La industria aérea es de las más contaminantes y sus regulaciones la hacen aún más tóxica

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Los aviones son de los transportes que más emiten CO2 al medio ambiente. Aún así, algunas celebridades los usan como si fueran cualquier otro vehículo y las aerolíneas promueven su uso con tal de mantener su derecho a volar. 

Un solo avión privado puede emitir dos toneladas métricas de CO2 en solo una hora. Para poner eso en contexto, la persona promedio produce alrededor de 8,2 toneladas de emisiones en el transcurso de todo un año.

En Europa, uno de los principales problemas que tienen las aerolíneas son los derechos de despegue y aterrizaje. Para mantener estos derechos, tienen que cumplir cierto número de vuelos de manera anual (el cual varía en cada país). 

Lufthansa -una aerolínea alemana- por ejemplo, operó 18,000 vuelos de noviembre a febrero que de otro modo se habrían cancelado debido a la falta de pasajeros.

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Emisiones de jets y aviones 

Utilizando datos de una cuenta de Twitter que rastrea los movimientos de aviones de celebridades, se puede ver que un avión particular emite al año en promedio más de 3,376 toneladas métricas de CO2, aproximadamente 480 veces más que las emisiones anuales de una persona promedio.

En comparación con los aviones comerciales de bajo consumo de combustible y los automóviles amigables con el clima, como los vehículos híbridos o eléctricos, las emisiones por kilómetro de pasajeros son sustancialmente más altas para los aviones privados, que generalmente transportan pocos pasajeros y viajan distancias más cortas. 

Conforme la distancia aumenta se produce menos CO2 por kilómetro por cómo funcionan las aeronaves y economizan combustible.

Pero contaminar depende de los kilómetros y también ocurre con los aviones comunes, no solo con los privados. La aviación contribuye con aproximadamente el 2% de las emisiones globales de carbono del mundo, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). 

¿Volar, tomar el tren o conducir?

En Europa, por ejemplo, que tienen una infraestructura férrea amplia, el tren siempre sale menos contaminante que el avión. Un viaje de Londres a Madrid emitiría 43 kg de CO2 por pasajero en tren, pero 118 kg en avión, según EcoPassenger. En caso de que el tren fuese eléctrico, la contaminación en ese vehículo se reduce a la mitad, aproximadamente 21 kg de CO2 por pasajero.

En el caso de México que no contamos con una infraestructura de ferrocarriles de pasajeros amplia, ¿cómo sería hacer los recorridos en auto?

Según el calculador de emisiones, un viaje de Ciudad de México a Puerto Escondido, Oaxaca o de la Ciudad de México a Cancún, Quintana Roo, se pueden hacer con menos emisiones por pasajero en coche, aún si solo lleva una sola persona. 

En estos casos, las emisiones por kilómetros dependen no solo de la distancia sino también de la capacidad del transporte. Como se puede ver a continuación.

Imposible cancelar vuelos de aerolíneas

En Europa, uno de los principales problemas que tienen las aerolíneas son los derechos de despegue y aterrizaje. Para mantener este derecho, tienen que cumplir cierto número de vuelos de manera anual (varía en cada país). 

Las aerolíneas deben usar sus derechos de despegue y aterrizaje para conservarlos. Antes de la pandemia, las aerolíneas tenían que asegurarse de usar el 80% de sus horarios asignados, pero esto cambió cuando los cierres y las restricciones impuestas para intentar contener el COVID-19 hicieron que menos personas volaran entre países.

Para el período de invierno de 2021, la Comisión Europea estableció que al menos el 50% de los vuelos deben realizarse para cada número de vuelo individual cada día de la semana para conservar el espacio. La presión para mantener sus derechos de vuelo ha dificultado que las aerolíneas cancelen vuelos si no se llenan, lo que hace que realicen vuelos innecesarios.

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Viajes “fantasma”

El caso más sonado en medios europeos y redes sociales, fue el de Brussels Airlines, una aerolínea belga que entre noviembre de 2021 y marzo de 2022 operó 3,000 vuelos vacíos para evitar perder los derechos de despegue y aterrizaje en los principales aeropuertos europeos.

La noticia ha llevado al gobierno federal belga a escribir a la Comisión Europea, insistiendo en repensar las reglas. Ya que las reglas son “incomprensibles” desde un punto de vista económico y ecológico, y que el umbral para mantener estos codiciados espacios debería reducirse aún más para dar a las aerolíneas más flexibilidad.

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