A nivel mundial, naciones prefieren a las policías civiles que a las militarizadas

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De acuerdo con un análisis realizado por el profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, Víctor Manuel Sánchez Valdés, la tendencia global sobre la seguridad pública indica que 150 países -es decir, el 75%- están optando por contar con cuerpos policiales de orden civil o predominantemente civil.

Este estudio publicado en la revista Nexos que contempla a las 193 naciones soberanas reconocidas por Organización de las Naciones Unidas (ONU) y al Vaticano, Palestina, Taiwán, Hong Kong, Macao, Kosovo y Puerto Rico, que tienen cuerpos policiales autónomos a pesar de que algunos no son soberanos.

Entre estos, existen 17 países que tienen una fuerza pública conformada por una combinación de orden civil-militar y otras 33 naciones que tienen esquemas de mando principalmente militar como Colombia, Arabia Saudita, Corea del Norte, Tailandia, Yemen, Angola, Nicaragua, Camboya, Kazajstán, Eritrea, Irán, Vietnam, Chad o Siria.

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¿Están funcionando las policías militarizadas en esos países en los que suelen predominar gobiernos autoritarios o dictaduras como los de Corea del Norte, Siria, Chad, Yemen, Irán o Nicaragua? 

Las instituciones de fuerza pública que tienen una actuación más militarizada, es decir con dinámicas más combativas, son más propensas a utilizar la fuerza letal que está más asociada a abusos en materia de derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales o tortura, nos dijo Daira Arana Aguilar, experta en militarización y directora general de Global Thought -una organización mexicana que atiende asuntos internacionales.

“Hay un tema importante en el tema de la fuerza pública a nivel América Latina sobre los abusos, sobre todo en la utilización de la fuerza que es una de las facultades más importantes que tienen aparte del arresto y la detención”, explicó Arana Aguilar. 

“Un ejemplo interesante sobre una policía militarizada podría ser la policía militar de orden público de Honduras, una policía dentro de las fuerzas armadas que tiene todas las atribuciones de policía, pero que justamente tiene este diseño militar en su disciplina, en su estructura”, detalló la experta.

La entrevistada recordó que el gobierno de Honduras -sobre todo el de Juan Orlando Hernández, ex presidente hondureño de 2014 a 2018 y de 2018 a enero de este 2022- manejó esta estructura de seguridad pública durante mucho tiempo, como un factor central en la disminución de homicidios

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“Sin embargo no hay evidencia concreta que nos permita determinar que efectivamente la actuación de la policía militar del orden público tuvo una injerencia en la reducción de los homicidios en Honduras”, acusó la directora de Global Thought.

Los carabineros de Chile son también una policía militarizada, pero hay mencionar que uno de los factores que motivó la solicitud de contar con una reforma constitucional fue justo la actuación de la fuerza pública, particularmente de los carabineros que en su momento fueron una institución ejemplar, nos dijo Arana.

“El tema de derechos humanos es algo que toda América Latina está padeciendo. Tendríamos que hacer un análisis muy delicado para definir nuestro indicador que podrían ser las quejas en materia de derechos humanos ante los ombudsman nacionales y determinar cuáles tienen más o menos, aunque esta relación podría ser incluso insuficiente porque estaríamos perdiéndonos de cada contexto”, reflexionó la especialista.

La maestra en Relaciones Internacionales y especialista en temas de Estudios Estratégicos y Seguridad, Patricia Baranda Carmona, coincidió en que debemos atender al contexto histórico, socioeconómico e incluso geopolítico de cada nación para poder comparar los resultados de los cuerpos de seguridad pública de cada país.

“Hay que partir de estas condiciones de que cada Estado tiene sus particularidades, riesgos y amenazas a su seguridad pública y por supuesto, en el plano de seguridad nacional. No es lo mismo, en términos geopolíticos dónde se ubican España, Francia -que son vecinos- y dónde se ubica Chile, que también tienen una policía militar”, reflexionó Baranda Carmona.

“El problema que tenemos los seres humanos es la tendencia a generalizar y a tratar de implementar modelos ajenos perdiendo de vista tus propias realidades, necesidades y alcances. Hay que partir desde este contexto, de que cada nación tiene sus particularidades y aunque compartan amenazas similares -como el crimen organizado– los efectos son a escala y son diferenciados”, señaló Baranda Carmona.

La directora de Global Thought, Daira Arana, consideró que el panorama para México es complicado frente al cambio del mando de la Guardia Nacional al Ejército, ya que con la desaparición de la policía federal nuestro país no tiene una figura de fuerza intermedia para actuar en términos de seguridad pública.

“Estos cuerpos, que están en medio, en México se perdieron porque al quitar a la policía federal quedan por un lado el Ejército y la Guardia Nacional, y por otro, las policías locales, pero entre el Ejército y la Guardia Nacional, no hay un cuerpo policial que tenga las características necesarias en materia civil”, nos dijo Arana.

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Por otro lado, la maestra Patricia Baranda consideró que habría que “darle el beneficio de la duda a la nueva figura de la Guardia Nacional”.

“Lo que va a estar en tela de juicio es la cuestión de los derechos humanos, que desde mi perspectiva es muy polarizable, muy politizada, y yo lo tomo con ‘pincitas’, porque es a la conveniencia de quién”, acusó la entrevistada.

“Vemos que históricamente, sobre todo en últimas fechas, sí, las fuerzas armadas se han dedicado a temas más humanitarios, pero hay esa institucionalidad y ese respeto por parte de la sociedad que se tendrá que ganar la Guardia Nacional. Y darle la oportunidad, porque ¿cómo voy a evaluar algo que ni siquiera existe?”, cuestionó Baranda. 

Para Baranda Carmona la figura del militar, en una primera instancia, habla de la gravedad de la situación del lugar donde estás, “pero a la vez te da tranquilidad”.

“Considero que nuestra sociedad necesita orden, y eso no quiere decir que estemos en una dictadura, pero sí necesita más disciplina, y esa es la palabra clave que distingue a las fuerzas armadas de los demás instituciones (…) son los cuerpos más institucionalizados y más apegados a una política de Estado”, dijo la especialista.

Los modelos de seguridad pública se deben adaptar a las circunstancias de cada país, a su contexto histórico y necesidades sociales, ya que nada garantiza que implementar un esquema que haya funcionado en una nación, sea eficiente en otra. 

Sin embargo, preocupa que los ejemplos de policía militarizada que tenemos en el mundo en ocasiones pueden poner en riesgo la libertad, los derechos humanos y el ejercicio democrático de su ciudadanía.

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