La vacuna rusa contra COVID-19 no está entre las seis más avanzadas

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¿Qué tanto expone a la población?

Generar la vacuna contra la COVID-19 se ha vuelto una carrera en la que compiten laboratorios y gobiernos de distintos países. Una competencia en la que Rusia puede estar dejando de lado la seguridad de la población.

Vladimir Putin, presidente de Rusia, anunció el 11 de agosto que ya tenían una vacuna aprobada y que comenzarán a aplicarla de forma masiva en su población.

Sin embargo, su vacuna no figura entre las seis más avanzadas, de acuerdo con la lista de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Rusia se estaría arriesgando a aplicar la vacuna sin una gran certeza de que funcionará.

Existen 167 vacunas candidatas contra la COVID-19 en desarrollo, de las cuales 29 se encuentran en evaluación clínica –cuando se prueba la vacuna en miles de personas– y de esas, solo seis están en la tercera fase (de tres).

Como se observa en la siguiente tabla, los países en donde el desarrollo de la vacuna está más avanzado son China, Reino Unido (ahora con Argentina y México) y Estados Unidos (con Argentina y Brasil). Y no, no está Rusia.

¿Qué está haciendo mal Rusia?

“El problema es que Rusia está liberando la vacuna en fase 2. Es decir, con pocos sujetos estudiados. Es aventurado que quieran extrapolarlo a una población mucho más grande”, señaló la maestra en Ciencias Miriam Isabel Serrano, experta en regulación sanitaria, en entrevista con Cuestione.

“Estadísticamente no tienes la certeza de que eso que observaste en un grupo chico es lo mismo que ocurrirá en un grupo grande”, agregó Serrano. Y es que Rusia realizará la fase 3 (con miles de personas) al mismo tiempo que produce y aplica la vacuna a la población en general.

Otro problema es que “no hay visibilidad de la información técnica sobre los estudios que hicieron y lo que obtuvieron“, nos dijo el Dr. Mauricio Rodriguez Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y vocero de la comisión de la UNAM para la atención de la emergencia por COVID-19.

Eso significa que “no se conocen (públicamente) las características de los participantes, ni cuáles fueron los eventos adversos. El desarrollador debería publicarlo y hasta ahora no hay nada porque es un desarrollo propio, es interno y está vinculado a la seguridad nacional de Rusia”, explicó Rodríguez Álvarez.
Además, “gran parte de los participantes son de las fuerzas armadas, así que la parte bioética es cuestionable porque son personas recluidas, no están en libertad para elegir voluntariamente su participación”, apuntó el Dr. Rodríguez, quien considera que es más un tema geopolítico “de a ver quién tiene primero la vacuna”.

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¿Cuáles pueden ser las consecuencias que nos deje la vacuna rusa?

Una vacuna que realmente no esté lista “puede provocar una tranquilidad falsa, un efecto social de creer que ya viene la vacuna. Es peligroso poner esperanzas en una vacuna que no se sabe si es permanente o por cuánto tiempo nos va a proteger”, mencionó la Maestra en Ciencias.

Así que podrían relajarse las medidas de sanidad sin tener la certeza de que no te enfermarás de COVID-19 y por lo tanto aumentar los casos y las muertes por esa enfermedad. Aunado a que se conocen casos de reinfectados en, al menos, China, Japón y Corea del Sur.

El Dr. Rodríguez nos dijo que “si se crea una falsa protección (contra el SARS- COV-2) por no tener los efectos esperados (es decir, que no funcione), la falla en el proceso de desarrollo de esa vacuna le puede pegar a otras; la gente podría perder la confianza, no se van a querer poner las otras vacunas”, lo que implicaría rebrotes (también) de otras enfermedades.

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¿La OMS puede intervenir?

La Organización Mundial de la Salud no es una autoridad regulatoria. El único que puede determinar si una vacuna es segura, eficiente y de calidad es el ente regulatorio de sanidad del país donde se esté desarrollando la vacuna.

En todo caso, lo que podría hacer la OMS es no reconocerla en su listado de vacunas seguras, nos explicaron los especialistas.

Las opciones para México

El 13 de agosto, las autoridades gubernamentales anunciaron el acuerdo para producir la vacuna contra la COVID-19, entre la Universidad de Oxford, el laboratorio AstraZeneca, la Fundación Carlos Slim, el gobierno de nuestro país y el de Argentina.

Esa vacuna se encuentra entre las seis más avanzadas. Se estima que la fase 3 termine el 31 de octubre de 2021, según los registros de la OMS

Después de esa fecha faltaría la etapa de Revisión y aprobación regulatoria, Fabricación y Control de calidad de la vacuna. “Esas etapas se realizan, normalmente, en 18 meses. Pero debido a la urgencia sanitaria podría implicar menos tiempo: alrededor de seis meses”, señaló Serrano, la Mtra. en Ciencias.

Eso quiere decir que para abril de 2022 comenzaría a estar disponible para la población de entre 18 y 55 años de edad, de acuerdo con los ensayos clínicos realizados en la fase 3.

A Argentina le tocará una parte de la producción de la vacuna y México se encargará de la fase de terminado de la vacuna y su distribución en América Latina y el Caribe. La autoridad sanitaria regulatoria de cada país (en México, la Cofepris) deberá darle seguimiento al proceso de desarrollo que le corresponda.

¿Cómo se reduce el tiempo de desarrollo de una vacuna?

“Se realizan algunas etapas de manera simultánea. ¿Cómo? Se va trabajando con resultados preliminares. Se pueden ir adelantando trámites de la siguiente etapa para que no sea de manera subsecuente”, aseveró el vocero de la comisión de la UNAM para la atención de la emergencia por COVID-19.

“Por ejemplo, con resultados preliminares de la fase 1 empiezan los trámites de la fase 2. Cuando haces la 2, empiezas los trámites de la fase 3. Vas pasando a la autoridad regulatoria cada paso. Para cuando completes las pruebas, la autoridad ya tiene conocimiento del proyecto para evaluarlo más rápido, sin que sea incorrecto o ilegal. Sobre todo en una emergencia”, declaró el Dr. Rodriguez Álvarez

En la siguiente gráfica te presentamos el número de vacunas contra la COVID-19 por etapa de desarrollo, con corte al 13 de agosto de 2020.


Mientras tanto, van más de 21 millonesde casos confirmados y más de 771 mil defunciones por COVID-19 en el mundo. Más de 57 mil muertes en México y más de 15 mil fallecidos por esa enfermedad en Rusia.



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