Vivimos en una burbuja que promueve la desigualdad

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Hay que voltear a ver más al quien está junto

Cinco mil personas, en promedio, es el numero total con las cuales tendrás una interacción durante TODA tu vida. La gran mayoría de ellas, con formas de pensar, gustos e ingresos semejantes a los tuyos. No solo eso, también irán a, más o menos, los mismos lugares y se relacionarán con personas con las mismas características.

Sin embargo, sólo hace falta, voltear la mirada, en los sitios que frecuentamos, para darnos cuenta que existen muchas otras realidades transitando a nuestro alrededor.

Esto es más evidente en nuestro país donde tenemos a una de las personas más ricas del mundo –Carlos Slim– mientras que, al mismo tiempo, más de 50 millones viven en pobreza.

Este fenómeno se llama desigualdad y no sólo afecta a nuestro país. Es un fenómeno mundial: 1% de la población posee más riqueza que el 99% restante.

¿Por qué esto es malo?

Porque de acuerdo a Oxfam, esto implica que el crecimiento de un país no llega a todas las personas. Sin acceso a empleos dignos, servicios de salud, una vivienda con servicios básicos de agua potable, luz eléctrica o piso firme y teniendo acceso a una dieta insuficiente, una gran proporción de la población se ve condenada a vivir su vida con carencias.

Los niños y niñas son quienes resultan ser más afectados, porque crecen en un entorno que los aísla de una mejor educación, que obstaculiza que puedan competir en el mercado laboral y que, finalmente, se traduce en que un país no cuente con una fuerza de trabajo calificada que pueda competir en nuestro mundo globalizado.

Esta situación también genera problemas en otras esferas, como violencia e inseguridad. Por esta razón, gobiernos, academia y organizaciones se dedican a analizar este fenómeno y plantear posibles soluciones.

Nuevo descubrimiento

Durante muchos años existió la idea que la desigualdad era determinada por el lugar donde vivimos, que promovía que tuviéramos convivencia solamente con gente afín a nosotros, lo que favorecía una mayor división en la sociedad que invisibilizaba las necesidades de grupos en situación de vulnerabilidad.

Pero un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés) descubrió algo diferente: Si no nos mezclamos, es porque elegimos no hacerlo.

Juntos pero no revueltos

Durante un evento de la Fundación BBVA, el líder de la investigación, Esteban Moro, destacó que uno los principales hallazgos fue que 75% de las personas que coinciden en algún lugar vive muy lejos entre sí y viene de contextos sociales diferentes, por lo que los analistas concluyeron que si la gente se mantiene separada “es porque quieren, no por el lugar dónde viven”.

Para sustentar los resultados, Moro aseguró que encontraron muchos sitios con gente de ingresos y características muy diferentes justo a lado de sitios desiguales -donde sólo gente de altos ingresos acude- resaltando principalmente los restaurantes.

Aeropuertos, museos, exhibiciones, parques y centros comerciales fueron otros lugares donde también hubo una convivencia más plural, que favorece la inclusión y la igualdad.

Mientras tanto, las escuelas e iglesias, al cumplir un rol más local en las comunidades, fueron los sitios con menos diversidad, al reunir gente de entornos y atributos muy parecidos.

En cuanto a los sitios de trabajo, que han sido considerados lugares con una interacción más mezclada, mostraron una tendencia a convertirse en más divididos y desiguales.

¿La fuente del análisis? La ubicación de tu celular

En la primera fase de este estudio, elaborado en colaboración por el MIT Lab y la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), especialistas analizaron datos anónimos de 4,5 millones de personas usuarias de teléfonos móviles en EEUU, representativas de una población de 83 millones de personas en 11 ciudades.

¿Cómo hicieron los cálculos?

A través de los datos de ubicación de estos celulares, el grupo experto analizó en qué lugar pasaba la mayoría de las noches cada persona para de esa forma inferir dónde vivían. Después, contrastaron cada ubicación con datos del censo para así saber el nivel de ingresos.

Posteriormente, analizaron todos los lugares donde la localización arrojaba que habían visitado durante más de cinco minutos. Observando el número de personas que coincidían en el lugar y su respectivo nivel de ingresos, calcularon un indicador que permite calificar la desigualdad del sitio dependiendo de la diversidad de los niveles de ingreso reunidos ahí.

En el portal The Atlas of Inequality se puede observar la información a nivel detallada. Cada sitio es representado como un punto, cuyo color representa la desigualdad (o no) del mismo. La escala va de azul marino a rojo, yendo de sitios con menor desigualdad de ingresos (azul) a sitios más desiguales (rojo).

¿Coincidir igual a interactuar?

Aunque si bien coincidir en un mismo sitio no significa necesariamente interactuar, Esteban Moro asegura que es necesario que se produzca el encuentro para que haya una interacción entre personas de diferentes grupos.

De acuerdo al académico, el “30% de las relaciones que hacemos en nuestra vida surgen con personas que están en sitios a los que vamos”. A partir de ese dato, el objetivo de todo el estudio era identificar si las ciudades generaban “una barrera” que no permitía que nos encontraramos.

Primer paso contra la desigualdad

Moro considera que estos resultados son una buena noticia ya que, al tener que ver con nuestro comportamiento, es posible cambiarlos.

Un primer paso para reducir la desigualdad sería tan sencillo como visitar una vez a la semana un lugar distinto al que acudimos regularmente. De acuerdo al líder de la investigación, dedicar 1% de nuestro tiempo a la semana para acudir a un sitio nuevo, aumentaría 5% la diversidad de las personas con las que te topas, ayudando a reducir en cierto grado la desigualdad.

Así que, la próxima ocasión que vayas a comerte unos tacos a la esquina, a tomar un café o comer un helado, considera visitar un sitio distinto, en una de esas, estás favoreciendo que haya mejores condiciones para toda la población.

¿Crees que con pequeñas acciones se puedan hacer cambios más importantes?

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