Para tener una educación de calidad, se debe tener una política educativa de Estado transexenal

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La calidad educativa debe estar fundamentada en una política pública de Estado que “sea transexenal”, es decir, que vaya más allá de un periodo presidencial, que cuente con “evidencia científica” y debe surgir de “las necesidades, que maestras, maestros y la comunidad educativa detecte”, nos dijo Dr. Luis Medina Gual, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana.

Medina Gual precisó que la evidencia científica debe ir en apoyo de la elaboración de una política pública educativa y debe de contar con “un proceso de evaluación que es algo que en particular, ahorita, vemos que no se realiza mucho”. 

Este tipo de políticas públicas deben ser “pertinentes de la realidad particular del país no se trata de copiar como muchos especialistas dicen, lo que hacen en Finlandia, más bien hay que hacer un proceso de entendimiento del contexto mexicano”, a partir de esto ver qué elementos de políticas públicas exitosas se pueden retomar de otros lugares y se “puedan tropicalizar a las características particulares de México”.

El tipo de enfoque debe de ir de arriba para abajo. El académico mencionó que un ejemplo de esto, “que funcionó muy bien”, fue el Programa de Escuelas de Tiempo Completo, que fue eliminado, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, porque había “malos manejos”. Medina Gual subrayó la evidencia empírica a favor: este programa “ayudaba en términos de aprendizaje y a las personas desfavorecidas les daba los medios para seguir en la escuela”.

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Lo paradójico de eliminar la escuelas de tiempo completo 

La Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó el pasado 28 de febrero de 2022 el acuerdo por el que daba por finalizado el Programa Escuelas de Tiempo Completo, que beneficiaba a  3.6 millones de niñas, niños y adolescentes, a los cuales además de brindarles educación y actividades deportivas, se le proporcionaban alimentos.

Ahí lo “paradójico”, consideró Medina Gual, “fue que a pesar que se tenía toda la evidencia científica a favor, en realidad el gobierno decidió desaparecer el programa y renombrarlo como La Escuela es Nuestra (LEEN)”.

Al momento de su cancelación, 27,063 escuelas operaban bajo el esquema de tiempo completo. En estos planteles, a las niñas y los niños se les servía una comida que contaba con los nutrientes establecidos por los nutriólogos

Fin de escuelas de tiempo completo y la deserción

El coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana nos señaló que el fin de las Escuelas de Tiempo Completo “más allá del aprendizaje tiene un efecto en particular en el abandono o deserción escolar”.

Medina Gual detalló: “Porque también los papás enviaban a los alumnos a las escuelas, siendo honestos no solo por el aprendizaje, también se les ve a las escuelas con una función, la posibilidad de que los alumnos estén cuidados mientras los tutores trabajan”.

La posibilidad de que estos estudiantes pudieran tener “acceso a alimentación les quitaban una carga económica a los papás; obvio por eso los mandaban a las escuelas, porque les salía más barato el día a día”, entonces estas escuelas no sólo cubrían el tema del aprendizaje. 

¿Cómo podemos atraer a los niños, niñas y jóvenes que se fueron de la escuela? 

“Haciendo lo contrario a lo que se está haciendo en este momento, por ejemplo, ahorita la política educativa lo que tiende a ser es universalista, es decir vamos a dar becas, vamos a dar apoyos, pero en realidad lo que la literatura muestra es que esas acciones no tienen sentido de justicia, no es dar lo mismo a todos, justicia es más bien una acción compensatoria dependiendo de donde tú partes”.

“Hay alumnos en situaciones de más vulnerabilidad que sí necesitan la beca y una mayor cantidad, y hay quienes no necesitan la beca para nada, pero es universal. Por lo tanto el tipo de política pública que deberíamos estar trabajando es una política compensatoria donde a partir de un diagnóstico que no existe, deberían focalizar toda la ayuda del Estado”, nos explicó Medina Gul.

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No existen cifras exactas sobre la deserción

“Un problema muy marcado en la educación mexicana, no tenemos una cifra exacta de lo que está sucediendo en términos de deserción”, indicó Medina Gual. “El estudio más cercano es uno que se tiene del INEGI junto con la colaboración de la Ibero”.

De acuerdo con el especialista, el problema de la estadística “es que hablas de los siete a los 29 años de edad, es decir alumnos que no solo están en periodo de escolarización obligatoria, por tanto el número de alumnos reportados está inflado.

Y también hay un tema, expuso el especialista “que no tiene total coherencia con otras investigaciones que aunque no tienen representatividad nacional, pues tienen punto de partida”.

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