La X Cumbre de Líderes de América del Norte, que inicia este lunes en la Ciudad de México, es una gran oportunidad para que nuestro país logre acuerdos importantes con Estados Unidos y Canadá en materia de seguridad, energía, migración y medio ambiente.
Al contexto de la Cumbre se suma la reciente detención de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo Guzmán y líder del Cártel de Sinaloa, como te contamos en esta nota, toda vez que -de acuerdo con especialistas- la aprehensión del principal responsable del tráfico de fentanilo a Estados Unidos refuerza la colaboración entre México y Washington en materia de seguridad y combate a las drogas.
“La captura del hijo de El Chapo ayuda al régimen obradorista a construir la imagen, desde una visión de diplomacia pública, de un país aliado para la consecución de un objetivo común: fortalecer la seguridad nacional de México, Estados Unidos y Canadá, así como la seguridad regional en América del Norte”, escribió en un artículo de opinión Blanca Elena Gómez, académica del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana.
“La captura de Ovidio Guzmán se da en un contexto donde la política energética y ambiental de México han abonado a una ríspida relación bilateral con Estados Unidos”, agregó la experta.
¿Qué temas se abordarán en la Cumbre?
Según lo anunciado por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) el 20 de diciembre de 2022, la X Cumbre de Líderes de América del Norte tendrá lugar del 9 al 11 de enero de 2023 en la Ciudad de México, con la presencia de los mandatarios de Canadá, Estados Unidos y México: Justin Trudeau, Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente.
De acuerdo con el comunicado de la SRE, se celebrarán tres reuniones: dos bilaterales y una trilateral. En el primer encuentro bilateral, el 9 de enero, participarán Biden y López Obrador con los temas de migración, movilidad laboral, seguridad, cambio climático, cultura y educación, así como el fortalecimiento de relaciones comerciales y proyectos de infraestructura fronteriza.
El 10 de enero se realizará la reunión trilateral, en la que se abordarán seis ejes: diversidad, equidad, inclusión; medio ambiente; competitividad frente al resto del mundo; migración y desarrollo; salud; y seguridad común.
“De la frialdad a la cooperación”
“Ante una relación bastante fría y distante que se ha visto en los últimos años (entre México y EU), esta Cumbre ha levantado expectativas y tiene buenas perspectivas para que a partir de este año y en el último tramo del gobierno de López Obrador finalmente haya vinculación y cooperación con Estados Unidos y Canadá”, nos explicó la licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey Arlene Ramírez.
También puedes leer: Estados Unidos y Canadá meten presión a México por tema energético
“Para México, la Cumbre representa un punto importante en la negociación ante las disputas comerciales que hay en el marco del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y de las políticas públicas que están en contrasentido a lo que está comprometido en el Tratado. Definitivamente, el encuentro podría ser un punto detonador de cooperación y de beneficio económico para el país”, agregó la también doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad de Norwich.
Como te contamos en esta nota, el 20 de julio de 2022, EU y Canadá hicieron una solicitud formal al gobierno de México para que explique por qué está favoreciendo indebidamente a las empresas del Estado –Pemex y CFE– en el marco del T-MEC, lo que implica riesgos para las inversiones de cerca de $20,000 millones de dólares que han hecho los dos primeros países en territorio nacional.
“El punto detonador sería que a partir de esta reunión, México realice concesiones importantes, aunque se ve difícil porque el presidente López Obrador tendría que cambiar la política pública en materia energética. Sin embargo, pudiera ser que este acercamiento abone en un compromiso no solo para hacer un poco más equilibrada la distribución de los recursos y de subsidios para las empresas paraestatales, sino que se garantice la competencia”, nos dijo Arlene Ramirez.
“Lo que quieren Estados Unidos y Canadá es que el gobierno de López Obrador se comprometa a generar condiciones de ‘competencia perfecta’ en el sector energético (es decir, sin monopolios y con equidad en los requisitos para la inversión extranjera), y que a los inversionistas se les den las facilidades para invertir en los términos que marca el TMEC”, añadió la académica del Tec de Monterrey.
Quizá quieras consultar: El nacionalismo y su efecto en la economía de los países
Agenda democrática, bajo la mesa
En tanto, el doctor en Ciencia Política Jorge Márquez nos aclaró que las críticas que ha hecho EU a México, como parte de la relación bilateral, “ya no tienen nada más que ver con seguridad o derechos humanos, sino que ahora se han ampliado también a otros temas, como democracia y libertad de expresión; entonces es una agenda que parece se va complicando cada vez más”.
El también licenciado en Relaciones Internacionales consideró que además de la agenda de migración y seguridad, Biden va a demandar con fuerza la protección a sus inversiones. Y es que -nos indicó Márquez- EU tiene dos proyectos económicos y geopolíticos “importantísimos” con México: el llamado Plan Sonora, para invertir en la generación de energía solar, y la instalación de una planta de chips para desplazar a China como su principal abastecedor.
“Estados Unidos va a utilizar estos proyectos como una forma de presión a México ante los obstáculos que pone a las empresas extranjeras para que inviertan, tanto en electricidad, como petróleo, y el caso de la impugnación en el panel de controversias del T-MEC sobre la política energética de López Obrador. Sí, EU va a invertir, pero seguramente va a meter el tema de que tenemos un diferendo energético y pues hay que ayudar a resolver eso”, abundó el académico de la UNAM.
“Se le va a meter la agenda democrática al asunto para proteger las inversiones de Estados Unidos, ya que serán más seguras donde hay una división real de poderes y no en donde las decisiones recaen en un dictador”, concluyó Jorge Márquez.
