¿La cannabis podría impedir contagios de SARS-CoV-2?

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Han pasado 10 meses desde que surgió el nuevo coronavirus o SARS-CoV-2. Desde entonces, diversos países y empresas se están esforzando en desarrollar una vacuna, una cura o lo que sea necesario para terminar con la pandemia. 

Un estudio in vitro (a nivel celular) de Pideka, una empresa colombiana dedicada al cultivo de cannabis, reveló que una mezcla de extractos de cannabis puede inhibir al SARS-CoV-2 en 62.5%. Es decir, que seis de cada 10 células estarían protegidas del virus.

La empresa colombiana continúa los estudios para aumentar el porcentaje de inhibición a, por lo menos, 85% con la esperanza de generar un medicamento comercial que realmente ayude a la población a protegerse del virus.

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Pero cuidado:

El extracto de cannabis que se está usando en el estudio de laboratorio es una combinación única de ingredientes que tiene la empresa. Así que fumar marihuana no es algo que te proteja de enfermarte de COVID-19, incluso, podría aumentar el riesgo de complicaciones si contraes el virus.

¿El medicamento podría llegar a México?

No legalmente. A pesar de que en 2017 se despenalizó el uso medicinal de la planta aún no existe un reglamento que permita su uso legal.

Además, tampoco podría desarrollarse algo similar en nuestro país porque, hasta ahora, también es ilegal realizar investigaciones de productos con cannabis.

Incluso, la UNAM tiene frenadas las investigaciones científicas de la marihuana medicinal por un estancamiento en el otorgamiento de permisos gubernamentales, reportó Cuestione desde agosto de 2019. 

Sobre el estudio

Pideka envió dos mezclas de extractos de cannabis al grupo de inmunovirología de la Universidad de Antioquia (UdeA), la primera institución académica colombiana en aislar el nuevo coronavirus.

El grupo de inmunovirología encontró que en una de las mezclas no presentaba citotoxicidad, es decir, que no afectaba las células buenas del organismo. Luego se determinó la actividad antiviral: 

“Se colocaron células en presencia del extracto de cannabis. Después de que el extracto fue absorbido por esas células colocaron el SARS-COV-2 sobre las células esperando que el virus penetrara las células”, nos explicó Marta Liliana Vega, química farmacéutica y directora técnica de calidad de Pideka.

Después de dos meses, el estudio evidenció que los extractos de Pideka evitaban que el virus penetrara la célula en 62.5%. “Es como si los ingredientes del extracto bloquearan la puerta de ingreso del virus (en ese porcentaje)”, mencionó Vega

¿Es una cura para COVID-19? 

No. Lo que la empresa colombiana busca “es una forma de prevenir el contagio, no en curar (la COVID-19). Aunque también se ha visto un posible efecto de reducción en los síntomas”, aseveró la química farmacéutica. 

Pero tampoco es una vacuna. “Las vacunas son una de las muchas formas que se utilizan para prevenir (una enfermedad). Pero hay otras formas como, por ejemplo, reforzar el sistema inmune”, aclaró Marta Liliana. 

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¿Se le está apostando más a una vacuna que a una cura?

En las noticias hemos visto los avances de las vacunas contra COVID-19 y los medicamentos que han ayudado (o no) a las y los pacientes contagiados a recuperarse de la enfermedad. Pero la primera parece pesar más.

Bien podría ser un tema de percepción, pero la realidad es que una vacuna tiene algunas ventajas sobre un medicamento, de acuerdo con el Dr. Mauricio Rodriguez Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y vocero de la comisión de la UNAM para la atención de la emergencia por COVID-19:

“En términos generales, se busca más una vacuna que una cura porque la vacuna tiene un efecto específico que es evitar el contagio o disminuir la gravedad de una enfermedad. Con eso hay un efecto doble: sobre el individuo y en la comunidad”.

En cambio, “el tratamiento solo cura a la persona enferma. Eso tiene un efecto indirecto en la comunidad porque deja de contagiar a la gente por menos tiempo, sí, pero no se termina el problema”, mencionó Rodríguez Álvarez, en entrevista con Cuestione.

Además, “el espectro clínico de una enfermedad es más amplio. Es más complejo definir qué quieres que haga un medicamento en lugar de definir qué quieres que haga vacuna. El desarrollo de medicamentos se complica porque implica diferentes estrategias (por los tipos de pacientes) y con la vacuna solo quieres prevenir contagios”.

Esfuerzos en búsqueda de tratamientos para el SARS-CoV-2

La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un gran ensayo de tratamientos para conocer la eficacia de varios medicamentos que se estaban utilizando en varios países contra la COVID-19 llamado Solidaridad.

El ensayo, en el que participaron 30 países, arrojó que los medicamentos remdesivir (para el ébola), hidroxicloroquina (contra la malaria), lopinavir (para VIH) y el interferón beta (para esclerosis múltiple) tienen “poco o ningún efecto en las personas hospitalizadas por COVID-19”.

Además, Reino Unido está realizando un ensayo clínico con 12 mil pacientes y muchas compañías farmacéuticas están haciendo ensayos con sus drogas, reportó el portal de noticias BBC News

Por otro lado, en septiembre pasado se dio a conocer que el THC, sustancia psicoactiva de la marihuana, podría ayudar a tratar algunas complicaciones letales del COVID-19, según un estudio de la Universidad de Carolina del Sur, de Estados Unidos. 

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¿Qué es mejor contra la COVID-19?

“Lo ideal es la vacuna pero no sabemos cómo va a funcionar. Si le funciona a 50 personas de 100, de qué sirve. Por ejemplo, la vacuna con la influenza solo funciona al 40%. Ese virus muta mucho y si la vacuna de COVID es igual, no servirá de mucho”, señaló el Dr. Mauricio Rodriguez Álvarez.

El problema es que el SARS-Cov-2 es más contagioso y “aunque no muta tanto como la influenza y parece ser muy estable, está siendo muy efectivo así porque tiene un sistema para corregir errores (al mutar)”, señaló Rodriguez Álvarez.

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En este momento, la mejor forma de prevenir la COVID-19 es usar cubrebocas, la sana distancia y la higiene frecuente de manos, así que la mitad de la respuesta depende de la sociedad”, advirtió el vocero de la comisión de la UNAM para la atención de la emergencia por COVID-19

Mientras tanto, Pirideka busca obtener 85% de inhibición (o más) al virus para luego hacer estudios de seguridad y eficacia preclínicos y clínicos. Así que, “cada avance es un paso más para llegar a la viabilidad de hacer estudios clínicos en personas”, concluyó Marta Liliana Vega

Y en México, seguimos esperando que la Cofepris dicte los lineamientos que permitan este tipo de estudios…

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