¿El discurso sexista de la 4T afecta los derechos de las mujeres?

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En la pasada conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, el 8 de marzo de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador enfatizó que su gabinete es paritario y afirmó que no hay otro país en América Latina como México, donde haya más mujeres en puestos de representación política.

Pero tener un gabinete federal encabezado por más políticas por primera vez en la historia del país no ha sido suficiente para cambiar la narrativa del presidente sobre las mujeres, nos dijo en entrevista la doctora Andrea Samaniego Sánchez, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Porque el discurso del presidente sobre las mujeres perpetúa estereotipos de género y abona a las desigualdades existentes en la sociedad. Incluso, invisibiliza la participación de las mujeres en diferentes áreas, nos explicó Mónica Amilpas García, doctora en Ciencia Política y también profesora de esta facultad de la UNAM.

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La tradición de México es que las hijas son las que más cuidan a los padres”, dijo el presidente en junio de 2020, durante la crisis provocada por la pandemia por la COVID-19. 

“En el terreno de la participación política, nos tocó a nosotros abrir brecha para garantizar equidad y que las mujeres participaran”, afirmó el mandatario el 25 de noviembre de 2021. Pero la realidad es que el feminismo ha exigido mayor participación política de las mujeres desde hace un siglo.

El discurso político construye realidad y tiene un gran impacto si es dicho por un líder de opinión como el representante del Estado mexicano, que además tiene un amplio número de personas que le siguen, nos comentó la doctora Mónica Amilpas.  

Lo que él diga “va a reforzar la realidad existente en nuestro país” y si estos discursos están articulados con base en la réplica de estereotipos de género y sexismo, pues eso se seguirá perpetuando, agregó.

Repetición de estereotipos de género desde el gobierno

En México hay una estructura social desigual, de ahí la importancia de visibilizar los problemas que viven las mujeres. Pero no solo no se visibilizan, sino que el presidente y representantes de su gobierno repiten estereotipos. El problema es que estos discursos se materializan en acciones que no benefician a las mujeres ni consideran la perspectiva de género, nos expusieron ambas expertas.

Las mujeres han sido las menos favorecidas durante el sexenio con los recortes al presupuesto para la atención a su salud, como al cáncer de mamá, para los refugios para mujeres víctimas de violencia, la desaparición de estancias infantiles y de las escuelas de tiempo completo, entre otras medidas del gobierno, señaló Mónica Amilpas.

El 25 de junio de 2020, en medio del confinamiento por la pandemia, el presidente afirmó: “A veces no gusta mucho porque, también con razón, se quiere cambiar el rol de las mujeres y (…) es una de las causas justas del feminismo, pero la tradición en México es que las hijas son las que más cuidan a los padres, nosotros los hombres somos más desprendidos”.

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Un año antes, el 7 de febrero de 2019, cuando el gobierno informó que dejaría de subsidiar las estancias infantiles y que entregaría el dinero directamente a las mamás y papás, Carlos Urzúa, el entonces secretario de Hacienda, afirmó que con este dinero se ayudaría a las abuelas que cuidan a los nietos.

Con eso se puede ayudar a la abuela que va a cuidar, quizá, mejor a los niños que las propias estancias infantiles. ¿Me explico? Dar flexibilidad a los padres de familia y no atarse con estancias infantiles en particular”, declaró el funcionario.   

Al ser cuestionado por esta medida, el presidente respaldó los dichos de Urzúa y añadió: “sucede que los abuelitos, las abuelitas ayudan. Hay madres solteras que se apoyan en sus mamás, las abuelitas de los niños, así es la familia en general, pero no creo que Carlos haya dicho eso con el propósito de ofender”.

La idea de que la crianza y los trabajos de cuidados de hijas, hijos, personas adultas, enfermas y con discapacidades corresponde exclusivamente a las mujeres se ha construido históricamente, pero solo es un estereotipo, explicó Andrea Samaniego. 

Cuando la política pública está permeada por una perspectiva estereotipada hay problemas, como volver a responsabilizar de dichos trabajos en los hogares solo a las mujeres y esto reproduce desigualdad y violencia contra ellas, señaló. Las demandas del feminismo son la distribución de estas tareas y establecer un sistema nacional de cuidados a cargo del Estado.  

Porque el Estado mexicano tiene responsabilidades según tratados internacionales, como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que establece que el Estado debe garantizar las condiciones para que las mujeres desempeñen todas sus actividades en condiciones de igualdad, indicó Amilpas García.

Como nos expuso la académica, durante la pandemia se agravaron la pobreza, las desigualdades laborales y la violencia que viven las mujeres, como lo documentó el INEGI.

Pero las medidas regresivas continúan. El primero de marzo pasado, la Secretaría de Educación Pública eliminó las escuelas de tiempo completo, lo que afectará a mujeres, maestras, niños y niñas, principalmente.

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Minimizar la violencia contra las mujeres 

El 15 de mayo de 2020, durante su conferencia mañanera, el presidente López Obrador dijo a una periodista que el 90% de las llamadas de emergencia al 911 por violencia contra las mujeres eran falsas.

Esta afirmación presidencial desató una serie de críticas y fue desmentida por medio de verificación de datos, como esta que realizó Animal Político. Asimismo, diversas feministas crearon la red Nosotras Tenemos Otros Datos para denunciar y visibilizar el aumento de la violencia contra las mujeres y niñas.

Para la doctora Samaniego, con esta declaración el presidente desconoció y minimizó una de las demandas más importantes de las mujeres. Y colocó un problema mayor, el riesgo de que sus palabras se tradujera en una política pública más ineficiente para la atención de la violencia feminicida, que aumenta año con año en el país.

Por esto, la especialista analizó también las declaraciones que hizo, en enero de 2020, el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, sobre quitar el tipo penal de feminicidio, pues en su opinión es un delito difícil de consignar y judicializar. 

El fiscal propuso eliminar este delito, que fue un logro del movimiento feminista, en lugar de exigir mejores investigaciones dentro la fiscalía, sostuvo Samaniego. 

Es muy grave la invisibilización de la violencia. Por el contrario, se necesitan más recursos para prevenirla, para clasificar bien los casos de feminicidio y para atender mejor a las familias de víctimas de feminicidio, coincidió Amilpas.

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Sin voluntad de resolver las demandas feministas

De igual manera, Monica Amilpas considera que las descalificaciones que ha hecho el presidente al movimiento feminista, sobre que éste surgió solo para afectar a su gobierno, se suma a la desacreditación de las demandas feministas. 

De acuerdo con el análisis de Andrea Samaniego hay otros discursos presidenciales que expresan una falta de voluntad por resolver las demandas e impulsar una agenda progresiva feminista.

Otro caso que muestra esta posición fue la defensa que el mandatario hizo de Félix Salgado Macedonio, precandidato de Morena a la gubernatura de Guerrero. Lo mismo ocurrió con Pedro Salmerón, a quien propuso para ser embajador en Panamá. Ambos tienen denuncias públicas por violencia y acoso sexual. 

En esta serie de casos la especialista destacó el tema del aborto. Ya que el presidente ha sugerido poner a consulta el derecho al aborto voluntario, a lo largo de su mandato, en lugar de impulsar su despenalización. 

Para ella, estos hechos y discursos demuestran que a pesar de tener un gobierno paritario y de que algunos funcionarios y funcionarias han afirmado que la administración de AMLO es feminista “en la práctica no lo son, son patriarcales, son autoritarios y con esa perspectiva de que las mujeres tendríamos que estar en casa”.

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