Según el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional, México mejoró su puntaje con respecto al año pasado. Sin embargo, esta calificación es establecida por investigadores y líderes de opinión. ¿Cuál es la percepción del resto de la ciudadanía?
Transparencia Mexicana asegura que el índice es uno de los mejores indicadores para medir la percepción de corrupción a nivel internacional, pero eso no significa que el resto de la población siga las mismas tendencias.
Por ejemplo, en el último informe al respecto de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), una organización dedicada a la investigación de políticas enfocadas en estos temas, se establece que las personas, de hecho, tienen una percepción pesimista sobre la situación de corrupción en México.
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La población no ve una mejora
De acuerdo con el informe de MCCI, en 2020, el 90% de las personas mexicanas consideraba que la corrupción es muy frecuente en el país. Esta cifra se asemeja a los resultados de la versión de 2019 de la misma encuesta, cuando el 86% de la ciudadanía pensaba que la corrupción era algo regular en México.
Aunque la agenda del presidente López Obrador se ha centrado en el combate a la corrupción desde su campaña, los números indican que las percepción han empeorado.
Si bien es cierto que los porcentajes entre 2019 y 2020 son similares, el hecho de que el número se sostenga (y tan alto), es prueba de que las palabras del gobierno no parecen haber cambiado la opinión de la ciudadanía.
Además, la población también piensa que la corrupción aumentó. Encima de que nueve de cada 10 personas opina que los actos de corrupción suceden con frecuencia, la mitad cree que son todavía más que hace un año.
Un problema con muchas consecuencias
En este texto, Jacqueline Peschard, ex presidenta del Consejo Ciudadano del Sistema Nacional Anticorrupción, afirma que el combate contra la corrupción es esencial para el desarrollo de las personas en cualquier gobierno democrático.
También, según información de la ONU sobre el tema, existen múltiples caminos perjudiciales que un gobierno corrupto puede tomar. Puede traducirse en una economía disfuncional. Más allá de las pérdidas y los desvíos de dinero, mientras más prácticas corruptas haya, habrá más personal no calificado para guiar al país.
Asimismo, según el mismo organismo internacional, la riqueza se distribuye de manera desigual. Un malgasto de los recursos públicos hace que los programas sociales dirigidos a personas pobres sufran. De esta manera, la ciudadanía con más desventajas difícilmente podrá salir de esta situación.
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Además, puede generar frustración y desaprobación gubernamental. Las personas pierden la confianza en las autoridades y dejan de participar en actividades políticas, como elecciones, por ejemplo.
La información sobre las consecuencias de la corrupción de las Naciones Unidas establece que, incluso, la corrupción puede ser mortal. Sin la atención en las cosas más apremiantes, como la supervisión de infraestructura, los recursos simplemente no se destinan a las obras públicas. En nuestro país, el ejemplo más reciente sobre ello es el desplome de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México.
Las soluciones ya existen, solo hay que reforzarlas
En sus recomendaciones para combatir la corrupción, Transparencia Mexicana señala la importancia de concretar procesos de justicia. Es decir, que las sentencias por crímenes de fraude, soborno, evasión fiscal, entre otras, se cumplan.
En el informe de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, los y las expertas de la organización sugieren que simplemente se apliquen las leyes anticorrupción. Ya existen mecanismos y sanciones para contrarrestar acciones específicas.
¿Cómo serán las actitudes de las personas en 2021? La tendencia de los resultados de los dos últimos años sugieren que si no hay un esfuerzo que se pueda percibir, la opinión pública podrá ser peor.
