La pandemia nos mostró lo “frágil” que somos, nos dice Felipe Gaytán, investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la universidad La Salle. A casi dos años del primer caso registrado de COVID-19 en el mundo, es claro que “no se puede vivir en una tensión permanente” por lo que “tenemos que adaptarnos y construir una nueva normalidad”.
La “incertidumbre” mostrada durante esta etapa nos llevó a consumir información en exceso, dijo el académico, entonces vimos algo “paradójico”, se cayó con facilidad en las “fake news” debido a que somos una sociedad “altamente informada” pero no una “sociedad del conocimiento”.
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Entre antivacunas y remedios mágicos
El incremento de contagios por el SARS-Cov-2 en el mundo alimentó “todos estos movimientos antivacunas, anti COVID y aparecen todos los que creen en los remedios mágicos”, el uso de tapetes, arcos que arrojan desinfectantes, mencionó Gaytán.
A esto contribuyeron políticos, como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien promovió el uso de la hidroxicloroquina, un medicamento empleado contra la artritis y el lupus, como una opción contra la COVID-19. La insistencia del mandatario se dio aún cuando en julio se contagió del coronavirus. “Ha funcionado conmigo… la hidroxicloroquina sí funciona”, afirmó.
En México, el 18 de marzo de 2020, dos semanas después de que se confirmó el primer caso de COVID-19, el presidente López Obrador afirmó sentirse confiado, pues siempre cargaba en su cartera un amuleto para su protección conocido como Detente. Ese día presumió dos imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y un dólar que porta en su billetera. Lo que no impidió que se contagiara en enero de 2021.
Ejemplos hay varios. Durante la pandemia surgieron “los evangelistas que curaban por la televisión, los católicos que regaban agua bendita en Bolivia y en México. ¿Por qué pasó? Porque necesitábamos estar seguros y aunque fuera fake news esto provocó el sesgo cognitivo. Necesitamos creer en algo”, expuso Gaytán.
Este “ensayo y error” aún persiste en algunas personas. Las vacunas son un punto a favor, sin embargo, “se están relajando las cosas, parece que no aprendimos de nuestros errores”, menciona Gaytan.
Ómicron, la nueva variante que preocupa
La mañana del 3 de diciembre, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, confirmó “el primer caso positivo de la variante Ómicron en México”.
Mientras el funcionario aseguró que el paciente de 51 años proveniente de Sudáfrica ingresó “voluntariamente en un hospital privado de la Ciudad de México”, este lunes el secretario de Salud del Estado de México, Francisco Fernández Clamont, explicó que la persona estuvo internada en Interlomas y ya fue dada de alta.
Datos del Semáforo de Riesgo Epidémico mantienen en verde –nivel bajo de contagio– a 27 estados, mientras que cinco entidades están en amarillo –nivel medio–. Se tenían registrados, hasta el lunes 13 de diciembre, 16,547 casos activos con una tasa de incidencia de 12.8 por 100 mil habitantes, según el informe técnico de la Secretaría de Salud.
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En 10 días, tres casos de Ómicron
El 30 de noviembre, día en que López-Gatell dijo que debíamos dar por hecho que la variante Ómicron llegaría a México, ya tenían datos de que un paciente proveniente de Sudáfrica presentaba síntomas desde un día antes, según consta en la información del GISAID (Global Initiative on Sharing All Influenza Data, por sus siglas en inglés).
En los últimos días se registraron otros dos casos de la variante Ómicron, el 5 de diciembre en el Estado de México y el 7 otro en la Ciudad de México, que se encuentran en cuarentena sin tener referencia de si están hospitalizados.
“El hecho de tres casos ya nos alerta porque de no hacerse el seguimiento pues en poco tiempo podremos ver contagios comunitarios”, advirtió Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
Ante este panorama, el Sector Salud actualizó los protocolos de vigilancia, sin embargo descartó en un comunicado que las medidas contemplen “el cierre de fronteras, el bloqueo de personas o bienes”, debido a que son consideradas “más perjudiciales que benéficas”.
Preocupa la nueva variante
La encuesta COVID en México publicada por Consulta Mitofsky permitió conocer parte de los hábitos que nos dejó la pandemia, como el uso del cubrebocas. La mayoría de las personas encuestadas, un 80.2%, declaró que usa las mascarillas cuando sale de casa, en tanto, un 2.1% no lo porta como medida de prevención a contagiarse por la COVID-19.
Otra de las nuevas costumbres son las vacunas. Hasta el 13 de diciembre, “más de 80 millones de personas contaban con al menos una vacuna contra COVID-19”, según informó la Secretaría de Salud. De ese total, 66,225,140, es decir, 82%, tienen esquema completo, y 14,277,865, equivalente a 18%, iniciaron el esquema.
Está semana para poder cubrir la demanda de dosis, se prevé la entrega al país de otras 6.1 millones de vacunas envasadas de los laboratorios Pfizer-BioNTech y AstraZeneca, con lo que, además, se fortalecerá la Estrategia Nacional de Vacunación, dio a conocer la Secretaría de Salud.
Por su parte, Consulta Mitofsky en su más reciente encuesta sobre la COVID-19 dio a conocer que el 75.5% de los entrevistados considera necesario contar con el cuadro completo de dosis contra la COVID-19 y solo un 6.4% cree que la vacuna “no es necesaria”.
En estos dos años, la población ha aprendido a reincorporarse a sus actividades guardando los protocolos sanitarios como el uso del cubrebocas, mantener espacios ventilados, la sana distancia, el uso de gel antibacterial y el lavado de manos.
La adopción de estas medidas sanitarias permitieron en el mes de agosto el regreso a clases presenciales de más de 25 millones de estudiantes bajo el esquema mixto –la mitad de alumnos asiste a los planteles una semana, mientras la otra mitad estudia desde casa.
Esta medida también ha sido puesta en marcha por la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, además de algunas escuelas privadas.
