato de los integrantes. En este tipo de grupos además existen temáticas ilegales graves como tráfico de armas, pornografía y trata de personas para diferentes tipo de explotación, advirtió el experto.

La complejidad de regular la libertad de expresión y al mismo tiempo proteger a las audiencias de contenidos violentos contra las mujeres retoma importancia en países como el nuestro donde más de 10 mujeres son asesinadas al día

Como ciudadanía y consumidores de redes sociales tendremos que seguir siendo más críticos, empáticos y atentos a los mensajes a los que estamos expuestos.

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