Brasil, Chile y Rusia: países en los que se impone la moral de sus gobernantes

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El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere moralizar al país. Lo ha dicho muchas veces y de distintas maneras. Lo mismo se refiere a la “Cartilla Moral” que a la “Economía Moral” o la creación de una “Constitución Moral” para México.

Como si fueran mandamientos, pide no mentir, no robar, no traicionar. Con besos, abrazos y deseando el bien común desea arreglar temas tan graves como la inseguridad en el país. 

Pero ese discurso del presidente López Obrador no es nuevo en el mundo de la política. Estos son otros gobernantes que han convertido sus preceptos morales en políticas públicas y normas de convivencia.

La moral de Putin en Rusia

Con más de 20 años no consecutivos gobernando Rusia, Vladimir Putin se ha convertido ya en una figura icónica del poder en ese país, a la altura de personajes como Josef Stalin, el dictador de la Unión Soviética o, incluso, algunos de los zares más famosos como Pedro el Grande, por el tiempo que duraron en el poder.

De hecho, el pasado 11 de marzo, el parlamento ruso aprobó una amplia reforma constitucional, que permitirá al presidente Putin permanecer en el poder otros 12 años cuando termine su actual periodo en 2024 y se extienda al 2036.

La llegada al poder de este exespía de la KGB marcó el regreso de la autocracia, de la concentración de poderes y el culto a la personalidad que caracterizaron a la Rusia imperial, tal como señala el periodista Steven Lee Myers en El nuevo zar: el ascenso y el reinado de Vladimir Putin.

Y vaya que las decisiones de Putin han levantado ámpula. En el año 2012, reformó la Constitución para extender de cuatro a seis años el mandato de los jefes de Estado. Gracias a eso, es uno de los líderes rusos que más tiempo ha estado en el poder (20 años). Ha apoyado la moral conservadora que promueve la Iglesia Ortodoxa Rusa y siempre se ha manifestado en contra de la unión homosexual.

“En Rusia no habrá progenitor 1 y progenitor 2, mientras yo sea presidente habrá papá y mamá”, declaró en febrero pasado. Además, indicó que nunca se legalizarán los matrimonios entre personas del mismo sexo.

“Los matrimonios homosexuales no producen hijos”, aseguró el 14 de febrero pasado.

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Bolsonaro también quiere “restaurar” la moral 

Desde que ganó la presidencia en octubre de 2018, el ultraderechista, Jair Bolsonaro ha señalado que trabajaría para “restaurar la moral en la nación más grande de América Latina”, además de hablar abiertamente en favor de la militarización.

Bolsonaro lleva poco más de un año en el gobierno y uno de los temas en los que ha sido más criticada es en el campo de los derechos humanos y la gestión medioambiental: pese a que Brasil es un país laico, el mandatario brasieño promueve cotidianamente actos católicos desde el Palacio de Gobierno y su agenda social está plagada de referencias religiosas.

“Brasil está cambiando porque tiene un gobierno que respeta a la familia, debe lealtad a su pueblo y cree en Dios. Soy cristiano y creo que Brasil puede alcanzar su lugar de prominencia bien merecido en la escena mundial”, señaló el 17 de febrero de 2020, durante el 40 aniversario de la Iglesia Internacional de la Gracia de Dios.

La lucha contra la ideología de género y la preservación de la familia cristiana es una de las apuestas de su legislatura y de la ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, una evangélica fundamentalista. 

Esto ha provocado la eliminación de políticas públicas en favor de la comunidad LGBT y el retroceso en temas esenciales para el feminismo, como el debate sobre el aborto, cuya descriminalización se ve más lejana. Además, los derechos de la comunidad LGBT están en riesgo.

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Chile, el aborto y el matrimonio igualitario

El pasado 15 de enero, el Senado de Chile aprobó legislar el proyecto para el matrimonio igualitario, un primer e histórico paso en el debate en el Congreso. “Es un resultado histórico, hemos comenzado el término de una discriminación”, dijo el senador Felipe Harboe, del opositor Partido por la Democracia (PPD). 

No así en el tema del aborto. En 1989, al final de la dictadura de Augusto Pinochet, la legislación fue modificada, prohibiendo el aborto en toda circunstancia.

En el 2015, la entonces presidenta Bachelet envió una moción al Parlamento para legislar el aborto en tres causales específicas. Aquella moción hizo surgir el ultraconservadurismo de la derecha y centroderecha chilena.

La postura del actual presidente Sebastián Piñera, que ha manifestado en distintas ocasiones, es “nuestro gobierno, es partidario de defender la vida” por lo que ha reiterado en el Congreso que no permitirá la posibilidad de discutir un proyecto de aborto legal.

“Lo quiero decir en forma fuerte y clara, nuestro Gobierno es partidario de defender la vida y, muy especialmente, la de los niños que están por nacer”, dijo el mandatario.

¿Será que las creencias de un grupo de conservadores influyan en toda una sociedad?

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