Los riesgos de que la militarización avance en México

Compartir:

En el caso hipotético de que llegara un presidente que no quiera continuar con la militarización de México, deberá de contar con un capital político amplio y mostrar un caso ejemplar, que le demuestre a la población por qué las Fuerzas Armadas tienen que regresar a los cuarteles, nos dijo Raúl Zepeda Gil, investigador del Colegio de México (Colmex).

Para Zepeda Gil, que es miembro del Grupo de Investigación sobre Conflicto, Seguridad y Desarrollo de la Red de Investigación de Violencia Urbana y del Seminario de Violencia y Paz de dicho colegio, este caso emblemático tendría que contar con el peso suficiente para contrarrestar la popularidad de las fuerzas castrenses.

“Lo primero que tendría que resolver un presidente es no darles más asignaciones y reformar la Constitución y las leyes. El Ejército actualmente está cumpliendo con tareas asignadas, no con funciones. Las funciones vienen en la Ley Orgánica, como la de hacerse cargo de Puertos y Aduanas, que se lo han transferido a la Marina, eso tendría que reformarlo el Congreso y eso requiere de mayorías”, nos dijo el investigador.

Para saber más: No hay que darle más poder al poder

Zepeda Gil señaló que el hecho de que la Guardia Nacional haya sido creada por unanimidad entre las fuerzas políticas, habla de la aceptación que tienen los soldados entre la clase política en el país y de su conocimiento sobre la popularidad de la que gozan ante la ciudadanía.

“El problema es la idea de que las Fuerzas Armadas son un cuerpo más honesto que el resto del poder burocrático o el poder político en México”, detalló el especialista.

El investigador del Colmex nos dijo que si bien, no es imposible realizar una desmilitarización del país, es muy complejo, debido a que la percepción de eficiencia que tienen los habitantes del país sobre los soldados y los marinos es arraigada.

“Lo que necesitaría hacer un nuevo presidente, que quisiera desmontar la desmilitarización, es hacer un caso -de violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército-, público. Se necesitaría hablar de una reforma de las relaciones entre civiles y militares en México”, afirmó Zepeda Gil. 

Agregó que este argumento público debe de ser lo suficientemente convincente para que las Fuerzas Armadas no usen su popularidad entre las élites políticas para detener dicha reforma propuesta.

La influencia del Ejército en la población mexicana

La popularidad que tiene el Ejército entre la población es uno de los principales obstáculos para contener la gradual militarización de México.

De acuerdo con el Ranking de Confianza en Instituciones, realizado y publicado por Consulta Mitofsky, el Ejército es la institución a la que más confianza le tiene la ciudadanía, seguida de las Universidades y de la Guardia Nacional, que desde octubre está bajo control de la Secretaría de la Defensa Nacional, como documentamos en esta nota

“Esto es un problema de opinión pública. Las Fuerzas Armadas se han convertido en un actor central del sistema político gracias a su popularidad, que compite con la impopularidad de todos los demás (actores políticos), por los casos de corrupción”, nos dijo Raúl Zepeda Gil, miembro del Grupo de Investigación sobre Conflicto, Seguridad y Desarrollo de la Red de Investigación de Violencia Urbana y del Seminario de Violencia y Paz del Colegio de México

Más sobre la militarización del país: ¿Fuerzas Armadas haciendo de policías? Esto dicen los expertos

Una conquista gradual

Esta no es la primera administración que otorga más poder a las fuerzas militares. De acuerdo con Zepeda Gil, se inició desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari con la creación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), en 1989. 

Prueba de ello es la designación del primer presidente del CISEN, el ex militar Jorge Carrillo Olea, que después de ser General de Infantería ocupó varios puestos públicos y participó en la conformación de este nuevo centro de inteligencia.

Carrillo Olea fue también gobernador de Morelos entre 1994 y 1998, periodo por el que es acusado de permitir el aumento del crimen organizado en dicha entidad. El ex gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido también lo acusó de permitir el incremento del crimen organizado en el país durante su estancia en la Secretaría de Gobernación.

La incorporación de soldados a las tareas de seguridad pública continuó con Ernesto Zedillo y la sustitución de agentes de la entonces Policía Judicial Federal (PJF), por soldados y miembros de la Policía Militar. Algunos de ellos, dice Alberto Nájar en Contralínea, eran elementos de élite, entrenados por el Ejército de Estados Unidos.

Como documentamos en esta nota, Vicente Fox, que gobernó de 2000 al 2006, creó la Secretaría de Seguridad Pública y puso bajo su mando a la Policía Federal Preventiva en la que integró a miembros del Ejército para su conformación.

También puedes leer:  La Guardia Nacional es “un cascarón” con fondo militar

Felipe Calderón (2006-2012) transformó a la Policía Federal Preventiva en Policía Federal e integró a más elementos del Ejército, dándoles facultades de investigación ante el crimen organizado. Enrique Peña Nieto (2012-2018) propuso a la Gendarmería Nacional en 2012, que dependería del Ejército mexicano; sin embargo, su creación se dio hasta el 2014, como una de las divisiones de la Policía Federal.

En todos esos años el Ejército conservó una aceptación alta por parte de la población mexicana, como lo muestran las distintas encuestas de Mitofsky y Parametría

¿Llegará algún candidato en 2021 que no apoye la continua militarización de México y que la quiera revertir?

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.