Las hermanas Mirabal, luchadoras dominicanas que recordamos el día contra la violencia a las mujeres

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Minerva, Patria y María Teresa Mirabal son los nombres de las tres mujeres por las que conmemoramos el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer proclamado así en 1999 por la Asamblea General de la ONU. 

Las tres activistas dominicanas fueron brutalmente asesinadas en 1960 por la policía secreta de quien fuera entonces dictador de aquel país, Rafael Leónidas Trujillo. 

Una cuarta hermana, Bélgica Adela Dedé Mirabal, quien murió en 2014, tenía un papel menos activo en la disidencia y logró salvarse.

Este trágico evento también fue la gota que derramó el vaso para que la resistencia al gobierno dictatorial de Trujillo en República Dominicana se terminara de organizar y acabara con el régimen de El Chivo -como le decían a Trujillo- que se extendió por 31 años, hasta 1961, cuando fue asesinado.

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Rafael Trujillo fue producto de la intervención estadounidense en la República Dominicana en 1916. Era comandante de la Guardia Nacional creada por Estados Unidos para cuidar sus intereses en la isla. En 1930, Trujillo dio un golpe de Estado y se proclamó presidente del país caribeño, estableciendo una de las dictaduras más sangrientas de Latinoamérica.

Con el control del Ejército y la policía, El Chivo hizo grandes negocios que enriquecieron principalmente a sus allegados bajo prácticas corruptas, creando monopolios como el del tabaco y ejerciendo una represión desmedida en contra de sus opositores o quien se atreviera a cuestionar sus decisiones radicales y egocéntricas, como bautizar durante su mandato la capital del país como Ciudad Trujillo (originalmente Santo Domingo).

Su sed de poder fue tal, que se encargó de inmortalizarse con enormes obras públicas y lanzó a su Ejército a operaciones de intervención en otros países del Caribe hasta que Estados Unidos le retiró el apoyo, por temor a que fuera a provocar una guerra en el Caribe que se les saliera de las manos, y entonces, por medio de agentes de la CIA, ayudó a planear la muerte del dictador.

El rechazo de Minerva Mirabal las puso en la mira de El Chivo

La historia dice que todo empezó por un desaire que le hizo Minerva Mirabal a Rafael Trujillo en 1949 luego de que fuera con sus padres a una fiesta organizada en celebración del dictador. Incluso, basado en este evento el escritor peruano Mario Vargas Llosa escribió un libro llamado La fiesta del Chivo.

A sus 23 años, Minerva estaba recién graduada de bachiller en Letras y Filosofía. Los cortejos del dictador no fueron de su agrado y Minerva le rechazó en varias ocasiones, lo que lo enfureció y fue así como inició una lucha contra los Mirabal ya que, valiéndose de su poder, Trujillo encarceló varias veces al padre de Minerva e hizo lo posible por acabar con el dinero de la familia.

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Minerva, quien también fue abogada, se casó con un luchador antitrujillista en 1955, Manolo Tavárez Justo y organizaron el Movimiento Revolucionario 14 de junio. Apodadas como las Mariposas, Minerva y sus hermanas iniciaron un trabajo clandestino en contra del régimen de Trujillo. 

Minerva también es conocida por ser una de las primeras mujeres en obtener el título de Doctora en Derecho durante la dictadura, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en 1957. María Teresa era matemática y Patria era mecanógrafa. También se casaron con hombres que luchaban contra la dictadura.

La muerte de las Mariposas y el ajusticiamiento

En 1960 un infiltrado que pertenecía al Servicio de Inteligencia Militar denunció el movimiento contra Trujillo, encabezado por las Mirabal y otros líderes de la resistencia. Fueron nuevamente encarceladas, aunque las liberaron a los pocos meses. En cambio, sus maridos, que también estaban presos, fueron condenados a tres años de cárcel por atentar contra la seguridad del Estado dominicano.

Luego de una visita que Minerva, Patria y María Teresa hicieron a sus esposos en la cárcel, fueron emboscadas por agentes del servicio de inteligencia y llevadas a la comunidad de La Cumbre, donde fueron estranguladas, golpeadas con palos, ejecutadas y arrojadas a un barranco en el jeep que conducía Rufino de la Cruz, un agricultor y transportista dominicano simpatizante del Movimiento Revolucionario 14, que también fue asesinado.

La muerte de las Mariposas, lejos de desmotivar las movilizaciones en contra de la dictadura, las enardeció. Unos meses después, el 30 de mayo de 1961 sucedió lo que del lado de la resistencia llaman el ajusticiamiento: la muerte del dictador dominicano.

Esto sucedió cuando Rafael Trujillo salía hacia San Cristóbal, República Dominicana, -su ciudad natal- y fue emboscado por un comando de tres vehículos en los que viajaban siete opositores: Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda, Amado García Guerrero, Salvador Estrella Sadhalá y Luis Manuel Cáceres.

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La gente le dice ajusticiamiento a este evento porque luego del asesinato de Trujillo se terminó el reinado de terror que El Chivo instauró en República Dominicana con su dictadura, que estuvo plagada de violaciones a los derechos humanos.

En su país natal, las hermanas Mirabal son recordadas con una provincia que lleva su nombre, un monumento en la ciudad capital de Santo Domingo y un museo que se convierte en punto de reunión cada 25 de noviembre para recordar su lucha.

En 1981 se realizó el primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en Bogotá, Colombia, justo un 25 de noviembre. Es este mismo día el que hoy, a nivel mundial, nos ayuda a recordar que la batalla para terminar con la violencia en contra de las mujeres debe continuar.

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