El COVID-19 pone en doble riesgo a las mujeres migrantes que requieren refugio

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Cómo lo sufren las guatemaltecas

Sabemos que la enfermedad provocada por el SARS-COV-2 ha incrementado distintas problemáticas en México, como el acceso a la educación, a la salud, la crisis económica, entre otras. Una más es la doble vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres migrantes, sobre todo, las solicitantes de refugio.

Las medidas de confinamiento han provocado que las personas que quieran salir de su país de origen para solicitar refugio tengan más dificultades para hacerlo. Mientras que muchas de las que lo logran están siendo retornadas a su país de origen o a la frontera sur de México.

“El COVID-19 es un agravante para quienes migran y retornan. Se enfrentan a un viaje sin certeza y con situaciones más complejas por la emergencia, las limita el cierre del transporte público, el toque de queda, albergues cerrados y la falta de insumos”, declaró la diputada Ligia Hernández, Subjefa de la Bancada Semilla y Secretaria de la Comisión del Migrante en el Congreso de la República de Guatemala, en entrevista con Cuestione.

Si bien hay retos agravantes para cualquier persona migrante, “son mayores para las mujeres. Ellas ya vienen huyendo de una violencia sistemática porque es difícil nacer mujer y aún más ser mujer indígena, muchas veces eso las condena a la pobreza, lo que las lleva a migrar”, dijo Ligia Hernández.

Pero no solo la falta de ingresos, de oportunidades o el desempleo motiva a las mujeres a salir de un país centroamericano como Guatemala (sexto país de solicitantes de refugio en México), también lo es, en gran medida, la violencia contra ellas, quienes son agredidas en casa, en general, por el esposo, el hermano o el abuelo, mencionó la secretaria de la Comisión del Migrante en Guatemala.

Hernández afirmó a Cuestione que no existen datos de cuántas personas salen de Guatemala por los puntos ciegos (o ilegales) entre Guatemala y México pero se sabe que sigue ocurriendo, a pesar de la crisis sanitaria, además de que las deportaciones, aunque se han reducido, no han cesado.

México no es seguro para los migrantes

A la diputada Ligia Hernández le tocó vivir la preocupación de tener a un familiar secuestrado en México: “regresó sin un dedo después de que se pagó para que lo liberaran […] él nos contó que donde estaba secuestrado había muchas mujeres y las violaban”, confesó Ligia, quien agregó que las mujeres que migran a México también pueden ser víctimas de trata o asesinadas.

Otro de sus familiares –que salió de Guatemala por falta de oportunidades– falleció en un motín en una cárcel de migrantes en México, dijo Hernández a Cuestione, quien reveló que “el 40% de mi familia ha migrado y aproximadamente el 50% son mujeres; muchas primas que no tuvieron oportunidad de estudiar o trabajar en Guatemala”.

Las mujeres refugiadas sufren violencia en sus países de origen, en el viaje y también en el país destino, “pero para ellas vale el riesgo si (salir de su país) les brinda una oportunidad de cambio, de sobrevivir“, mencionó Rita Robles, del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova de Tapachula, Chiapas, en entrevista con Cuestione

De acuerdo con ONU Mujeres, las mujeres y niñas migrantes y refugiadas pueden experimentar un aumento de casos de violencia sexual y basada en género derivados de las medidas del aislamiento y confinamiento en los hogares o albergues, las cuales tienen miedo a denunciar por su estatus migratorio o por dependencia derivada de sus casos de solicitud de la condición de refugiada.

“Ahora con el COVID-19, no es una actividad esencial para el gobierno mexicano atender a los migrantes pero en realidad es un tema urgente. Se están acumulando los trámites, hasta ahora están resolviendo casos de 2017 y 2018. Y la tasa de reconocimiento (de personas refugiadas) no es tan alta. En 2019 fue de 14%”, dijo Rita Robles a Cuestione

Deportadas

“La mayoría de las personas que regresan a Guatemala lo hacen vía terrestre. Al ingresar los envían, por 15 días, a resguardo sanitario en Quetzaltenango y después son enviados a los departamentos sanitarios para que luego vayan a su comunidad”, dijo Ligia Hernández

En el caso de las personas menores de edad no acompañadas o las unidades familiares llegan, regularmente, vía aérea, luego son enviadas a algunos centros de recepción de retornados (para permanecer ahí 15 días) o con la Secretaría de Bienestar Social. Las personas que no tienen hogar son enviadas a casas hogares.

Ligia Hernández aseveró que cuando a las personas deportadas las regresan a sus comunidades son estigmatizadas y discriminadas porque creen que traen el virus (SARS-COV-2): “Los habitantes han pedido que no entren o paran los buses (camiones), incluso han intentado quemarlos o sacarlos (a las y los migrantes) para quemarlos porque dicen que traen el virus. Se han hecho campañas de no estigmatización pero aún así siguen discriminandolos”.

La emergencia ha hecho que se improvisen varios centros de atención para los migrantes, los cuales se convierten en focos de contaminación al no tener las medidas sanitarias suficientes por lo que “el Estado (Guatemalteco) debería dar seguridad y atención a los migrantes en tránsito para que puedan abastecerse de insumos en lo que se habilitan los albergues, que sí estaban disponibles antes del COVID-19”, declaró Hernández.

Otra preocupación para la diputada es que “las personas migrantes se contagian en los lugares donde estuvieron detenidas (en México), donde no se tienen las previsiones sanitarias suficientes, a pesar de que deberían tenerlos como país de acogida”.

Además de que “han fallado los certificados que realiza ICE (siglas en inglés del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) a los migrantes, porque mandan el certificado médico de que no vienen con positivo a COVID-19 pero al hacerles la prueba aquí dan positivo”, declaró Ligia Hernández.

La nueva regla de EU

Del 20 de marzo al 09 de abril de 2020, más de 10 mil personas que intentaron cruzar la frontera norte de México han sido expulsadas de Estados Unidos hacia México bajo una regla implementada por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), reportó el Instituto para las Mujeres en la Migración A.C. (IMUMI).

La regla, permite a Estados Unidos expulsar migrantes hacia sus países de origen o hacia la frontera sur de México. “Muchas de estas personas son detenidas primero en estaciones migratorias en el norte y posteriormente trasladadas al sur (Tabasco, Chiapas y Veracruz) donde están detenidas, fueron retornadas irregularmente o han sido liberadas sin documentación migratoria”, reportó el IMUMI en un informe.

En el comunicado también se detalla que Estados Unidos está expulsando personas de México, Guatemala, Honduras, y El Salvador sin debido proceso al intentar cruzar la frontera (hacia EU) bajo esa nueva regla implementada por el CDC y aceptada por México el 21 de marzo de 2020.

Las trabas al inicio

Uno de los problemas para las mujeres que migran de su país es que cuando le cuentan a los agentes migratorios (de México) que están huyendo por violencia “ellas afirman que no les creen y las revictimizan. Las detienen y luego (en realidad) los agentes intentan desincentivar su huída”, relató Robles a Cuestione.

En las estaciones migratorias ellas pueden desistir del proceso, aunque su vida esté en riesgo, bajo la presión de las autoridades de migración para que se regresen a su país. Mientras que otras no saben que pueden pedir asilo

Rita Robles asegura que cuando saben que la vida de una mujer está en peligro por permanecer muy cerca del país que salieron huyendo, en este caso, en la frontera con México, “pedimos a la Comar (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados) trasladarla hacia al centro de México, pero el Instituto de Migración ha obstaculizado los traslados porque creen que quieren llegar a Estados Unidos”, lo que México está intentando evitar por política del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. 

Las mujeres que cruzan sin ser vistas por migración tienen la posibilidad de pasar su proceso de solicitud de refugio en libertad –algunas con apoyo de algún albergue, de la Comar o del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)– lo que puede durar “entre 45 y 90 días, y si piden amparo, hasta un año”, puntualizó Robles.

Apoyo en refugios 

Las mujeres que llegan a refugios como la Casa del Migrante, en Guatemala, “están huyendo de la violencia, de estructuras criminales como los Maras o están huyendo de la pobreza, o son madres solteras que intentan darle un futuro a sus hijos”, declaró a Cuestione el PbroMauro Verzeletti, C.S. Misionero de San Carlos Scalabriniano y director de la Casa del Migrante Guatemala y El Salvador.

Muchas personas que intentaban migrar se han quedado varadas por el cierre de fronteras y en La Casa del Migrante –uno de los refugios más grandes de Guatemala– están apoyando a 250 familias con protocolos sanitarios y con una atención diferenciada, pues el refugio está cerrado debido a la crisis sanitaria.

“Se han llevado protocolos para atender a los deportados desde Estados Unidos y México en algunos hoteles del centro de Guatemala junto con la Secretaría de Bienestar Social del gobierno (guatemalteco), con fondos de UNICEFACNUR y el consejo noruego, lo que ha permitido atender más 3,500 personas”, aseveró el director de la Casa del Migrante Guatemala y El Salvador.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNURMéxico da orientación, canaliza a los solicitantes de refugio a servicios relevantes, y en ciertos casos otorga asistencia directa económica. La duración de esa asistencia humanitaria varía y depende de una evaluación individual de cada caso, pero no puede ni debe buscar sustituir la labor de autoridades competentes del Estado, respondió la Unidad de Información Pública de la ACNUR a solicitud de Cuestione.

De acuerdo con ACNUR, “el género y edad de las mujeres y niñas migrantes y refugiadas puede hacerles enfrentar riesgos y obstáculos mayores para acceder a diversas formas de asistencia, ya que el género y edad pueden intersectarse con su condición de mujeres extranjeras, migrantes o refugiadas y ponerlas en una situación de desventaja respecto a hombres, o respecto a mujeres mexicanas”

Y en cuanto al tema de violencia sexualACNUR afirmó que esta puede presentarse a lo largo de todo el ciclo de desplazamiento (entre un país y otro), lo que afecta a mujeres, niñas, niños y hombres, pero afecta mucho más a mujeres y niñas (incluidas mujeres y niñas LBT – lesbianas, bisexuales y transgénero).

¿Qué necesita hacer el gobierno mexicano para mejorar la ayuda a las y los migrantes?

Gretchen Kunher, la directora del IMUMI, resumió en cuatro puntos lo que el gobierno de México podría realizar para mejorar la ayuda a las personas migrantes que llegan a nuestro país:

  1. Fortalecer  la capacidad de la Comarabriendo oficinas en varias partes del país donde las personas pueden solicitar asilo (Por ejemplo en Guadalajara o Saltillo).
  2. Reformar el plazo para solicitar asilo. “Ahora tienes 30 días después de la entrada a México para solicitar asilo y mucha gente desconoce la posibilidad hasta después de ese tiempo. En muchos países el plazo es un año.”
  3. Facilitar los traslados para solicitantes de asilo para que puedan esperar en lugares con más trabajo y más seguridad porque actualmente los solicitantes tiene que quedarse en el lugar donde solicitan para firmar cada dos semanas.
  4. La Comar debería de publicar información sobre las solicitudes y/o resoluciones basadas en el causal de género violencia de género.

Los testimonios de esta publicación coincidieron en que al terminar las medidas de confinamiento, por COVID-19, en los diferentes países, se incrementarán sustancialmente los flujos migratorios para lo que México no está preparado.

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