¿Entrará en decadencia el populismo con el triunfo de Biden sobre Trump?

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El 7 de noviembre se anunció que Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, habría ganado las elecciones para ser el próximo presidente de Estados Unidos, y no Donald Trump, quien es uno de los principales representantes del populismo en el mundo.

Algunos sectores de la opinión pública internacional, así como algunos senadores del PAN, ven este resultado como una derrota del populismo, el cual ha vivido una nueva oleada en el mundo, con presidentes como Jaír Bolsonaro en Brasil o Boris Johnson en Reino Unido, y con líderes de oposición como Marine Le Pen en Francia.

Como lo vimos en esta nota, el populismo es una tendencia política que genera liderazgos que atraen a gran porcentaje de la gente porque culpan al pasado y pregonan que no son los políticos de siempre, pero que polarizan a la sociedad y hacen promesas que no se pueden cumplir.  

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Entonces, ¿la victoria de Joe Biden es un signo de la decadencia del populismo en el mundo

Para responder a esta y otras preguntas, platicamos con Daniel Vázquez, doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en México y colaborador de Cuestione.

Joe Biden contra el populismo

De acuerdo con Daniel Vázquez, el triunfo de Joe Biden no representa un revés contra el populismo en el mundo, ni siquiera significa un golpe contra esa tendencia en Estados Unidos.

El principal problema con este tipo de hipótesis “es que solemos sobreestimar el intervencionismo de Estados Unidos y también solemos subestimar las causas locales, las causas nacionales, de los fenómenos políticos”, dijo el experto.

Es decir, el hecho de que Joe Biden haya ganado la elección en Estados Unidos no necesariamente modifica los procesos políticos locales, además “las apariciones de gobiernos populistas se explican por procesos locales y no por lo que sucede en Estados Unidos”.

Para Vázquez, hoy y siempre es posible que vuelva un líder populista a la Casa Blanca, ya que la derrota de Donald Trump no es un revés del cual el populismo tiene que sacar lecciones, sino al contrario, el hecho de que Trump haya gobernado es un revés contra la clase política.

Esto se debe a que el populismo no crece a partir de lecciones que le da la democracia representativa, sino que se alimenta de la decepción de la gente en la democracia, de que los ciudadanos no se sienten representados por la clase política.

“Más que pensar si el populismo puede volver con más fuerza, lo que yo espero es que los demócratas hayan aprendido algo a partir de lo que les sucedió tanto en la derrota electoral de Hillary Clinton en 2016, como de este proceso de gobierno de Trump. Considerando que Trump, si bien perdió la elección, tuvo 70 millones de votos”, dijo Vázquez.

Y agregó que estos 70 millones de personas significan que en Estados Unidos hay un alto porcentaje de gente que se siente excluida de la política institucional, que sienten que sus demandas de bienestar, trabajo digno, salario, no son escuchadas por la clase política institucional, ni republicana ni demócrata.

Por lo tanto, en la medida que sus demandas sociales no son articuladas, la gente ve que la democracia no se traduce en resultados materiales, “y en esa medida, el espectro del populismo siempre va a estar ahí, porque el espectro del populismo es eso, es la recuperación con mucha más fuerza de esas mayorías que han sido sistemáticamente excluidas”.

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De la decepción al populismo

¿Por qué surgen estos liderazgos no tradicionales? Según Vázquez, por el proceso de hartazgo con la clase política tradicional, la cual le da razones a la gente para creer que es  inepta, que es corrupta, que utiliza el estado únicamente para sus propios objetivos e intereses particulares.

Para el experto, el caso de Jaír Bolsonaro en Brasil es muy particular, porque, después de más de 10 años de gobiernos de izquierda, estos no lograron una reconversión profunda como se hubiera esperado.

“Entonces, si la clase política tradicional no es la opción de una transformación, pero resulta que incluso los gobiernos que se consideran rupturistas y de izquierda tampoco son la respuesta, esta gente que no logra encontrar el bienestar, obviamente pueden ser fácilmente seducidos por un discurso abiertamente neofascista como es el caso de Bolsonaro”, dijo Vázquez, “al grado de culpar a los inmigrantes de sus desgracias”.

Este hartazgo por la clase política, de acuerdo con el experto, es terreno fértil para que los líderes populistas prometen devolverle a la gente la toma de decisiones, la cual parece ser únicamente de los políticos tradicionales.

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¿Los políticos nos robaron la política?

Para Vázquez la respuesta es sí: los políticos le han robado la política a la ciudadanía, “pero tiene que ver con el tipo de democracia que instituimos desde hace cientos de años”.

“Efectivamente, las personas han sido excluidas de la política, pero esta es por la estructura propia de la democracia representativa”, dijo el experto.

Es decir, esta exclusión proviene desde los orígenes de lo que actualmente conocemos como democracia.

“En 1787, en Estados Unidos, frente al miedo a las mayorías, y creer que son torpes o incluso peligrosas, que no es buena idea que participen en la toma de decisiones, nace lo que se conoce como el gobierno representativo, que es lo que hoy llega a nosotros como democracia, una democracia representativa, una democracia elitista”, dijo el experto.

Y agregó que desde entonces se generó una división política del trabajo en los gobiernos democráticos, en donde por un lado están los gobernantes y por otro lado están los gobernados.

“Visto así, en realidad, en la democracia actual el pueblo no gobierna, lo único que hace la gente es nombrar a quién va a tomar las decisiones políticas”, dijo Vazquez. 

De acuerdo con el doctor en Ciencias Sociales, ante esta exclusión de la clase política, lo que nos queda como ciudadanía no es dejarnos seducir por populismos, sino pensar en cómo “volver a democratizar la democracia”.

En el caso de México, hay que pensar “a través de qué otro tipo de mecanismos podemos participar en la toma de decisiones de manera directa, probablemente en lo local a través de juntas vecinales, comités ciudadanos”.

“Pero no solo eso, sino también interesarnos en los problemas comunes, participar en movilizaciones sociales, en marchas, en mítines, en otro tipo de protestas”, dijo Vázquez.

También se puede volver a democratizar a la democracia participando en organizaciones no gubernamentales que velan por los derechos humanos, o participar en la creación de observatorios de justicia, impunidad, distribución de la riqueza o contra la corrupción. 

Y concluyó que “lo que tenemos que estar pensando es cómo vamos a tejer este nueva cohesión social a través de distintos mecanismos participativos”.

¿La clase política de Estados Unidos entenderá la lección que significó el apoyo popular hacia Trump en dos elecciones presidenciales? ¿La entenderán los políticos en México?

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