Democracia en México: pendientes y retos ante una clase política antidemocrática

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Entrando al 2021, la toma del Capitolio en Washington mostró que hasta la democracia estadounidense es frágil; y en México, el presidente López Obrador declaró que quiere revisar la existencia de los órganos autónomos, los cuales se consideran clave para el funcionamiento de nuestra democracia.

Sin embargo, ¿realmente existe o ha existido una democracia mexicana? Y si sí, ¿está en riesgo?, ¿estamos dando pasos hacia atrás o hacia adelante? 

Al menos en el sentido de que la ciudadanía elige a sus gobernantes, México sí es una democracia representativa, pero es tan solo un paso hacia convertirse en un país democrático, según Daniel Vázquez, doctor en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en México. 

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En busca de la democracia mexicana

El especialista nos contó que la democracia representativa –la cual vivimos hoy en México– nació en Estados Unidos en 1787, “frente al miedo a las mayorías, y a la creencia de que son torpes o incluso peligrosas para participar en la toma de decisiones”.

Entonces se creó una división política de trabajo, entre una ciudadanía gobernada, y gobernantes que son elegidos para tomar las decisiones por los demás.

Ahora bien, para que una democracia así realmente exista, se requiere que se cumplan ciertos procedimientos y derechos; es decir, factores sin los cuales un país podría ser antidemocrático aunque la gente asistiera a votar para elegir a sus gobernantes. 

Por ejemplo, a pesar de que en México vivimos en una democracia representativa, según Vázquez hay factores que atentan contra ella, como que “tenemos, de forma sistemática, fraudes, dinero ilegal en campañas, obstaculización de personas o grupos para llegar al poder”.

Es más, un país como México podría dejar de ser una democracia aunque hubiera elecciones, ya sea “porque el narco domina la disputa electoral, porque no hay libertad de expresión, porque no hay derecho de reunión, porque no se permite hacer partidos políticos”, etcétera.

Le preguntamos al experto si entonces México realmente ha vivido alguna vez en democracia y respondió que no, porque nuestra clase política no ha cambiado, con respecto al siglo pasado cuando vivimos un régimen de partido hegemónico (el PRI).

“El gran problema que tenemos en México es a nivel de estructuras estatales, es decir, la clase política, en combinación con la clase económica, tienen juegos de salvar sus propios intereses en el cortísimo plazo”, dijo Vázquez.

Y agregó que, aunque insuficiente, México vivió un breve periodo democrático, “al menos en cuanto a reconocimiento de procedimientos y derechos humanos”, entre 2000 y 2004, cuando el PRI dejó el poder ejecutivo luego de mantenerlo durante 71 años.

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¿Están en riesgo los avances de la democracia mexicana?

Entonces, México es tan solo una democracia representativa, y también ha dado pasos para el reconocimiento de procedimientos y derechos que garanticen esta democracia. ¿Están en juego esos avances? 

Para Daniel Vázquez, actualmente vivimos una tensión entre dos bandos que entienden la democracia de una forma completamente distinta.

“Están quienes tienen una mirada totalmente procedimental, en donde la democracia son básicamente procedimientos. Para ellos, democracia significa descentralización y desconcentración del poder. Entonces el actual gobierno les hace mucho ruido”.

Por otro lado, según Vázquez, “están quienes creen que democracia significa soberanía popular, y dirían que se está desplazando a la vieja élite política y económica que tomaba las decisiones en contra del pueblo y que el poder no se está centralizando sino dispersando”.

Sin embargo, en el caso de la desaparición de los órganos autónomos, Vázquez considera que la verdadera discusión es: “¿queremos órganos autónomos que descentralicen el poder o queremos que haya una mayor concentración de poder en el Ejecutivo?”. 

Y el asunto clave es el estado de derecho

“En realidad, si hubiera estado de derecho, si funcionara la Fiscalía General de la República, si el Poder Judicial fuera autónomo, si tuviéramos una clase política que fuera democrática, probablemente no necesitaríamos tantos órganos autónomos”, dijo Vázquez.

Sin embargo, la historia nos dice todo lo contrario, según el experto, no hay estado de derecho ni clase política democrática, y precisamente por eso nacieron los órganos autónomos de nuestro país, como contrapeso del poder que tenía el PRI en el siglo XX.

“Entonces la pregunta clave sería, ¿de verdad hoy estamos en otro momento (como para desaparecer los órganos autónomos)? ¿De verdad hoy tenemos una clase política democrática? ¿De verdad hoy tenemos mejores controles entre poderes? A mí me suena que no”, concluyó Vázquez.

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