Una misma moneda para América del Norte: ¿fantasía o posible realidad?

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En Europa, los países comparten el euro como moneda de cambio, lo que les ha permitido mantener sus economías unidas bajo una misma política monetaria. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, México tuviera una misma moneda con Estados Unidos y Canadá? 

La unión monetaria del país con dos de sus principales socios comerciales fue propuesta en 1999, pero nunca ha habido un plan serio ni la voluntad necesaria para concretarlo. 

Hablamos con Yael Cervantes, economista en la Dirección en la Dirección de Estudios Económicos del Banco de México (Banxico). Nos contó sobre las ventajas, desventajas y viabilidad del amero, un posible nombre para esa moneda de América del Norte. 

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El origen del amero

Una misma moneda para los tres países de América del Norte implicaría el reemplazo del peso mexicano, el dólar estadounidense y el canadiense. 

Y no solo eso, también significaría unir las tres economías bajo un mismo tipo de cambio en lugar de hacer conversiones para cada moneda, lo mismo que sucede con el euro para todos los países de la Unión Europea. 

La idea fue propuesta por primera vez en 1999 por Herbert Grubel, un economista del Instituto Fraser en Canadá, en su libro “El caso del amero”. En él, el experto describe brevemente su interés por la propuesta: facilidad para los acuerdos regionales y un acceso más amplio a los mercados de los tres países. 

Ventajas y desventajas 

En este artículo, John Russell, experto en políticas económicas y de mercado, repasa brevemente los posibles beneficios y los riesgos de una misma moneda para México, Estados Unidos y Canadá.

Tal y como Grubel propone, el amero puede impulsar el comercio entre los países al reducir la complejidad del intercambio en tres monedas distintas. Es decir, la principal ventaja sería una apertura comercial porque sería más fácil intercambiar productos. 

Yael Cervantes, economista en Banxico, nos explicó que “también disminuiría el riesgo a partir de los diferentes tipos de cambio.” Por ejemplo, cuando el dólar está muy caro para México, eso se debe a condiciones políticas y de estabilidad económica que siempre están cambiando. “Al adoptar una moneda entre las tres naciones, lo que sucedería es que aumentaría la estabilidad”. 

También existen ventajas sociales. Russell explica que, por ejemplo, el amero podría reducir los riesgos de salarios injustos para las personas que quieran trabajar en otros países. La práctica de contratar mano de obra con una paga mínima y queriendo justificarlo con que el sueldo es en dólares ya no existiría, puesto que sería lo mismo para todos. 

Sobre las desventajas, Russell establece que su artículo que la mayor debilidad de la propuesta de la misma moneda para América del Norte sería que, en realidad, hay poco entusiasmo por parte de los líderes de los tres países para que esto sea tomado en cuenta como una posibilidad. 

Y “si bien puede reducirse la complejidad de las transacciones entre las tres naciones con una misma moneda”, de igual forma “reduce la competencia entre las divisas que valen más y las que valen menos”, nos explicó Yael Cervantes.

“También significaría que un país contraería la deuda de otro país. El incentivo es poco si el caso es contraer deuda de una moneda de otro país que vale menos (como en el caso del dólar estadounidense y el peso mexicano). Si el valor es menor, es mejor contratar servicios del país que tener la misma moneda”, puntualizó Yael Cervantes.

Siendo realistas, ¿el amero es posible?

Para empezar, Russell explica que una misma moneda para América del Norte implicaría que Estados Unidos abandone el dólar, la moneda de reserva internacional más importante del mundo, es decir, la moneda cuya cantidad determina el valor de la moneda en los países, al menos en el caso de México. 

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Yael Cervantes nos contó que con una sola moneda “habría que renunciar a la posibilidad de que cada país maneje su política monetaria”. Tener el amero en lugar del peso o del dólar, significa perder el manejo de negociaciones de comercio independientes y, en lugar de eso, seguir reglas y regulaciones que se deberán decidir en un organismo internacional conformado por los tres países.

¿Y entonces por qué el euro sí pudo ser posible? De acuerdo con Russell, las economías de los países europeos son más parecidas entre sí que las economías de México, Estados Unidos y Canadá. 

La gran diversidad hace que la existencia del amero sea poco probable.

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