Atención psicológica para hombres agresores, parte de la solución contra la violencia feminicida

Compartir:

Con menos de 20 años de edad, Lorenzo Sánchez se casó con “Mariana”, a quien empezó a celar y agredir físicamente. Atraído por el alcohol desde que tenía 15 años, Lorenzo nos contó que su abuela fue quien lo crió y que desafortunadamente su “educación fue matriarcal, pero machista”.

“Imagínate: el alcohol, la violencia, el machismo, todo se juntó hasta que explotó esa relación y me divorcié”, dijo Lorenzo, quien en 2002 se enteró por la radio de una organización civil -hoy desaparecida- que se llamaba Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias AC (Coriac), la cual brindaba “reeducación” a varones que ejercían violencia de género y contra sus parejas.

“Me dije: ‘yo quiero estar ahí’ y fui de manera voluntaria. Fue cuando empecé a entender y a trabajar lo que es la violencia doméstica hacia las mujeres, de cómo aprendí por las canciones, la Iglesia, por todo, a ser el hombre violento que soy”, nos confió Lorenzo a propósito de la conmemoración este 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Te recomendamos: Las hermanas Mirabal, luchadoras dominicanas que recordamos el día contra la violencia a las mujeres

“Grupos de reflexión, no terapias”

“Para atender a hombres que ejercen violencia no se recomienda solo terapia psicológica. Lo que se ha usado desde los años 70, y que es lo que se recomienda, son los grupos de reflexión que tienen un espíritu más reeducativo o psicoeducativo, que exclusivamente terapéutico”, nos explicó Roberto Garda, director de Hombres por la Equidad, grupo ciudadano dedicado a la investigación y prevención de la violencia de los hombres desde una perspectiva de género.

En el mismo sentido, Tlacaelel Paredes, director de la organización civil Hombres Diversos, nos dijo que los grupos de reflexión para varones se crearon hace 30 años en la Ciudad de México y todo el país: “en el modelo de atención hay tres niveles que están pensados no solo para detener la violencia inmediata, sino también para hacer conciencia del daño que se causa, e integrarse a las actividades cotidianas sin actitudes machistas y patriarcales”.

“El problema del ejercicio de la violencia hacia las mujeres es por las relaciones de poder de género, entonces no siempre en las terapias psicológicas se habla de poder y menos de las desigualdades de poder que surgen por las desigualdades de género”, nos indicó por su parte Roberto Garda, autor también del programa de atención “Hombres renunciando a su violencia”.

“En los grupos de reeducación, además de abordar aspectos emocionales, se aborda la idea que tienen los hombres sobre el ejercicio del poder, particularmente aquél que ejercen hacia las mujeres cuando tienen conflictos con ellas; ahí es cuando funcionan más los grupos de reflexión que tienen como base programas y modelos de intervención, que las terapias psicológicas individuales o grupales”, añadió el también maestro en Sociología.

“Impactado por ver a un hombre llorar”

Lorenzo nos platicó que tras la desintegración de Coriac en 2006, empezó a ir a los grupos de reflexión del Movimiento de Hombres por Relaciones Equitativas y Sin Violencia (Mhoresvi), otro colectivo dedicado a la reeducación e investigación para prevenir las agresiones machistas contra las mujeres

Quizá quieras leer: Muerte de Lidia Gabriela, trágica consecuencia del miedo de las mujeres a la violencia feminicida

“Había dinámicas de reírte, jugar… alguna vez hasta pudimos llorar. Me quedé impactado la primera vez que vi a un hombre llorar en una sesión, pues trabajas con el sentimiento, los pensamientos y el cuerpo”, nos detalló Lorenzo, quien a sus 48 años de edad tiene dos hijos varones de 24 y 29 años. 

“Hay un código que en los grupos se trabaja y se habla con la pareja que se llama ‘el retiro’, el cual significa que antes de ejercer violencia me detengo y me voy. Yo pienso que nunca se va a dejar de ser violento y machista, lo que sí se puede es tratar de parar y ya no ejercer la violencia”, abundó Lorenzo.

“Desde hace dos años y medio, que empezó la pandemia, en Hombres por la Equidad damos grupos de reflexión en línea y te puedo decir que los hombres cambian; no va a haber un hombre no violento, eso no existe, pero van comprendiendo que cuando se enojan, se molestan con su pareja, mejor deben pararse y ya no ejercer maneras de pensar, manejo emocional o conductas que maltraten; no es de la noche a la mañana, se requiere trabajo continuo”, añadió por su lado Roberto Garda.

Responsabilidad colectiva

En tanto Tlacaelel Paredes, quien es psicólogo clínico por la UNAM, lamentó que por muchos años se ha atendido solo a las mujeres para prevenir y sancionar la violencia, y se ha dejado en el olvido una política pública para atender a los hombres violentos.

“Debe existir una política pública enfocada en trabajar con hombres para disminuir la violencia contra las mujeres. El gobierno tiene que hacerse responsable de este problema de salud social, de lo contrario, difícilmente habrá un avance en la eliminación de la violencia porque no ve el problema en su totalidad”, nos precisó Paredes, quien ha trabajado en instancias federales como el Instituto Nacional de las Mujeres, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia, y la Secretaría de Salud.

Te puede interesar: ¿El feminicidio de Luz Raquel Padilla Gutiérrez se pudo evitar?

Igualmente, Roberto Garda -quien lleva 29 años trabajando con hombres que ejercen violencia y ha publicado decenas de libros y manuales sobre el tema- nos señaló que además de una supervisión feminista “para que no se vuelvan clubes de Tobi”, los grupos de reflexión deben contar con apoyo del Estado y de agencias internacionales, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.

El también economista nos recordó que en 2008 su organización apoyó a la Secretaría de Salud federal con programas de reeducación para hombres agresores y mujeres víctimas de violencia, pero que no se evaluaron de forma satisfactoria, y carecieron de apoyo y campañas de difusión.

“Ahora con la 4T se cerraron estos grupos de reeducación en todo el país, lo cual es triste porque no se ha evaluado esa experiencia. Se requiere una tarea colectiva -entre gobierno, organizaciones civiles y empresas- porque hay una pandemia incluso más fuerte que la del COVID-19, que es la feminicida, pero no se reconoce como tal”, advirtió Garda.

Finalmente, Lorenzo Sánchez -quien es camillero en el Hospital Pediátrico Iztapalapa- lamentó que miles de hombres se nieguen a trabajar su violencia debido a que el patriarcado y el machismo les dan privilegios: “no quieren que las mujeres les dejen de hacer la comidita o de lavarles la ropa… Se necesita no un grupo que trabaje la violencia, se necesitan miles y también miles de hombres que lo quieran hacer. Ahora vivimos un genocidio, es indignante la violencia de hoy contra las mujeres”.

Tras 20 años involucrado en grupos de reflexión, Lorenzo se reivindica como “hombre feminista”, pero acepta que aún tiene su machismo y violencia: “yo siempre digo de mí que soy un macho que intenta ser un hombre de verdad, no misógino, no un feminicida. Aspiro a eliminar mi violencia de manera definitiva para no ver más mujeres asesinadas, ni niñas desaparecidas o prostituidas, o que las abusen pederastas en la iglesia; quiero una sociedad justa”.

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.