Ya ni paracetamol hay: así de grave el desabasto de medicamentos en México

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Ana Lucía, con solo tres años, fue llevada fuera de México por su padre, Walter Ruppecht. Fueron “expulsados” por el desabasto de medicamentos que azota al sistema de salud pública mexicano. 

La leucemia aguda que le diagnosticaron en 2019 no podía aguantar más la burocracia y la austeridad que tienen, desde el año pasado, a cientos de niñas y niños enfermos de cáncer en la incertidumbre de no saber si podrán acceder al medicamento que necesitan.

Ana Lucía perdió la batalla contra la leucemia en Suiza y murió el 23 de julio. Pero su muerte se pudo haber evitado, si la pequeña hubiera contado con el tratamiento necesario desde el inicio de su diagnóstico, asegura su padre.

Ana Lucía y Luciana nunca se conocieron, pero tenían varias características en común, empezando por la edad y la enfermedad que las atacó y que en México cobra la vida de 4.6 niñas y niños por cada 100,000 niños de cinco a nueve años. También compartían la lucha contra un sistema de salud que las abandona, en medio de esa batalla por su vida. 

Pero, por desgracia, los medicamentos para niños y niñas con cáncer no son los únicos que faltan. 

Al menos 390 medicamentos no se encuentran en el sector salud desde el año pasado, que van de un simple paracetamol para el dolor de cabeza, hasta medicinas complejas para la regeneración celular. 

Esto, de acuerdo con el diagnóstico elaborado por el colectivo Cero Desabasto, conformado por organizaciones civiles como Fundar, Centro de Análisis e Investigación y Juntos Contra el Cáncer, así como académicos e investigadores en el tema.

Cero Desabasto armó una base de datos con base en dos mil denuncias de familiares y personal médico, por la ausencia de medicamentos en clínicas y hospitales. En esta se puede observar que incluso centros regionales como el Hospital Regional 1º de Octubre (ISSSTE), en la alcaldía Gustavo A. Madero, la Unidad Médica Familiar 2 en Chihuahua o la 4 en Ciudad de México (ambas del IMSS) mostraron desabasto de paracetamol.

Sin embargo, hay casos dramáticos, como los medicamentos de alta especialidad. Por ejemplo, uno de nombre Truvada, que ayuda a evitar que el VIH se propague en el cuerpo de los pacientes que lo padecen, puede costar hasta cerca de 16,000 pesos en farmacias privadas.

También faltan medicamentos básicos para la diabetes (que en México la sufren 12 millones de personas); en 150 clínicas no hay lo necesario para atender la hipertensión (a pesar de que una de cada cuatro personas mexicanas la padecen); en 33 para la epilepsia, con dos millones de personas que la sufren. 

Incluso, se registra desabasto de medicinas para enfermedades mentales, como la esquizofrenia, la bipolaridad o la depresión, cuya suspensión de tratamiento puede traer fuertes consecuencias discapacitantes para quienes las padecen. 

Cuestione solicitó entrevista al IMSS y el ISSSTE para conocer el estatus en el que se encuentra el abasto de medicamentos sin que hasta el momento haya obtenido respuesta.

Ana Lucía, la lucha contra la austeridad

L-Asparaginasa es el nombre de la solución que ayuda a los pacientes de leucemia, como Ana Lucía y Luciana, a que sus células se regeneren. Pero en México, ése también es el nombre del dolor de cabeza de cientos de padres y madres de estas niñas y niños, pues en las farmacias de las clínicas y hospitales no existe. 

“Desde hace un mes, no hay en el Hospital General Regional Orizaba (del IMSS)”, dice Reyna Lugo, madre de Luciana, en entrevista con Cuestione.

Al cáncer en las células de Luciana, hay que sumar el cáncer burocrático que se complica en tiempos de la pandemia por COVID-19. En el hospital le dijeron que hasta “que pase la pandemia volverán a surtir los medicamentos”, aseguró Lugo.

Cada dosis de L-Asparaginasa cuesta en la calle 2,200 pesos. En la clínica que se atiende tendrían que dárselo gratis, por ser derechohabiente del IMSS, pero recibe un permanente: “no hay”.

Hasta el momento, Reyna ha pedido prestado y recibido donativos para comprar ese pequeño frasco que hace que las células de Luciana sigan con vida desde hace un mes. 

Pero si el desabasto no se soluciona, Reyna necesitará 35,200 pesos para terminar el tratamiento de 16 dosis en las próximas cinco semanas, una cantidad difícil de reunir con el salario que percibe como cajera en una tienda de autoservicio.

“Esta no es solo mi situación, varias de las mamás de pacientes de esta clínica estamos con la esperanza de que algún día llegue el medicamento, pues es vital para que nuestros hijos sigan dando esta batalla”, nos contó Reyna Lugo.

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Las causas del desabasto

Desde la llegada del gobierno de Andrés Manuel López Obrador hubo una crisis en el abasto de medicamentos, especialmente con los fármacos para los tratamientos de cáncer de miles de niñas y niños en todo el país. 

La principal causante de este desabasto, según explicó el gobierno federal, fue la farmacéutica Pisa, pues incumplió con la entrega de productos de calidad y, al menos, 17 de sus instalaciones cerraron, lo que dejó sin distribución a las dependencias del gobierno. 

Sin embargo, Cuestione documentó que en realidad fue la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), a cargo de José Alonso Novelo, la que retrasó la entrega de los fármacos e incumplió los acuerdos que tenía con la empresa.

La cadena de abasto no solo involucra la compra de los medicamentos, también la distribución y el almacenamiento juegan un rol importante para que las farmacias de los centros de salud cuenten con las medicinas necesarias y en buen estado. Basta con que alguno de estos eslabones falle, para que esos fármacos no lleguen a la persona que los necesita, nos explica Andrés Castañeda, coordinador de Cero Desabasto.

La corrupción e ineficiencia son las principales causas que ocasionan que alguno de estos eslabones se rompa. “Una de las razones importantes que han causado este desabasto es que no se planea bien la población que necesita los medicamentos, y que muchos de los medicamentos se quedan en el almacén, no llegan a las manos de las personas”, nos dice Castañeda.

Si bien el desabasto de medicamentos se registra desde sexenios pasados, la crisis actual se desató por los recortes presupuestales en el sector salud y, de acuerdo con Andrés Castañeda, en las malas prácticas que hicieron las empresas que tenían el monopolio de las medicinas.

Cuestione documentó que el gasto en salud tuvo una caída de 4% en el primer año del gobierno de López Obrador, y esto golpeó principalmente los bolsillos de miles de personas que se atienden en las instituciones de salud pública.

Este 31 de julio, el gobierno de López Obrador y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) firmaron un convenio para comprar medicamentos y vacunas (como la de la COVID-19) a través de licitaciones internacionales, con lo cual se evitará la corrupción en la compra de medicamentos y se resolverá el problema de desabasto en el país. O eso prometieron.

Mientras tanto, los miles de pacientes (entre ellos, las niñas y niños con cáncer) tendrán que esperar a que la crisis del desabasto –que se agudizó aún más por la pandemia del coronavirus– se resuelva.

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