¿Los consultorios de las farmacias resuelven las carencias del sistema de salud pública?

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El consultorio es pequeño, mal iluminado y huele a algodones impregnados de alcohol. Detrás de un escritorio apretado en una esquina del saloncito, un joven que está en la veintena emite diagnósticos, pide datos y captura la información en una computadora para después extender una receta médica que se puede surtir de inmediato en la farmacia de junto.

El consultorio opera desde hace unos 10 años, cuando se construyó uno de los locales de una cadena de farmacias, pero el doctor apenas lleva laborando ahí medio año.

El médico es un joven que justo termina la carrera de medicina. Tomó el empleo porque no ha podido sumarse a algún hospital y tampoco tiene el dinero para instalar su propio consultorio.

Acaba de atender a una mujer hipertensa de más de 70 años de edad que acudió a la farmacia por un dolor abdominal que ha ido aumentando en las últimas semanas. El médico revisó sus signos vitales, le tomó la presión, palpó el abdomen y le recetó antibióticos y paracetamol. 

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La mujer, entrevistada por Cuestione, se dijo satisfecha con la consulta. 

“Al menos te revisan. Cuando voy al Seguro, el doctor lo único que hace es preguntarme qué siento. Además eso significa perder todo el día y gasto más que los 50 pesos que le di al muchacho”

Así es más o menos la atención en alguna de los más de 17,000 consultorios adyacentes a farmacias que hay en el país y que cada mes ofrecen más de 10,000,000 de consultas, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Farmacias de México.

Según la Asociación Nacional de Distribuidores de Medicinas (ANADIM) que agrupa a 17 cadenas de farmacias, en estos consultorios se dan alrededor de 325 consultas médicas cada día

Sin embargo, en la conferencia matutina del pasado 16 de agosto de 2022, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, consideró que estos consultorios son un engaño y hay ocasiones en las que incluso pueden poner en riesgo la salud de los pacientes por diagnósticos equivocados. 

“La idea básica con la que estos consultorios empezaron a hacer fama y después a tener una clientela importante fue que tienen una resolución inmediata que aparentemente soluciona problemas de salud, porque simplemente hay que pararse en el consultorio, no se necesita hacer cita y se le atiende”, dijo.

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“En realidad es un gran engaño. ¿En qué sentido? Los consultorios adyacentes a la farmacia no resuelven problemas de salud de mayor importancia”

“Quizá resuelven una pequeña gripe, un dolor de cabeza, una diarrea, un problema de salud muy de corta duración que afecta a población principalmente sana, pero alguien que tiene diabetes o hipertensión o una enfermedad pulmonar o una enfermedad cardiaca crónica, estos consultorios no le van a resolver o incluso podrían poner en peligro su salud y su vida”, dijo Hugo López-Gatell.

Mientras Cuestione estuvo en el consultorio una octogenaria llegó. Iba a pedir una segunda opinión médica. Un especialista en un hospital privado le dijo que necesita operarse una hernia. La mujer reconoció tener miedo, por lo que acudió al lugar a donde ha ido en los últimos años a consultas médicas para tomar una decisión. No ha ido al servicio de salud pública al cual tiene derecho.

“El médico me dijo que estoy bien. Aunque me comentó que por mi edad es más riesgoso que me operen a que tenga cuidado”, nos dijo al salir.

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Al preguntarle por qué confiaba en un joven que al parecer apenas sale de la escuela, dijo tener confianza en el lugar y recordó cuando fue al hospital Rubén Leñero, del gobierno de la Ciudad de México, porque sus piernas se inflamaron. La mujer nos comentó que aquella vez solamente le dieron suero y la mandaron a su casa con una peritonitis que unas horas después casi le cuesta la vida. 

En los hospitales públicos no hay medicinas y es invertir mucho tiempo para que a fin de cuentas te den un mal diagnóstico, nos dijo.

Un modelo de negocio

Los consultorios adyacentes a las farmacias surgieron a finales de la década de 1990, en un momento coyuntural para el sistema de salud en que se implementan reformas dirigidas a incrementar el acceso a los servicios de salud para personas sin seguridad social

De acuerdo con este estudio, en 1997 una cadena de farmacias de venta de medicamentos genéricos instaló un consultorio adyacente principalmente dirigido a personas de escasos recursos. 

Debido al éxito del negocio, otras cadenas farmacéuticas comenzaron a instalar este tipo de consultorios, que hasta 2020 empleaban a 32,500 médicos.

En una columna publicada en el Washington Post, el analista en políticas de salud, Xavier Tello, refería que entre algunos círculos se ve a estos consultorios como un “mal necesario”, pues cubren una demanda que el sistema de salud pública es incapaz de satisfacer.

Malas condiciones laborales

Personas recién egresadas, contratos por servicios profesionales, comodatos o contrataciones verbales son comunes en este tipo de consultorios, reveló la investigación “Condiciones de trabajo en consultorios adyacentes a farmacias privadas en Ciudad de México: perspectiva del personal médico”, en la que los investigadores a cargo entrevistaron a 32 personas que laboraban en esos consultorios

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Las entrevistas arrojaron que existen distintas modalidades de vinculación laboral. Una de ellas es el comodato, es decir, la cadena “presta” el consultorio a profesionales de la salud, que están condicionados a mantenerlos en condiciones óptimas y ofrecer recetas que los pacientes deben surtir en las farmacias.

En esta modalidad no hay contrato de trabajo ni prestaciones y los médicos obtienen sus ingresos con base en el cobro de consultas, que puede ir desde los 20 hasta los 50 pesos

Otro tipo es la contratación por servicios profesionales. En este tipo de relación laboral, los entrevistados mencionaron que hay un salario base, pero no hay prestaciones laborales. En este caso, se otorgan bonos o incentivos por el número de medicinas vendidas por la farmacia que logran colocar entre los pacientes. 

“Las condiciones laborales del personal médico que trabaja en estos consultorios son condiciones muy precarias, hay todo un tema, incluso de justicia laboral o incluso de cumplimiento de las leyes relativas a las condiciones laborales que podrían estar siendo violadas sistemáticamente, son contrataciones eventuales”, dijo el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. 

Pero los consultorios de farmacias siguen siendo una opción laboral para los médicos, principalmente para los recién egresados.

La investigación reveló que los motivos de los especialistas en salud para trabajar en estos consultorios fueron principalmente la dificultad para ingresar a instituciones de salud, la necesidad de obtener un ingreso y buscar experiencia en el campo de la medicina.

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Sin embargo, los entrevistados coincidían en ver a estos trabajos como un empleo eventual, pues no cumple expectativas laborales, económicas y profesionales.

Entre sus críticas externaron que las cadenas de farmacias están interesadas en vender medicamentos, por lo que ocasionalmente había llamados a promover los productos.

Aunque estos consultorios atienden a población que no puede acceder a servicios de salud de manera inmediata y barata y están regulados por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios, que incluso publicó guías sobre el equipamiento y documentos que deben tener,  el subsecretario Hugo López-Gatell consideró que deben desaparecer.

“Va a haber una fase de transición. No podemos cancelarlos de tajo. Lo deseable es que no existan”. 

“En la medida en que el sistema público garantice la gratuidad, la universalidad, todo mundo tenga acceso y desde luego que la calidad sea atractiva para el pueblo, ese es el planteamiento, pero es muy probable que esa fase de transición implique regular de manera más estricta”.

En respuesta, Antonio Pascual, presidente de la Asociación Nacional de Farmacias de México, consideró que no sería viable desaparecer los consultorios adyacentes a farmacias

“Los consultorios no están desplazando al programa o están compitiendo con el sector institucional, están haciendo una labor de complemento”, dijo.

La mujer que acudió por una segunda opinión sale de la farmacia con una bolsa de medicinas que compró con la pensión para adultos mayores que cada dos meses recibe del gobierno federal. El joven médico le recetó analgésicos y antiinflamatorios. Le preguntamos si no piensa agendar una cita en una institución pública de la cual es derechohabiente para realizarse estudios. La mujer respondió que ya lo hizo.

“Hace un año hice una cita y la cancelaron por la pandemia. Todavía estoy esperando que me den fecha”, nos platicó. 

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