Aumentan fraudes
La crisis económica y la pérdida de empleos generada por la emergencia sanitaria podría traer otra nueva normalidad: la de los fraudes, extorsiones y robos menores en espacios públicos, coinciden especialistas de seguridad consultados por Cuestione.
Aunque también, volveremos a la vieja normalidad con delitos que ya ocurrían, pero que en la cuarentena disminuyeron, como robos en la calle, a negocios y casas habitación. Con la pandemia, también llegará más pobreza y desempleo, que podría desencadenar aún más inseguridad, estimaron especialistas.
Nueva normalidad, nuevos robos
Con la pandemia se ha disparado la venta de cubrebocas, mascarillas y artículos sanitizantes en redes sociales. Junto con el crecimiento de las ventas, crecen los fraudes, en los que las personas pagan por los productos y los vendedores desaparecen, dice Alejandra Castillo, experta en prevención social de la violencia y el empoderamiento de las mujeres de la organización civil Gender Issues.
El delito de fraude, que cerró el año 2019 con poco más de 76,000 carpetas de investigación abiertas, mostró en los primeros tres meses de 2020 un promedio de seis mil casos mensuales. Y aunque los fraudes bajaron a la mitad en abril y mayo, en junio mostraron un repunte de 40%, al sumar poco más de cinco mil casos, según datos del SESNSP.
También podríamos ver un repunte de delitos electrónicos, expone la especialista. Durante la crisis sanitaria por el COVID-19, los ciberdelitos se incrementaron en 600% en el mundo, de acuerdo con Izumi Nakamitsu, la jefa de desarme de la Organización de las Naciones Unidas.
Entre los delitos cibernéticos más comunes en México está el phishing, que es cuando los criminales obtienen tu información personal y bancaria, con la que compran diferentes artículos en línea.
Otra nueva modalidad del delito serían los “robos por hambre”, en los que los asaltantes –que podrían ser personas sin experiencia– ven a alguien distraído y, con esto, la posibilidad de arrebatarles lo que traigan en la mano, como las bolsas de compras del súper, explicó Raúl Benítez, especialista en seguridad del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), en entrevista con Cuestione.
En México, con todo y la pandemia que mantuvo en sus hogares a algunas personas, en los primeros seis meses de este año hubo más asaltos en espacios públicos, en comparación con el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Este delito podría empeorar con el aumento de la pobreza derivada del COVID-19, abundó Benitez.
Los robos a personas que van caminando en la calle -que el año pasado sumaron más de 82 mil carpetas de investigación- y de los cuales, una tercera parte fueron cometidos con violencia, mostraron descensos entre abril y mayo de este año, pero en junio volvieron a subir. Lo mismo ocurrió con los asaltos en espacios públicos como centros comerciales y parques, por mencionar algunos lugares públicos, de acuerdo con datos del SESNSP.
Nueva normalidad, nuevos robos
Otras nuevas formas de delito serían los “robos de oportunidad” y serían dispersos, es decir, no atribuibles a personas que pertenezcan a organizaciones delictivas, expone Miguel Garza, especialista del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde), dedicada al desarrollo de investigación en materia de seguridad, en entrevista con Cuestione.
Lo que podrían buscar estos delincuentes es sustraer artículos que puedan vender fácilmente. Así, los farderos, que son personas que sustraen artículos de tiendas departamentales y supermercados, ocultos bajo su ropa, podrían aumentar, añade Garza.
Las viejas formas de delinquir, que habían disminuido durante abril y mayo -como la extorsión- comienzan a mostrar una tendencia a la alza, a la par que comienza la reapertura de los negocios, abundó Alejandra Castillo.
Conforme las personas salen de sus casas y se reincorporan a sus actividades normales (trabajo o escuela), también repunta el robo a casa habitación y a negocios, añade Benitez.
Esto ya se vio porque durante abril y mayo, estos delitos se mantuvieron a la baja, pero en junio, cuando las personas comenzaron a volver a sus trabajos, estos ilícitos registraron repuntes de 19% y 11%, en comparación con mayo, respectivamente, de acuerdo con cifras del SESNSP.
Delitos contra las mujeres, como el feminicidio, también subieron. En los primeros seis meses de 2020 se registraron 489 mujeres asesinadas, 41 más que en igual lapso del año pasado, de acuerdo con datos de víctimas del SESNSP.
Crimen organizado se reconfigura
Con las fronteras más restringidas, el crimen organizado también podría reconfigurar sus operaciones. Esto porque el flujo de estupefacientes entre México y Estados Unidos se ha reducido con la pandemia, así que ahora se centrarán en crímenes más locales, como el robo de huachicol, nos explicó Benitez Manaut.
Organizaciones criminales, como el Cártel Jalisco Nueva Generación y el de Santa Rosa de Lima, continúan peleando territorios para extorsionar comerciantes, añade Benitez. Una prueba de esto es que el crimen organizado tampoco se detuvo con la pandemia, y los homicidios culposos con arma de fuego sumaron 12,647 víctimas durante los primeros seis meses del año, 402 más que en igual lapso de 2019, de acuerdo con el SESNSP.
“La exclusión social que podría aumentar con la falta de empleos, va a poner en oferta a los sectores excluidos, en especial a los jóvenes, al servicio de la delincuencia organizada”, añade Miguel Garza.
También podría haber una mayor reacción de defensa de los grupos criminales, esto ante el decreto emitido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, apenas en mayo pasado y en el que se señala que además de la Guardia Nacional, las fuerzas armadas (la Marina y la Defensa Nacional) realizarán actividades policíacas, añade Garza.
Con la nueva normalidad, podrían nacer nuevas formas de delinquir, mientras que las que ya estaban, seguirán creciendo.
