El ABC del discurso de odio y por qué debe censurarse

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Las personas tenemos el derecho de expresarnos libremente y manifestar nuestras ideas,  a menos de que estemos promoviendo un discurso de odio.

Entonces, ¿qué es exactamente un discurso de odio?, ¿por qué es una forma de expresión que sí se debe censurar? y ¿ocurre en México?

El Artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, señala que toda persona tiene derecho a expresarse libremente, siempre y cuando respete la reputación de los demás y no atente contra la seguridad nacional, el orden, la salud o la moral pública.

El Artículo 20 del mismo Pacto, señala que las expresiones deben sancionarse cuando hacen propaganda en favor de la guerra, o cuando es un discurso de odio, ya sea “nacional, racial o religioso, que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”.

¿Cómo es el discurso de odio?

La Organización de Estados Americanos (OEA) en su documento Las expresiones de odio y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, delimita qué es una expresión de odio en un contexto democrático de respeto a los derechos humanos.

“El discurso destinado a intimidar, oprimir o incitar al odio o la violencia contra una persona o grupo en base a su raza, religión, nacionalidad, género, orientación sexual, discapacidad u otra característica grupal”, señala el documento. 

Y añade: “De la Alemania nazi y el Ku Klux Klan en Estados Unidos, a Bosnia en los noventa y el genocidio de Ruanda en 1994, se han empleado expresiones de odio para acosar, perseguir o justificar privaciones de los derechos humanos y, en su máximo extremo, para racionalizar el asesinato”. 

Este informe también indica que el contexto es un aspecto importante, “dado que la misma frase puede tener dos significados en dos contextos diferentes”.

“Lo que puede ser benigno en tiempos de calma, por ejemplo, puede adquirir la condición de incitación en el contexto de una guerra civil”, explica el texto.

Para saber más del tema, platicamos con Leopoldo Maldonado, subdirector regional de Artículo 19 México, una organización independiente que defiende la libertad de expresión y el acceso a la información.

Maldonado consideró que es importante conocer las características de este tipo de discurso, ya que a veces podemos considerar como discurso de odio cualquier opinión que nos incomode.

Para Leopoldo Maldonado, además de que incite al odio, es importante aclarar que es un odio en contra de un grupo o una población, o un sector de la población históricamente vulnerada y discriminada.

“Estas son características importantes, ya que a veces podemos considerar cualquier discurso ofensivo como de odio, debido al bajo nivel de debate que hay en redes sociales y a que queremos catalogar cualquier discurso (para poder sancionar)”, dijo Maldonado.

“La libertad de expresión es un derecho que no solamente protege aquello que recibimos de buen talante sino también aquello que nos incomoda, que nos enoja, que es contrario incluso a nuestras creencias”, agregó. 

De acuerdo con Leopoldo Maldonado, este discurso es materia de un gran debate en cada país, para evitar caer en la censura. En algunos países la ley es más permisiva que en otras. La Unión Europea, por ejemplo, ha establecido algunos estándares para implementar castigos.

“Algunos de estos estándares tienen que ver con la autoridad moral o política de quien habla, la audiencia a la cual llega, la posibilidad de propagación de ese mensaje y la posibilidad de violencia inminente”, explicó Maldonado. 

México, caldo de cultivo

Según Leopoldo Maldonado, este tipo de discurso es “inaceptable en democracia porque atenta contra los propios principios democráticos”.

“No podemos acusar de discurso de odio a cualquier cosa que nos choque, porque muchas veces esa es la riqueza de la libertad de expresión, que nos toca escuchar ideas que no siempre vamos a recibir de la mejor manera”, dijo Maldonado. 

Sin embargo, esto no quiere decir que no pueda ocurrir en nuestro contexto inmediato, según Leopoldo Maldonado, “ha habido discurso discriminatorio en contra de los pueblos indígenas, incluso hasta por parte de las propias autoridades en diferentes momentos”.

“El discurso misógino, por ejemplo, es un discurso discriminatorio, pero ya para que alcance el estándar de discurso de odio, es decir, para que pueda generar violencia, se requiere un contexto muy específico”, opinó Maldonado.

Y añadió: “Sí han habido discursos que ya rayan en amenazas y hostigamiento en contra de quienes simpatizan con el feminismo, o en contra de las mujeres, y eso es muy visible en redes sociales”. 

Para el subdirector regional de Artículo 19 en México, estos contextos donde existe desigualdad y discursos discriminatorios contra sectores de la población vulnerables, son caldo de cultivo para desatar discursos de odio, “por parte de quienes detentan el poder no solamente político, sino económico”.

“En este contexto de polarización política y social que ha escalado a través de redes sociales sí es muy probable que ciertas expresiones puedan ser discurso de odio pero sí se tiene que analizar caso por caso”, dijo Maldonado.

La solución

Para Leopoldo Maldonado “el antídoto que debe buscar el estado siempre es prevenir, generar campañas en donde se busque erradicar las conductas discriminatorias que desafortunadamente están muy arraigadas”.

La mejor manera de combatirlos no es polarizar los discursos, de acuerdo con Maldonado, “sino impulsar proactivamente un discurso incluyente con campañas que reivindiquen los derechos a través de los múltiples medios de difusión que tiene el Estado”.

Las condiciones políticas y sociales actuales son delicadas y propensas a generar discursos de odio, según Maldonado, desde diversos frentes y hacia varios sectores de la población.

“Se debe evitar el hostigamiento tanto del Ejecutivo hacia las feministas, por ejemplo, como de la sociedad en contra de algunos sectores que apoyan el proyecto político del presidente y que evidentemente también son sujetos a ciertas visiones discriminatorias”, concluyó Maldonado.

La pluralidad de ideas es importante para una democracia, sin embargo, también se debe promover un discurso incluyente para que la confrontación de opiniones no desencadene discursos de odio que inciten a la violencia.

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