Alumnas de la UNAM contra el acoso sexual lanzan “Arma tu horario sin acosadores”

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En 2019, la UNAM cerró el año con 450 denuncias de acoso, casi el doble que en 2018, cuando se registraron 250, de acuerdo con el Centro de Investigaciones y Estudios de GéneroSin embargo, las estudiantes siguen sintiéndose inseguras, es por eso que se han organizado de diversas maneras para protegerse.

Esta situación mantiene en paro a la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), la Prepa 7 “Ezequiel A. Chávez” y la Prepa 9 “Pedro de Alba”, desde noviembre del año pasado, pues las alumnas exigen justicia. Y desde entonces, dos funcionarios han “renunciado” a sus cargos: el secretario general y del abogado de la FFyL.

“Tengo tatuajes en mis piernas y antes me gustaba lucirlos, pero el profesor de Pedagogía, Josué Ruíz, siempre me veía los muslos y me hacía sentir incómoda”, narra una alumna de la UNAM que prefiere permanecer en el anonimato por seguridad, en entrevista con Cuestione. “Una vez me ofreció sesiones de ayuda psicológica y me dijo que si las tomaba en su casa serían más baratas”.

El colectivo Violenta FES Aragón colocó un “tendedero” de denuncias, en el que las estudiantes cuelgan los nombres de sus acosadores con pinzas e hilo. Gracias a esta iniciativa se reunieron los datos de los 122 profesores que han sido señalados por acoso sexual contra las alumnas, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, entre ellos destaca Josué Ruiz López.

Antes del próximo semestre de 2020, que arrancará el 27 de enero, las experiencias de acoso eran un secreto a voces. Las alumnas compartían de boca en boca los nombres de los profesores que les miraban las piernas, hacían comentarios misóginos o tenían comportamientos inadecuados, para que las demás tuvieran cuidado y algunos casos llegaban al tendedero, pero este año es diferente: ya no quieren que otra alumna sea acosada.

Por eso crearon la iniciativa “Arma tu horario sin acosadores”, la cual consiste en difundir los nombres y fotografías en redes sociales, para que las estudiantes escojan sus clases con otras y otros profesores y no con los presuntos acosadores.

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La impunidad

Las estudiantes consultadas por Cuestione aseguran que cuando intentaron activar el protocolo para denunciar los acosos de los que eran víctimas, descubrieron que la propia factuald protegía a los profesores y trabajadores que las agredieron, pues les daban largas sobre los expedientes de los casos y muchas veces no procesaron las denuncias. 

Queremos evidenciar la negligencia de las autoridades de la UNAM, que en muchos casos no dan seguimiento a nuestras denuncias, ni nos dejan consultar los expedientes de los casos”, dice una de las integrantes de Violetas FES Aragón, el grupo de alumnas que organizó la iniciativa.

Difícil proceso, bajas sanciones

Para las estudiantes, denunciar en la UNAM se ha vuelto similar a acudir a un ministerio público, pues ahí también son revictimizadas, dudan de sus testimonios, los abogados carecen de perspectiva de género y muchas veces las tratan mal o se sienten juzgadas por estos.

El colectivo Violetas FES Aragón cuenta que es un camino largo y tortuoso y en muchos casos, son doblemente víctimas del acoso que denuncian y de la falta de investigación de la UNAM. 

Además, consideran que las sanciones a los agresores son muy bajas. Marisaestudiante de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM, acudió al plantel para denunciar que unos de sus compañeros intentó violarla cuando ella dormía. 

Marisa comparte que las autoridades de la ENES trataron convencerla de no seguir con el proceso, incluso dudaron de la veracidad de las declaraciones, ya que, alegaban, esa noche Marisa había bebido. Ella no desistió, continuó con la denuncia hasta que, después de seis meses, ganó el caso. Aunque la escuela le brindó ayuda psicológica, sus compañeros se alejaron de ella. Al agresor sólo lo suspendieron un semestre.  

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En paro hasta frenar el acoso

La Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM está en paro desde noviembre, pues las estudiantes exigen que sus denuncias sean tomadas en cuenta. Hasta el momento han logrado la renuncia de Ricardo García Arteaga, quien fungía como secretario general de la Facultad, y la reubicación del abogado Jesús Juárez González; ambos fueron señalados por acoso sexual. 

En la mesa de diálogo que sostuvieron con autoridades de la UNAM, las alumnas exigieron una nueva unidad contra violencia de género, así como ayuda psicológica especializada en este tema y reabrir los casos inconclusos, pero la UNAM dijo que no era posible y que las víctimas tenían que volver a denunciar. 

Lo mismo pasa en las prepas 7 “Ezequiel A. Chavez” y  9 “Pedro de Alba”. También están en paro desde noviembre, han expuesto públicamente casos de profesores y personal de la UNAM que ha acosado sexualmente a estudiantes adolescentes, por lo que exigen la destitución de los presuntos acosadores.

En diciembre del año pasado, una de las promesas del rector, Enrique Graue, fue la creación de un órgano independiente de la administración central de la UNAM que fortalezca la seguridad de las mujeres. Sin embargo, hasta el momento no se tienen más noticias sobre esta propuesta, sólo ha dicho que está en contra de los paros, incluso ha pedido a las y los alumnos que reanuden sus clases y no caigan en “provocaciones y polarizaciones”.

En la UNAM, una “segunda casa” para ellas, la inseguridad se vive cuando caminan cerca de los plantes, en especial los de la periferia, cuando toman clase con los profesores que no dejan de hacer comentarios misóginos ni de mirarles las piernas, incluso cuando van al baño con temor de ser grabadas o agredidas, pero las medidas que ha implementado la UNAM en contra del acoso no dan respuesta.

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