Así fue la “Antigrita” que las mujeres hicieron desde la CNDH

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“La patria no nos representa, queremos una matria que nos acompañe y nos abrace; una matria feminista”, fue una de las frases del discurso con el que inició la Antigrita, en el centro de la Ciudad de México. Un acto en contra del grito de Independencia presidencial del 15 de septiembre.

En el marco de la Independencia de nuestro país, madres de las víctimas de feminicidio, de desaparición y de violencia física, económica y/o sexual se reunieron en las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ahora llamada por quienes la habitan “Casa del Refugio Ni Una Menos”.

Alrededor de 300 mujeres llegaron a la calle República de Cuba, en el centro de la capital, vestidas de negro, morado y algunas con pañuelos verdes, en apoyo al aborto legal. Presenciaron el llanto, los gritos de impotencia, de rabia y hartazgo de las mujeres que no han recibido respuesta a sus demandas: justicia y/o que su familiar regrese con vida.

En las paredes de la CNDH y en mamparas a los costados habían varias fotografías con nombres de víctimas de desaparición, consignas, que aunque podrían parecer muchas, no alcanzaban a mostrar la realidad, de las más de 11,600 personas desaparecidas registradas tan solo entre diciembre de 2018 y el 1 de septiembre de 2020.

Las ocupantes

“En seis años ni el estado de Guerrero, ni la federación me han dado respuestas de mi hijo. Esa indignación, esta rabia, ese coraje me ha traído a unirme a este frente nacional Ni Una Menos”, dijo Guadalupe Rodríguez, madre de Josué Molina Rodríguez, desde el balcón central de la CNDH.

Guadalupe Rodríguez representó a padres y familiares de desaparecidos, secuestrados y asesinados en Guerrero y el resto del país. Así como ella, al menos 10 mujeres más tomaron el micrófono para exigir justicia por su hija, hijo, hermana, prima, padre o esposo.

Algunas vinieron desde la sierra de Chihuahua porque “esta lucha no es por mi, culeras, no es por ustedes, es por todas y con todas”, afirmó Yesenia Zamudio, representante del grupo Ni Una Menos, en una de sus intervenciones.

Las familiares de desaparecidos y desaparecidas dejaron muy claro que no tenían nada que festejar ni hoy 15 de septiembre, ni el día de las madres, ni nunca, no hasta que sus familiares regresen con vida.

Una joven pidió justicia para su padre: “busco a mi papá, José Vásquez y pido justicia, justicia que no se ha logrado en siete años. Tengo cuatro hermanos menores de edad y mi madre se ha tenido que chingar, ella trabaja y ha tenido que sacar adelante a mi y a mis hermanos”.

“¡No estás sola! ¡No estás sola!”, respondieron las asistentes en apoyo a la joven y a cada una de las mujeres que compartían su testimonio afuera de la CNDH.

“No quiero ser una estadística más”

“Los celos no son normales. Que les chequen sus tiempos, no es normal. La violencia va aumentando día a día. No lo vean normal, ante cualquier violencia mínima, ¡aléjense!”, pidió Karla García Tello, víctima de violencia familiar, a las jóvenes.

En 2018 fue la primera vez que Karla denunció a su ex pareja. “Ya me intentó estrangular, ya me intentó atropellar, ya me mordió, ya hubo agresores hacia mi hijo”, dijo en entrevista con Cuestione.

Ya son cinco denuncias por violencia familiar y ha solicitado medidas precautorias por riesgo feminicida. “En 2019 lo encerraron, pero salió libre. No se ha hecho un seguimiento correcto del caso, hay irregularidades; desaparecieron la carpeta de investigación donde estaba su traslado al reclusorio“, afirmó Karla.

No es un caso aislado

En los primeros siete meses de 2020 se registró la tasa más alta de denuncias por violencia familiar, desde 2015. Entre enero y julio se abrieron casi 124 mil carpetas de investigación por ese delito, en el que la mayoría de las víctimas son mujeres.

Karla nos dijo que el papá de su hijo la sigue violentando. “Una vez me entregó a mi hijo con 40 grados de temperatura y con el pañal pegado con diurex en su pancita y al Juzgado 21 no le ha importado nada de eso”. Y añadió: “que (las autoridades) no hagan nada, pone en riesgo mi vida y la de mi hijo”.

La madre de 35 años acusó al Juzgado 21 de la Ciudad de México porque “lo único que hizo fue sancionarme por no entregarle a mi hijo a una persona violenta. Ya no lo he entregado. Han seguido multándome y tengo miedo de que reviertan la guardia y custodia de mi hijo, por eso estoy anunciando la violencia que sufro, porque no quiero ser una estadística más”.

Impunidad, el común denominador

El caso de Karla y de las mujeres que se pronunciaron ante la falta de justicia es solo una muestra de la impunidad que se vive en México. Vivimos en un país donde menos del 1% de las denuncias terminan en un juicio.

Karla agregó que en el juzgado 21 hay favoritismos hacia su ex pareja y que incluso demandó a la secretaria de Acuerdos, pues “debería ser imparcial y no está siendo así”. Además “tuve que pagar mi peritaje para demostrar el daño psicológico que teníamos mi hijo y yo”. 

Quiero despertar un día y ya no sentir esa angustia. Salir con mi hijo sin el peligro de que algo nos vaya a pasar o de qué me lo quieran quitar; quiero disfrutar de la vida”, deseó Karla con la voz entrecortada.

Mientras tanto, Karla debe alternar sus tiempos entre su trabajo, su hijo y su lucha por denunciar su caso públicamente, siempre con el miedo de que algo le pase durante sus traslados.

Respondiendo desde el arte  

Ante las injusticias de las autoridades “nosotras hemos respondido desde el arte, desde el amor y ese amor fue el que nos hizo tomar este espacio (la CNDH)”, fue parte del pronunciamiento de las ocupantes. Así lo hicieron notar:

Entre una acera y otra, mujeres sintieron una vibra segura con la presencia de artistas como Astrid Ashar y Vivir Quintana, rieron con La Palina y bailaron al son de Karina Espinoza y Masta Quba y Marieb.

Todo para aliviar un poco el alma, sin dejar de lado que los gritos, bailes y brincos fueron en honor a las más de 2,200 mujeres que han sido asesinadas, tan sólo en los primeros siete meses de 2020.

“Para todas las madres, todas las víctimas, no es un grito de alegría, es un grito de desesperación”, fue una de las frases que retumbaron desde el balcón donde colgaba una bandera de México con las palabras México feminicida, Bloque negro y A.C.A.B. (All the cops are bastards, que significa: todos los policías son bastardos).

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