La destitución de los jueces del Tribunal Supremo es “irreversible” y la decisión está orientada “hacia el futuro”, señaló a través de sus redes sociales el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
El pasado 1 de mayo la Asamblea Legislativa de El Salvador, de mayoría oficialista, destituyó a los magistrados propietarios y suplentes de la Corte. Los acusó de “fraude a la Constitución” y de violar la separación de poderes. Y el fiscal general salvadoreño, Raúl Melara, fue relevado de su cargo por supuestos nexos con el partido opositor Arena.
Apoyado por la mayoría, Bukele se deshizo de aquel grupo que le cuestionó decisiones gubernamentales. Aquellos a los que les advirtió en agosto de 2020, que si fuera dictador “los hubiera mandado a fusilar”.
Te puede interesar: Así barrió Hugo Chávez con la oposición en Venezuela
¿Por qué debería importarnos?
Lo preocupante de las acciones de Nayib Bukele radican en que existe “un estado de alarma”, nos dijo Daniel Muñoz Torres, jefe de carrera de Relaciones Internacionales en la FES Aragón de la UNAM.
“Ya varias organizaciones internacionales; desde Estados Unidos hasta la Comisión Europea han señalado que puede ser un régimen peligroso –incluso–, que (Bukele) puede estar poniendo en riesgo la democracia salvadoreña”, nos dijo el internacionalista.
El pasado 2 de mayo, en un comunicado, la Organización de los Estados Americanos (OEA) mostró su preocupación por la situación en El Salvador. “Cuando las mayorías eliminan los sistemas de pesos y contrapesos en el marco institucional están alterando la esencia del funcionamiento del mismo”, se lee en el documento.
“Para una democracia, el hecho de que (el presidente) tenga el control del Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo puede ser peligroso”, advirtió Muñoz Torres.
El experto nos explicó que “sobre todo porque ya lo hemos visto en países de América Latina que al no existir contrapesos, (los gobernantes) pueden hacer justamente un sistema político afín a ellos. Con ese personalísimo, muy característico de presidentes centroamericanos y latinoamericanos”, agregó.
Este enfrentamiento de Bukele contra el Poder Judicial fue cuestionado por el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, quien evidenció diferencias entre “el Estado de Derecho y la separación de poderes”.
Quizá quieras leer: Trump, Chávez y Putin usaron la democracia y luego la despreciaron
El fantasma de Venezuela y Nicaragua
“Lamentablemente Nayib Bukele puede figurar, obviamente guardando sus proporciones ideológicas, con un caso extremo, que podría ser Venezuela con Hugo Chávez y en su momento con Nicolás Maduro. Y esto ocurre porque no hay contrapesos”, expuso el académico de la FES Aragón.
Daniel Muñoz nos explicó que la democracia de El Salvador es endeble, “tiene apenas 30 años de haberse pacificado, de haber hecho un proceso de fin de la guerra civil. Y de pronto, que un gobernante como Bukele ponga en jaque al sistema político, es muy peligroso porque sus instituciones están en etapa de consolidación”.
El internacionalista del FES Aragón ve en Bukele a un gobernante populista que llegó por la vía democrática; sin embargo, también considera preocupante que en Latinoamérica los sistemas presidencialistas que deberían garantizar contrapesos no los tengan.
“Está cada vez más pareciéndose a un sistema más parlamentario, como los europeos, donde el partido mayoritario no solamente se hace del Poder Ejecutivo, sino también se está haciendo del Poder Legislativo”.
“Es muy preocupante para la vida política de América Latina en general, el hecho de que esta clase de situaciones se repitan de una manera sistémica. Hoy estamos hablando de El Salvador. Recordemos hace unos años: Daniel Ortega en Nicaragua, Chávez y Maduro en Venezuela”, concluyó el entrevistado.
¿Cuáles serán las consecuencias para El Salvador si no hay contrapesos en el gobierno de Nayib Bukele?
