A casi un año del primer caso de COVID-19, ¿qué hemos aprendido como sociedad?

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A casi un año del primer caso de la COVID-19 en México, vemos que “una parte importante de la sociedad sigue siendo indiferente a la gravedad de la pandemia”, nos dice Irasema, quien estuvo 55 días en aislamiento por el coronavirus.

“Existe indiferencia al dolor de otras personas, ejemplo de esto es el comercio de falsos tanques de oxígeno, que pone al descubierto a personas sin valores ni escrúpulos”, agrega.

“Nos falta cambiar lo individual a una mirada social y colectiva. Es como con el uso del cubrebocas, aún muchos se resisten a ponérselo”. No se detienen a pensar que pueden contagiarse y transmitirlo; piensan en ello y no en los demás, nos menciona Alejandra Chávez Murguía, catedrática de la Ibero.

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Entre productos milagro y ‘pachangas’

La Secretaría de Salud contabilizaba hasta el 20 de febrero la muerte de 179,797 personas y 2,038,276 de contagios acumulados  por el virus SARS-CoV-2. Las autoridades piden no confiarse. 

“Es increíble, pero atendí a un ingeniero y a un abogado que creían que tomando un tecito de ajenjo o dióxido de cloro no se les pegaba ‘el bicho’. La gente gasta dinero en productos milagro que no sirven. No entienden”.

Humberto, doctor en Medicina General

Y aún hay quienes no creen en el coronavirus, como el papá de Ana Luisa. A finales de noviembre unos compadres lo invitaron a festejar en Chalco el bautizo de su nieto. “‘Nomás la familia’, le dijeron, pero se dejaron venir muchos y hasta norteños hubo”.

A la semana Luis empezó con temperatura alta. “No quería comer. Se agitaba mucho. ‘Es COVID-19’, nos dijo el doctor. Lo medicaron y por suerte salió pronto. Otros no la libran. Y aún así, muchos siguen armando pachangas”, relata Ana Luisa. 

Pese a que en la Ciudad de México se implementó una extraña Ley Seca y se invitó a la población a no realizar reuniones, se presentaron ante la Procuraduría Social más de 10 mil denuncias por fiestas durante la pandemia, pero ninguna sanción. 

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¿Qué hemos aprendido como sociedad?

La sociedad no estaba preparada para la COVID-19. A Irasema le dejó en claro que “la vida puede cambiar de un momento a otro y ante esto hay que salir adelante con creatividad, porque aún desconocemos muchas cosas”.

Y cambiaron radicalmente “las formas de trabajar, de comunicarse, de informarse y de atender la salud, por lo que aprendimos a…

  • Que es mejor prevenir que curar… debemos atender recomendaciones
  • Aceptar que el ser humano es frágil; el encierro lo estresa, le da miedo, es inseguro
  • Valorar la cercanía con los tuyos; el ritmo agitado nos había alejado 
  • Adaptarnos a nuevas estructuras laborales; ahora el home office
  • Usar la tecnología con el fin de no perder el ritmo de vida

Me parece que no hemos aprendido lo suficiente. En mi experiencia queda más temor aún de volverme a infectar. Aunque los médicos aseguran que uno tiene inmunidad, eso no me da seguridad

Mary, maestra que superó a la COVID-19

Mary tiene esperanza en el plan de vacunas, sin embargo, a ella le queda claro “que el virus llegó para quedarse. Pero no hay que bajar la guardia”.

El 27 de febrero se cumple un año del primer caso en México por la COVID-19, ¿por qué sigue habiendo indiferencia?

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