Bukele y Ortega, la dupla autoritaria que quiere perpetuarse en el poder

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Perseguir a los opositores, censurar a la prensa crítica y apoderarse de los poderes Legislativo y Judicial son algunas de las acciones emprendidas por los presidentes Daniel Ortega, en Nicaragua, y Nayib Bukele, en El Salvador, para perpetuarse en el cargo.

Expertos internacionalistas nos explicaron que la situación en ambas naciones centroamericanas es producto de instituciones endebles y de una democracia “en pañales”, que facilita a ambos mandatarios ejercer gobiernos autoritarios y sin los contrapesos necesarios.

“Estos países han vivido un pasado poco democrático durante décadas; en su momento sufrieron gobiernos dictatoriales que fueron de mucha mano dura, y que provocaron guerras en ambas naciones”, nos dijo Daniel Muñoz, jefe de la carrera de Relaciones Internacionales en la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

“De este modo, (tanto Ortega como Bukele) pueden modificar las instituciones para reelegirse y mantener el control del país; en general no hay los contrapesos ni las fuerzas políticas fuertes para poder evitarlo”, abundó el especialista.

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“Lo que pasa en Nicaragua es producto de interpretaciones erróneas del socialismo, que se supeditan en función de un gran liderazgo por encima de las instituciones dizque para velar por los intereses del pueblo y de la sociedad”, nos señaló por su parte Irán Moreno, presidente de la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales Progresistas.

El también licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM abundó que en El Salvador hay un problema de los partidos y las izquierdas: “ante la falta de cuadros políticos formados en democracia, en ideología progresista, pues se les ocurre proponer candidatos que no tienen ningún arraigo, ninguna ideología, sin valores (en referencia a Nayib Bukele)”.

Bukele y la reelección

Nayib Bukele, de 41 años, asumió la Presidencia de El Salvador el 1 de junio de 2019. Fue alcalde de San Salvador de 2015 a 2018, impulsado por la ex guerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), del que fue expulsado en 2017 por supuestas agresiones verbales y físicas contra la entonces síndica municipal, Xóchitl Marchelli.

Como alcalde se identificó con los millennials (la generación de jóvenes nacidos entre 1981 y 1997), de acuerdo con una semblanza del mandatario salvadoreño publicada por Expansión.

Según el mismo artículo, Bukele llegó al poder bajo las siglas de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA, un partido conservador). Es fanático de las redes sociales y suele emitir sus posturas oficiales vía Twitter y Facebook Live.

Desde que llegó al poder, el presidente salvadoreño “lanzó una cruzada contra las pandillas que redujo considerablemente la violencia y se erigió en una suerte de gurú del uso de las criptomonedas”, informó El País.

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El pasado 15 de septiembre de 2022, Bukele anunció que será candidato a la Presidencia en las elecciones de 2024, “a pesar de que varios analistas del país señalan que la reelección inmediata está prohibida por la Constitución”, reportó la BBC.

De acuerdo con la misma fuente, especialistas señalan que la Constitución salvadoreña tiene al menos seis artículos que prohíben la reelección inmediata del Presidente. Sin embargo, en mayo de 2021, con la colaboración del Congreso -donde el partido de Bukele es mayoría-, el mandatario expulsó a cinco jueces de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

Unos meses después, dicha Sala, con mayoría de jueces aliados al mandatario, emitió una resolución que autorizaba la reelección inmediata.

Ortega, el nuevo Somoza

Daniel Ortega fue comandante de la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que en la década de 1970 combatió y derrocó, en 1979, al dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Ese año, Ortega fue coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y luego ganó las elecciones presidenciales en 1984; gobernó hasta 1990, cuando perdió en las urnas con Violeta Barrios, refiere un perfil publicado en CNN en español.

Según la misma fuente, Ortega llegó de nuevo al poder en 2006, después de casi dos décadas de gobiernos de derecha. El 7 de noviembre de 2021, Ortega se impuso en las elecciones presidenciales luego de que al menos 39 líderes opositores fueran detenidos, incluyendo siete precandidatos a la Presidencia. Así, el ex guerrillero asumió su quinto mandato presidencial, el cuarto consecutivo, el 10 de enero de 2022.

De acuerdo con el portal EOM, Ortega “se ha convertido en Somoza, el dictador al que ayudó a derrocar”: “(Ortega) había ganado unas elecciones sin garantías democráticas, observadores internacionales ni prensa foránea acreditada, y precedidas de una ola represiva que terminó con siete precandidatos retenidos y revocados de la carrera presidencial”.

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Implacables con los adversarios

Al ser “presidentes (Ortega y Bukele) han tenido la capacidad de maniobrar todo el sistema político. En primer lugar, teniendo un total acoso hacia la prensa opositora a través de los Ministerios de Información y del Interior. En segundo lugar, en el caso de Nicaragua, hay un partido casi único en la Asamblea Nacional, pues la oposición pierde las elecciones de manera fraudulenta, o ya ni siquiera participa por el acoso que enfrentan”, nos dijo Daniel Muñoz.

“En el caso de El Salvador sucede exactamente lo mismo; (Bukele) ha ido eliminando cualquier oposición dentro de la Asamblea Legislativa; ha tenido también la oportunidad de designar a jueces en el sistema judicial, entonces todo eso les ha ido permitiendo (a ambos mandatarios) crear un sistema político acorde a sus intereses, aplicando el principio maquiavélico de ‘divide y vencerás’”, añadió el también analista sobre temas europeos.

Mientras, Irán Moreno -experto en temas internacionales- nos indicó que lo que hacen Bukele y Ortega es cercar también a las organizaciones de la sociedad civil: “en Nicaragua hay una legislación para que se les desconozca como OSC, sin posibilidades de recibir recursos que generen por sí mismas o que vengan del extranjero, y en El Salvador están haciendo exactamente lo mismo”.

Igualmente, agregó el también especialista en temas de negociación y conflictos internacionales, ambos gobiernos ya no permiten la entrada a su país de observadores internacionales, activistas de derechos humanos o de defensa de la libertad de expresión.Moreno advirtió que en Nicaragua la polémica más reciente es la detención de clérigos que se manifiestan contra el clima de persecución y la situación económica desastrosa que vive el país.

En ese contexto, Bukele y Ortega “se empiezan a apropiar del poder electoral, judicial, las cortes, los tribunales y hasta de medios de comunicación, con tal de que no haya ecos opositores”, lamentó el experto.

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