Corresponsal en Nueva York
En los barrios afroamericanos de Crown Heights y Bedford-Stuyvesant, en Brooklyn, los pendones y banderas de “Black Lives Matter” vuelven a aparecer en las ventanas y en comercios. No han pasado ni tres años del asesinato de George Floyd a manos de la policía en Minesota y una nueva muerte con tintes racistas divide a la población de Nueva York, una ciudad que se ufana de ser progresista.
El presunto homicidio de Jordan Neely, un joven afroamericano indigente, con depresión y problemas de salud mental, ha disparado protestas y ha puesto sobre la mesa el debate sobre el racismo sistemático en el sistema de justicia, las enfermedades mentales y la seguridad pública.
El incidente ocurrió el pasado 1 de mayo en el Metro de Nueva York. En la estación Broadway-Lafayette, del Tren F, en pleno Manhattan. Ahí, un ex marine de 24 años de edad identificado como Daniel Penny sometió y estranguló hasta la muerte a Neely, de 30 años. El motivo de la agresión fue porque Jordan estaba gritando en el Metro.

En un video publicado por el periodista independiente Juan Alberto Vazquez en la página de Facebook “Luces de Nueva York”, se ven los últimos minutos de vida de Neely, quien muere luego que Penny con ayuda de dos sujetos lo ahogara con una llave de jiu jitsu. Penny, un hombre anglosajón, fue liberado.
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De acuerdo con testigos, Neely se comportaba de forma errática y hostil, gritando a los pasajeros que viajaban en el Tren F, pero sin agredirlos físicamente.
“No tengo comida, no tengo qué beber, estoy harto. No me importa ir a prisión. Estoy listo para morir”, decía Neely en el vagón del tren. Esas fueron sus últimas palabras, pues al aproximarse a Penny, éste se levantó, forcejeó con el joven afroamericano y lo asfixió.
Policía ignoró llamados de auxilio… y dejó ir a presunto homicida
Ahora se sabe que antes de la muerte de Jordan Neely, la Policía de Nueva York recibió cinco llamadas al 911 reportando el comportamiento del joven, pero no respondió a ninguna.
Fue hasta las 14:27 horas que los uniformados atendieron el reporte de una riña en el Metro. Al llegar, Jordan Neely ya estaba inconsciente. Las autoridades lo trasladaron al hospital Lenox Health, en Greenwich Village, donde fue declarado clínicamente muerto.
Tras la muerte de Neely la policía detuvo momentáneamente a Penny, lo interrogó y lo liberó sin ningún cargo. Casi dos semanas después llegó la imputación del ex marine. Este 12 de mayo se entregó a la policía tras ser acusado de homicidio involuntario.
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El fin de semana pasado, la firma de abogados Raiser y Kenniff, que representa a Daniel Penny, publicó un comunicado en el que argumentó las “razones” del ex militar para enfrentar a Neely.
“Cuando Neely comenzó a amenazar agresivamente a Daniel Penny y a otros pasajeros, Daniel, con la ayuda de otros, actuó para protegerlos hasta que llegó apoyo. Daniel no tenía la intención de lastimar a Neely y no pudo haber previsto su muerte”, señala el documento.

La declaración no fue bien recibida por la familia de Neely, que consideró que Penny no mostraba ningún arrepentimiento.
“Se sintió con derecho a matarlo. El comunicado de Daniel Penny no es una disculpa ni una expresión de arrepentimiento. Sus acciones en el Metro y sus palabras demuestran por qué este hombre tiene que estar en prisión”, respondieron.
Nueva York, dividida por hechos que llevaron a la muerte a Neely
Al respecto, el reverendo Al Sharpton, un prestigiado activista por los derechos civiles de los afroamericanos, consideró que Penny tendría que ser imputado por el crimen. En declaraciones hechas en el National Action Network’s Saturday Rally, informó que expresó su opinión a la Fiscalía de Manhattan.
De acuerdo con Sharpton, si Penny no recibe ningún castigo sentará un precedente negativo para acciones de vengadores anónimos y vigilantes. “El sólo hecho es una amenaza para todos nosotros”, dijo.
La diputada Alexandria Ocasio-Cortez calificó el incidente como un homicidio.
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Para neoyorquinos entrevistados por Cuestione la muerte de Jordan Neely en el Metro es un acto de violencia criminal que debe ser castigado y representa la incapacidad de la administración pública para hacerse cargo de personas con enfermedades mentales.
Stephany Blair, quien usa el Metro a diario, nos dijo que la reacción de Penny no es justificable, pues es común que personas en la indigencia y con problemas mentales incluso vivan en estaciones del Metro.

“Si alguien te grita, lo ignoras. Y si continúa, pues te cambias de vagón”, nos dijo.
Sin embargo, para Brandon Goldstein, otro pasajero que entrevistamos en la estación Broadway-Lafayette, la muerte de Neely es consecuencia de la falta de vigilancia y seguridad en el Metro. Según Goldstein, la inseguridad en Nueva York es rampante, lo que obliga a quienes usan ese sistema de transporte a estar a la defensiva para no sufrir actos de violencia a manos de criminales o personas con problemas de salud mental.

“Una vez estaba ya noche en el Metro y un indigente defecó delante de mí y me arrojó sus heces. Fue desagradable y me dio miedo. No supe cómo reaccionar, pero deseé haberlo golpeado”, nos dijo.
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En el mismo sentido, Maya Brown nos dijo que ella lleva una lata de gas pimienta en su bolsa, pues considera que el Metro es un lugar inseguro.
“No son sólo las personas sin hogar, también son los acosadores, los tipos que se sienten con derecho a agredirte”, nos relató.
En tanto, Felicity Alexander, una estudiante universitaria, nos comentó que ella evita verse involucrada en enfrentamientos en el Metro y simplemente los ignora. “Es muy simple. Si vives en NY sabes que eso ocurre todo el tiempo y que lo mejor que puedes hacer es ignorarlo y cambiarte de tren”.
Un homicidio similar al que inspiró a The Joker
El caso, de acuerdo con el columnista Philip Bump, de The Washington Post, recuerda un crimen cometido en el Metro de Nueva York en los años ochenta, y que sirvió de inspiración para la escena de la película The Joker, en la que Arthur Fleck mató a sus agresores a balazos.
Tres días antes de la Navidad de 1984, Bernhard Goetz , un hombre blanco, hijo de inmigrantes alemanes, viajaba en el Metro cuando cuatro adolescentes afroamericanos aparentemente lo intimidaron. Goetz pensó que como los jóvenes llevaban desarmadores lo iban a asaltar, por lo que los baleó. Luego se supo que los desarmadores eran para robarse fichas para jugar máquinas de video.
Después de balear a los adolescentes, Goetz escapó. La población se dividió entre quienes apoyaron las acciones de Goetz y quienes las condenaron. El agresor finalmente se entregó, y aunque fue acusado de intento de homicidio, nada más se le imputó el crimen de portación ilegal de arma, por lo que sólo estuvo ocho meses en prisión mientras uno de los jóvenes baleados terminó paralítico y con daño cerebral.
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“El paralelismo entre ambos incidentes es imperfecto, obvio. En cada uno de los casos, un pasajero del Metro reaccionó a lo que percibió como una amenaza. En cada caso el incidente se convirtió en un asunto más amplio sobre la seguridad pública particularmente en el Metro. En cada caso hay un elemento racial. Tanto el pasajero que sometió a Neely como Goetz eran blancos. Los agredidos fueron afroamericanos”, escribió el columnista.

La agresión que le provocó la muerte a Jordan Neely ocurre justo cuando el alcalde de Nueva York, Eric Adams, presentó datos sobre la disminución del crimen en el Metro.
De acuerdo con la oficina del alcalde, los delitos graves cometidos en el Metro cayeron un 16% entre el 25 de octubre de 2022 y enero de 2023 en comparación con el mismo periodo anterior.
Como parte de su política de seguridad, tras un tiroteo registrado en abril de 2022 en el Metro del barrio mayoritariamente mexicano de Sunset Park, Adams desplegó más policías en el subterráneo. En esa ocasión un afroamericano identificado como Frank Robert James lesionó a 29 personas con su arma.
Ese año se reportaron 10 asesinatos en el Metro de Nueva York.
Mientras tanto, en Eastern Parkway, en Brooklyn, a dos calles de donde en 1991 Yosef Lifsch, un hombre blanco que ignoró un semáforo en rojo y atropelló y mató a un niño guyanés de 7 años -y desató disturbios raciales- una cartulina cuelga de una ventana de una casa.
La cartulina dice: mientras no haya justicia, no habrá descanso.