Unir a un país polarizado y combatir (otra vez) el hambre, los principales retos de Lula en Brasil

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Especialistas en temas internacionales expresaron posturas encontradas respecto al triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en la elección presidencial en Brasil, celebrada el 30 de octubre de 2022.

Mientras unos consideran “positiva” su victoria en las urnas, al ser un reflejo de la “alternancia democrática” y significar el fortalecimiento de la izquierda latinoamericana, otros analistas señalan que el regreso de Lula a la Presidencia del país sudamericano se debió en realidad al “hartazgo y frustración” de la población ante las promesas incumplidas del mandatario saliente, Jair Bolsonaro.

En la segunda vuelta de la elección presidencial, Lula da Silva triunfó con un escaso margen de 50.9% de los votos frente a 49.1% de Bolsonaro. Será la tercera vez que el ex obrero metalúrgico gobierne al gigante sudamericano. Bajo las siglas del Partido de los Trabajadores (PT), Lula gobernó primero de 2003 a 2006 y después fue reelecto para un segundo periodo de 2007 a 2010.

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Visiones encontradas

El jefe de la carrera de Relaciones Internacionales en la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM, Daniel Muñoz, nos dijo que el triunfo electoral de Lula da Silva representa un “cambio radical” tras la destrucción del tejido social por parte de Bolsonaro, quien -afirmó el académico- “dividió a los brasileños”.

“Se abre la posibilidad de reformas de contenido social y de desarrollo económico, luego de que Bolsonaro quitó recursos públicos que habían ayudado al crecimiento de la clase media”, nos explicó el también maestro en Estudios Políticos Europeos.

En cambio, la doctora en Relaciones Internacionales Arlene Ramírez nos aclaró que más que optar por un proyecto político, el electorado brasileño votó “por lo menos peor”, pues Lula –“uno de los principales neopopulistas de América Latina”, en opinión de la especialista- “no tuvo grandes avances” durante sus gobiernos anteriores.

“El atraso económico que se ha generado en Brasil difícilmente se va a poder rebasar sin un cambio de paradigma, mientras que el regreso de la izquierda a la Presidencia radicaliza y polariza de manera importante a América Latina”, nos indicó la también maestra en Administración Pública por el Colegio de Estudios de Posgrado de la Ciudad de México.

¿“Reconstruir” al país?

Durante su campaña electoral, Lula da Silva prometió “reconstruir” el Brasil dividido por Bolsonaro, acabar con el hambre, que hoy afecta a unos 33,000,000 de brasileños -de un total de casi 214,000,000 de habitantes-, y “colocar al pobre en los presupuestos” del Estado, combinando responsabilidad social, fiscal y ambiental.

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Al respecto, el internacionalista Daniel Muñoz nos explicó que Lula se refiere a la reconstrucción del tejido social dañado por el gobierno de Bolsonaro, quien “dividió muchísimo a la población brasileña y la enfrentó con esos discursos tan nacionalistas, tan antienemigos”.

“Ahora a Da Silva le corresponde cerrar filas y tratar de generar un discurso de que va a gobernar para todos los brasileños, sin importar razas ni clases sociales. También tener un acercamiento con el empresariado brasileño que fue muy apoyado por las ideas de Bolsonaro, pero que ve con mucha preocupación la llegada de Lula, por lo que hay riesgo de que los ánimos se vuelvan a caldear”, abundó el catedrático de la UNAM.

Muñoz nos indicó que uno de los principales retos de Lula es volver a impulsar reformas de carácter social, para apoyar a una clase media que durante sus gobiernos encabezó el desarrollo del país, pero que cuando llegó Bolsonaro se retiraron las ayudas económicas y esta población que estaba saliendo de la pobreza de pronto se vino abajo.

Lula tiene que reconstruir ese Estado de bienestar que había creado en sus gobiernos anteriores, y con ello, impulsar que Brasil entre en una nueva fase de crecimiento económico que le dé mucha proyección a nivel internacional”, añadió el especialista.

“Retórica populista”

Por su lado, la también académica de la Universidad Iberoamericana Arlene Ramírez nos aclaró que las palabras “reconstrucción” y “transformación” son muy utilizadas en la actual retórica populista, tanto por la ultraderecha como por los movimientos radicales: “esa palabra le llega mucho al pueblo y la gente vota por ellos pensando que realmente habrá un cambio”.

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Lula se refiere a la transformación de las instituciones para eliminar la disparidad económica que hoy es profundísima: Brasil tiene problemas sociales muy fuertes, algunos muy añejos como el analfabetismo y la falta en igualdad de oportunidades”, agregó la experta.

Ramírez advirtió que el próximo presidente brasileño -que asumirá el cargo el 1 de enero de 2023- seguramente impulsará programas sociales que “son paliativos para las poblaciones más vulnerables, pero que lo único que hacen es empobrecer y saquear las arcas de los países”.

Lula con la retórica populista puede tener grandes intenciones y decir que va a lograr muchas cosas. El primer año es crucial porque además hay muchos apoyos de la comunidad internacional por el tema ambientalista, que probablemente no le lleguen a Brasil por el incumplimiento en las metas contra el cambio climático y el calentamiento global”, indicó la columnista de Forbes México.

¿Y la relación con México?

Cabe mencionar que desde hace años, Da Silva ha tenido una relación cercana con México. 

En abril de 2013 fue invitado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto al inicio en Chiapas de la Cruzada Nacional contra el Hambre, campaña inspirada en el programa Sin Hambre que Lula implementó como presidente de Brasil y que ayudó a reducir la pobreza alimentaria en aquel país. 

Además, tras el triunfo electoral del candidato del PT, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó en Twitter: “ganó Lula, bendito pueblo de Brasil. Habrá igualdad y humanismo”. Un día después, el 31 de octubre de 2022, el mandatario habló por teléfono con Da Silva para felicitarlo e invitarlo a que visite México el próximo 24 de noviembre.

Al respecto, Daniel Muñoz nos señaló que la afinidad ideológica de López Obrador con Lula “podría ser un buen efecto para generar acuerdos y apoyos entre ambos países, siempre y cuando México esté muy allegado a Lula, no lo deje ir solo, porque si le cede el protagonismo de la izquierda, al final él va a atraer los reflectores a nivel internacional, cosa que López Obrador ha desperdiciado”.

Finalmente, Arlene Ramírez nos apuntó que la buena relación de López Obrador con Da Silva fortalece la alianza de las izquierdas en América Latina, pero alertó que México, como socio comercial de Estados Unidos, se pone “en una situación bastante compleja”, pues ahora el país “es parte de ese eje de izquierda” en la región, lo que puede afectar nuestro desarrollo económico.

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