Nacionalismo y fascismo, hijos de la crisis de 1929. ¿Se repetirá la historia?

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La actual crisis económica provocada por COVID-19 tiene números solo comparables con la Gran Depresión de 1929. Eso es preocupante porque el descontento social de aquellos años fue una de las causas del ascenso del nacionalismo en forma de fascismo y nazismo en Europa.

Como te comentamos en esta nota, la Gran Depresión hizo estragos en Estados Unidos y en otros países durante los primeros años de la década de los 30. Cerraron bancos y empresas, creció el desempleo y, por lo tanto, aumentó la pobreza.

Para la historiadora Carmen Eugenia Reyes Ruiz, académica de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, la crisis detonó el descontento social de la gente que se empobreció.

Esto se combinó con que “muchos países descubrieron que por abrirse en términos económicos, Estados Unidos se los había llevado de corbata, por lo tanto concluyeron que no deberían subirse a ese tren”, según la experta, “sino ser autosuficientes al 100%”.

Y agregó que “en algunos casos buscaron cambiar las reglas del juego de la economía, en otros casos optaron por cerrarse y solo depender de sí mismos”.

Sin embargo, “para poder llevar a cabo ese tipo de gobierno hacía falta convencer a poblaciones enteras, por lo cual crecieron fenómenos ideológicos como el fascismo y el nazismo”, dijo Reyes Ruiz.

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El fascismo en Italia marcó la pauta del nacionalismo

“Las consecuencias políticas de esta tremenda crisis internacional” no fueron menores que los trastornos económicos, según el historiador Fernando López Mora en su trabajo La crisis capitalista de 1929 y la Gran Depresión.

“Se produjo una auténtica crisis de conciencia de la democracia occidental”, la cual tuvo que adaptarse “ante el embate de las dictaduras de corte fascista”, se lee en el texto.

Durante la crisis del 29 ya había un estado totalitario en Europa: el fascismo de Italia. Benito Mussolini llegó al poder en 1922 debido a una crisis económica y social provocada por la Primera Guerra Mundial, según López Mora. 

Además en Italia no existía una tradición ni estabilidad democrática, por lo cual Mussolini pudo “desarticular el parlamentarismo italiano de los años veinte”.

Para darnos una idea de cómo fue el gobierno de Mussolini, Angelo Atanasio de BBC Mundo, explica que en 1925, “asumió todos los poderes y transformó el régimen parlamentario y democrático en un estado totalitario, regido por la falta total de libertades individuales, políticas, de organización y de pensamiento”.

Se considera que “Mussolini y su movimiento se convirtieron en una referencia para los regímenes autoritarios de todo el mundo, en particular para Adolf Hitler”.

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La alemania nazi, el ejemplo paradigmático

En el estudio de Fernando López Mora se lee que “en la antesala de la crisis del 29, la economía alemana continuaba dependiente del pago de las reparaciones e indemnizaciones” de la Primera Guerra Mundial.

La Gran Depresión fue la gota que derramó el vaso, ya que Alemania fue uno de los países más afectados, debido a que su industria pesada dependía del mercado internacional y su agricultura se endeudó por el hundimiento de los precios

En 1929, quebraron más de diez mil empresas, casi 2 millones de personas se quedaron sin empleo y la producción industrial se redujo un tercio hasta 1931. En 1932 el desempleo creció a 6 millones de personas.

Todo esto dejó las bases para que Adolf Hitler llegara al poder en 1933 con su nacional-socialismo, el cual era una manera de enfrentar al capitalismo sin las bases marxistas del socialismo, pero sí con un fuerte componente nacionalista.

“Las notables subvenciones directas a la industria nacional facilitaron el relanzamiento de la

productividad y la reactivación de la economía. Además, la disolución de los partidos y de los sindicatos obreros y su sustitución por el Frente Nazi del Trabajo, marcaron un nuevo rumbo dirigista a la economía alemana”, se lee en el trabajo de López Mora.

El historiador concluye que “aparentemente, el fin de la Primera Guerra Mundial era un triunfo de los regímenes democráticos liberales –tanto en su forma monárquica como republicana”.

Sin embargo, “muy pronto las dificultades políticas, económicas y sociales de los años veinte iban a desembocar en el establecimiento de regímenes dictatoriales en muchos países”.

Por ejemplo Józef Piłsudski en Polonia, António de Oliveira Salazar en Portugal, Miklós Horthy en Hungría, Mustafá Kemal en Turquía, Miguel Primo de Rivera y después Francisco Franco en España, además de los casos emblemáticos de Italia y Alemania.

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¿Se repetirá la historia?

De acuerdo con la historiadora Carmen Eugenia Reyes Ruiz, sí es probable que se repita una ola nacionalista, pero no por esta crisis.

Para la experta, tanto la xenofobia como los populismos democráticos llevan más de una década fortaleciéndose, en coincidencia con el colapso financiero de 2008 y sus consecuencias políticas, económicas y sociales.

“En la idea de tratar de elevar el autoestima de los países, se les lleva hacia esa imagen de que son autosuficientes y mejores que los demás”

Carmen Eugenia Reyes Ruiz, historiadora

La investigadora económica Monica de Bolle, explicó a la BBC ya en plena crisis por COVID-19, que “el nacionalismo se está expandiendo como un virus peligroso”.

“Se ha expandido más allá de la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos y del Brexit en el Reino Unido, ganando terreno en distintas partes del mundo”, dijo De Bolle.

Según la investigadora, estos líderes tienen discursos que defienden a las empresas locales y “rechazan a los inmigrantes y los bienes importados, el nacionalismo económico está recibiendo ahora un impulso adicional en medio de la pandemia”.

“durante esta crisis muchos países se han encontrado en una posición muy dependiente de las cadenas de producción que provienen desde China y otros países. Eso ha alimentado la percepción de que quizás no deberíamos depender tanto de China, de que deberíamos ser más autosuficientes”.

Carmen Eugenia Reyes Ruiz, historiadora

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