La autocensura, el precio que paga la prensa por su seguridad

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Después de tres años cubriendo la nota roja de Reynosa y múltiples amenazas, Luis tuvo que decidir entre continuar con su trabajo y caer en autocensura para evitar agresiones por parte del crimen organizado y de la policía municipal o dejar de ser periodista. 

No tuvo opción y ahora conduce un Uber.

El caso de Luis no es aislado en un país en el que, en las últimas dos décadas, 140 periodistas han sido asesinados debido a su labor informativa, según el conteo de la organización Artículo 19. 

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Verónica es otra víctima de amenazas. Admite que después de haber sido intimidada mientras realizaba un reportaje sobre la delincuencia organizada, para un medio de circulación nacional, dejó su cobertura por un tiempo.

La periodista relata que en 2010 investigaba la presencia del narcotráfico en San Luis Potosí. Al salir del lugar donde realizaba una entrevista a un jefe policiaco, “halcones” de grupos de la delincuencia organizada en la zona la siguieron hasta que abandonó la localidad.

La presión fue tal que al día siguiente dejó la entidad y también evitó publicar sobre temas relacionados. “En realidad tomé esa decisión y fue por el miedo que te domina por un buen rato. Regresé un año después a cubrir la caravana de Javier Sicilia y la noche previa en la que viajé de vuelta a San Luis tuve un ataque de ansiedad. Fue muy frustrante. Fue una experiencia fuerte que sí me detuvo, me frenó y me hizo limitarme y autocensurarme en términos de decidir no reportar ni estar allá por un tiempo”, dijo a Cuestione.

Lo que dice la UNESCO

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) es la agencia de la ONU que supervisa la situación de la libertad de prensa y el derecho a la información. 

De acuerdo con su Encuesta Nacional digital sobre el Ejercicio Periodístico, publicada en sus Indicadores de Desarrollo Mediático, el 94% de los periodistas se autocensura por temor a castigos, hostigamientos o ataques. Y en el caso más extremo, como el de Luis, incluso optan por cambiar de profesión. 

Itzia Miravete, coordinadora de prevención del Programa de Protección y Defensa de Artículo 19, considera que esto va en detrimento del derecho a la información y de la libertad de expresión, y termina afectando a la sociedad en su conjunto. 

“Tristemente es algo bastante común en la prensa en México. Hay estados donde lo vemos mucho más marcado que en otros. Por ejemplo, Tamaulipas es un claro ejemplo de una ‘zona de silencio’, donde la prensa sabe perfectamente qué sí puede y qué no puede cubrir porque aprendieron con violencia. Gran parte fue por el narco, pero también por el gobierno y las omisiones del gobierno”, dijo Miravete a Cuestione

“Esto tiene un impacto individual y social. En el plano individual, el periodista deja de ejercer su derecho a la libertad de expresión; en el social, es bastante grave porque se trata de información a la cual dejamos de tener acceso, es información de interés público y de relevancia y que nos fortalece como democracia porque nos permite tomar decisiones y entender qué está pasando. Cuando la prensa se calla por miedo es información que ya no llega a la ciudadanía y tenemos menos herramientas para tomar cualquier decisión”.

De acuerdo con los Indicadores de la UNESCO, 96.7% de los 569 periodistas mexicanos encuestados opina que el periodismo en el país se ejerce con riesgo, mientras que 99.5% considera que es víctima de espionaje.

La situación de inseguridad que atraviesan los periodistas es peor en los estados de Baja California, Campeche, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, Sonora y Tlaxcala, refiere el estudio.

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Aumento en solicitudes de protección del Estado

En este panorama de violencia contra comunicadores, en los últimos tres años, el número de periodistas y defensores en el país que recurrieron al Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas aumentó 82%. 

Apenas el pasado 29 de abril, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas, informó que al inicio de esta administración había 798 personas registradas. Sin embargo la cifra se incrementó hasta 1455, de los cuales 467 son periodistas.

Tan sólo en los primeros cuatro meses de 2021, 32 periodistas solicitaron ingresar al Mecanismo de Protección, lo que representa casi la mitad de las solicitudes presentadas en todo 2020 y una tercera parte de las registradas en 2019.

De éstos, 15 denunciaron haber sido víctimas de agresión por parte de servidores públicos, 13 de particulares y cuatro más de entidades no identificadas. Entre las agresiones, dos fueron clasificadas como violencia física y 18 más como amenazas.

Pero María, una periodista que se encuentra desplazada en otro país debido a las amenazas de las que fue objeto, advierte que el Mecanismo es incompleto y relata que ante la falta de protección las localidades se convierten en “zonas del silencio”.

Ese es el caso de Iguala, en el estado de Guerrero, donde ella trabajaba hasta hace un año.

“Hay ‘zona del silencio’ en Guerrero y al menos 10 compañeros que manejan nota policiaca están autocensurados por las amenazas de los grupos de la delincuencia. Todos ellos han sido desplazados a otros lados”, relata. “Están desprotegidos, pues el Mecanismo de Protección para Periodistas no los ayuda”.

Ante la falta de condiciones de seguridad para los periodistas, muchos han optado por establecer protocolos como no firmar notas policiacas o salir a hacer coberturas en grupos. Sin embargo, eso tampoco garantiza la seguridad, como explicó Guadalupe, quien junto con otro grupo de periodistas fue encañonada por un comando armado en el estado de Guanajuato cuando realizaba una cobertura.

La periodista explica que solamente las autoridades del municipio al que iban habían sido notificadas que realizarían un reportaje, por lo que las víctimas de la agresión decidieron no hacer público el incidente. 

“Nosotros decidimos no hacerlo público porque hubo mucho debate entre nosotros. Hubo quienes afirmaban que teníamos que hacer público lo ocurrido, pero otros miembros del equipo dijeron que no, tenían miedo y tenían razón”, dijo.

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Ataques desde el Palacio Nacional a periodistas

La periodista Ana Elizabeth García Vilchis tomó el micrófono durante la conferencia matutina del presidente López Obrador el pasado 30 de junio y durante 15 minutos exhibió tuits de columnistas, primeras planas de periódicos y capturas de pantalla de sitios web para presuntamente desmentir información falsa. 

Por la megapantalla de la conferencia matutina desfilaron los nombres de Raymundo Riva Palacio, Salvador García Soto, Joaquín López-Dóriga, Héctor de Mauleón, Peniley Ramírez, Clemente Castañeda, entre otros, así como el portal de Univisión y los diarios El Universal y El País.

Mañanera

Fuente: @JesusRCuevas

En su exposición, Ana Elizabeth García Vilchis arremetió contra los medios, al calificar a El País como un periódico cuyos accionistas se vieron beneficiados en el régimen anterior, y señaló a Joaquín López Dóriga como representante de los intereses de Televisa. 

Casi al cerrar, recordó que Raymundo Riva Palacio fue colaborador del ex presidente Carlos Salinas de Gortari -como director de Notimex- y criticó que no hubiera eliminado los tuits en los que dio información inexacta sobre la toma de las instalaciones de la Universidad de Las Américas, en Puebla.

Así, con títulos como “Nado Sincronizado”, “Pinocho de la semana” y “Mención Honorífica”, García Vilchis inauguró la nueva sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, que se presentará todos los miércoles en las conferencias matutinas de AMLO para “contrarrestar las noticias falsas y rumores difundidos por columnistas y periodistas”, principalmente de oposición.

“Vamos a iniciar también hoy el programa informativo, la sección de estas conferencias destinada a dar a conocer las mentiras que se difunden en medios de información convencionales y también en las redes, para que se vaya contando con información, con elementos y tengamos cada vez más una ciudadanía muy consciente, no susceptible de manipulación”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Estamos viviendo uno de los peores tiempos, de los peores momentos del periodismo en México”.

Este tipo de acusaciones y ataques, de acuerdo con el Digital News Report de Reuters, es una de las más probables causas de la crisis de credibilidad de los medios de información en México, donde a diferencia del resto del mundo se produjo una caída de dos puntos porcentuales con respecto al 2020, para ubicarse en un 37%, el resultado más bajo para la industria desde 2017.

Y es que de acuerdo con Artículo 19, la organización dedicada a defender periodistas, la situación de vulnerabilidad por la que atraviesan los periodistas en México se ve agravada por la estigmatización que ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador de los medios de comunicación y periodistas. 

“Hemos visto mucho cómo es que en ‘las mañaneras’ se estigmatiza a la prensa y después de esa estigmatización venían muchos ataques en redes sociales. No solamente eran acotados al periodista, sino también a su familia. Eso genera un efecto inhibitorio donde quizá un periodista que no ha sido directamente atacado opta por no preguntar o investigar”.

En su seguimiento a las conferencias matutinas, la organización identificó que en 2020, en al menos 40 ocasiones López Obrador estigmatizó a periodistas, lo que derivó en agresiones y acoso contra éstos.

Una de las víctimas de asedio fue la periodista Frida Guerrera, quien fue atacada en redes sociales después de su intervención en la conferencia matutina para solicitar información sobre las acciones del gobierno para prevenir el feminicidio infantil y el infanticidio.

“Me atacaban con cuentas de distintos perfiles, algunas se veía que eran de reciente creación y no tenían más de tres seguidores o las otras eran de cuentas con más de 15 mil seguidores. En los tuits me decían desde feminazi, revoltosa, puta, entre muchas otras cosas”, dijo la periodista.

Y más allá de las agresiones contra periodistas, las cuales califica como graves, la organización Artículo 19 considera que los ataques del presidente en contra de comunicadores erosionan también la credibilidad de los medios entre la sociedad.

“Lo que hace al estigmatizar a la prensa es polarizar a la sociedad y es cada vez más común escuchar que la gente llama a cualquier periodista chayotero o fifí, sólo basado en si hablan bien o mal del presidente o si se mencionan o no en la ‘mañanera’ y con ello la credibilidad de los medios se va deteriorando. No sólo de los grandes medios sino de cualquier medio y/o periodista”, nos dijo Itzia Miravete.


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