Confinamiento por COVID-19 provoca depresión, miedo y estrés en adultos

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que si no se atienden las consecuencias psicológicas del confinamiento por la COVID-19 -que se han traducido en cuadros de miedo, estrés y preocupación- se verán a la larga graves daños en las personas, en la sociedad y en la economía de los países.

En la publicación COVID-19 Intervenciones recomendadas en salud mental y apoyo psicosocial durante la pandemia, se acepta que “actualmente, la prioridad es salvar vidas, fortalecer las medidas de salud pública, de higiene y saneamiento. Sin embargo, las necesidades emocionales de las personas requieren atención”.

La publicación indica que ante el temor a contagiarse por coronavirus, las personas han visto afectada su situación emocional también por el aislamiento social, el desempleo o la educación a distancia.

Durante la llamada cuarentena, la violencia familiar aumentó un 60% en todos los países, según la OMS. En la Ciudad de México, el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública registró un incremento en las llamadas de auxilio, como lo registró Cuestione en esta nota.

Para hacer frente a esta problemática se han implementado programas de apoyo psicológico del Sector Salud; de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina; que asesora vía telefónica y por medio de WhatsApp, Messenger y Skype.

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¿Qué población resulta la más afectada?

A casi seis meses de haber iniciado la contingencia sanitaria por el coronavirus en México, que al 4 de septiembre registró 66,851 muertes y 623,090 casos por COVID-19, el programa de apoyo de la UNAM atendió a 95,400 personas entre abril y septiembre. 

La UNAM implementó en abril un cuestionario para la detección de riesgos a la salud mental, que le permite monitorear su evolución y que revela el comportamiento de afectaciones. 

“Tenemos un ingreso a la estrategia principalmente de público en general en un 67%; de la comunidad universitaria un 17% y de personal de salud un 16%”, nos dijo Silvia Morales, coordinadora de Centros de Formación y Servicios Psicológicos, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Del registro se tiene que un 65% de mujeres ha solicitado apoyo y un 35% hombres, aunque “semana a semana crece en 1% la urgencia de solicitudes de ayuda por parte de varones”.

¿Sobre qué piden ayuda?

Del total de registros “el 25% de las personas que entra tienen condiciones de riesgo por violencia sexual”.

“Un 10% ingresan por el uso de sustancias sicoactivas; un 9% por cuadros de depresión; el 5% por manifestaciones de riesgo de autolesión y suicidio; el 3% por estrés agudo; 8% por ansiedad generalizada, 2% por cansancio y 1% por somatización”, nos explicó Morales.

En tanto que la casa encuestadora MAS DATA dio a conocer el sondeo “Reporte de resultados con ponderaciones” sobre la COVID-19, realizada del 15 al 19 de agosto

En el apartado “Crisis del Coronavirus” registró reacciones ante la pandemia, siendo las tres principales: miedo / incertidumbre con el 21.6%; enojo / frustración con 14.3% y enojo con 9.2%.

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Afectaciones por segmento económico

El Dr. Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, de La Salle, nos mencionó el segmento económico más afectado por la crisis sanitaria.

“Las clases socioeconómicas bajas… viven en economías de supervivencia. Van día a día por la falta de empleos. La baja de ingresos impacta en su calidad de vida… La clase media alta disminuirá sus niveles de consumo, pero no su calidad de vida; van a dejar de comprar cosas, pero no van a dejar de consumir alimentos o servicios”.

Gaytán Alcalá explicó que en ese vivir al día, “la clase socioeconómica baja emplea entre un 70 u 80% de lo que obtiene en comida y servicios en casa”; mientras la clase media con estabilidad emplea el 40% y la clase alta un 20%.

¿Y las generaciones?

En su análisis, el investigador La Salle encontró en los adultos mayores al sector generacional más vulnerable

“No solo es por el contagio, sino muchos de los trabajos precarios y condiciones que tenían de insertarse en la familia para ser reconocidos. Hoy tienen que estar guardados y resguardados… se genera un proceso de invisibilidad a diferencia de los adultos contemporáneos o los niños.  Esto ocasiona que estén en el olvido”, señaló.

Un impacto social mayor es que algunos de estos adultos mayores “tiene que salir de la casa por actividades, sociales, económicas o de servicio”, corriendo el riesgo de contagio; lo que genera una división y una brecha social

Desde el punto de vista psicológico

Aunque se pensaría que los adultos mayores son los más afectados con respecto a la salud mental, Gaytán Alcalá nos reveló que quienes padecen este problema son los adultos que están entre los 25 y 59 años.

“Esto es porque están a cargo del control de situaciones, es decir, si son padres de familia deben atender las necesidades de los hijos pequeños o en edad universitaria; resolver cosas; mantener el control en la familia, la gestión del hogar, del trabajo; buscar el sustento; mantener la fuente de ingreso”, señaló el experto.

La carga de actividades les genera estrés y tensión. “Generacionalmente tenemos tres ámbitos. Los predecesores que son los más jóvenes, los niños; los contemporáneos (adultos), los que administran el tiempo, recursos actuales y los antecesores que son los más viejos, que ya no están a cargo de una gestión social o de una (responsabilidad) económica”. 

“Entonces tendremos en los niños un estrés proyectado hacia el futuro, en los adultos un nivel de angustia, por resolver el presente y los adultos mayores una depresión y nostalgia por el pasado”, agregó Gaytán. 

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Cómo nos podemos recuperar anímicamente

Silvia Morales nos habló de tres niveles de atención para la recuperación de la salud mental. 

Para atender el primer nivel, la UNAM ofrece una estrategia que se denomina autocuidado

“Hacer ejercicio; comer bien y sano; regular las horas de sueño; cuidar la rutina, al asumir estas necesidades básicas, nuestra salud mental se ve altamente beneficiada y permite una mejor interacción con la familia, la pareja. Se sugiere buscar actividades recreativas que nos ayude a relajarnos”, detalló.

Para el segundo nivel, la estrategia está vinculada a contrarrestar el estrés agudo postraumático; condiciones severas de violencia, así como trastornos derivados del uso de sustancias psicoactivas: alcohol, tabaco u otras sustancias. 

Y en el tercero, la estrategia es para contrarrestar los riesgos de autolesión y suicidio.

Empatía con la sociedad

Gaytán expuso que en términos sociales hay que ser solidarios, consumir los productos locales, para así reactivar la economía. 

En términos anímicos se debe empezar a crear narrativas y ser solidarios, crear ámbitos lúdicos en el núcleo familiar, que las y los maestros hablen de los miedos y las angustias con sus estudiantes.

Aún no sabemos cuándo va a terminar esta crisis sanitaria, por lo que las y los especialistas recomiendan atender la salud mental cuando se detecten los primeros síntomas de estrés, ansiedad o miedo. 

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