¿El sistema parlamentario es una opción viable para México?

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Las y los mexicanos hemos cambiado de partido político en el gobierno federal en los últimos 20 años, pero solo conocemos el presidencialismo heredado del siglo pasado. ¿Es hora de que contemplemos otra opción, como vivir bajo un sistema parlamentario?  

Ya sabemos lo que es la alternancia en el poder después de setenta años de régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con el Partido Acción Nacional (PAN) de 2000 a 2012 y Morena a partir de 2018, pero seguimos echandole la culpa al presidente en turno.

El ejemplo más absurdo del presidencialismo que ha vivido en México en el pasado, se le atribuye a Porfirio Díaz. Cuando él preguntaba “¿qué hora es?”, y le respondían “las que usted diga, señor presidente”.

Ya en el México del 2020, la rifa del no-avión presidencial –después de que no se pudo vender, ni rentar, ni rifar–, dejó en la opinión pública la sensación de que fue un capricho del presidente, obedecido por todo su gobierno.

“En vez de utilizarlo de forma austera (el avión presidencial), el presidente insiste en pagar boletos de avión comercial, derrochando más dinero únicamente por capricho”

Comunicado emitido por Verónica Flores, diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD)

Esta sensación de que estamos ante un capricho del presidente es, en realidad, un exceso del presidencialismo mexicano, más producto de una agenda personal que de una agenda de país, de acuerdo con Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política por la UNAM. 

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El presidencialismo mexicano de 2020

Según Jorge Márquez, se supone que en México vivimos un presidencialismo acotado, pero el triunfo apabullante de López Obrador en 2018 le ha permitido extralimitarse.  

“Aunque la Constitución le brinda grandes poderes al presidente, como decidir el curso del desarrollo económico o ser el mando supremo de las Fuerzas Armadas, también le pone límites”

Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política por la UNAM.

Esos límites dependen del Poder Legislativo y del Poder Judicial, así como de los órganos autónomos, los partidos políticos y los gobiernos locales.

“Pero el Poder Legislativo ha decidido tomar una ruta de total sumisión frente al presidente, entonces la mayoría de las veces no ha funcionado como un contrapeso adecuado”, explicó Márquez.

Según el experto, el presidente se extralimita en sus poderes y, “dado que el congreso muestra una total subordinación”, puede inhibir al Poder Judicial y hostigar a los órganos autónomos.

En cuanto a los partidos políticos, Morena es el de mayor fuerza y, de acuerdo con Márquez, “también es totalmente sumiso a lo que diga el presidente, de vez en cuando alguien tiene una opinión propia pero en general se muestra muy sometido a lo que diga el mandatario”.

Y, aunque no cuenta con todos los gobiernos de los estados –ya que Morena solo gobierna en cuatro de ellos y la Ciudad de México–, sí cuenta con la mayoría de los congresos locales: 20 de 32.

“Entonces, el presidente tiene al Congreso, tiene métodos de colonización de los órganos autónomos, tiene muchos de los congresos locales pero, además de todo ese poder enorme que ha ganado, de todas maneras no le es suficiente y se extralimita”

Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política por la UNAM.

El experto opina que el presidente se extralimita cuando “utiliza recursos de beneficencia social para hacer campaña a favor de su propia imagen” o cuando “se entregan programas sociales con padrones hechos por los siervos de la nación que son totalmente opacos”.

Otro exceso de Lopez Obrador, según el doctor en Ciencia Política, es la falta de transparencia y la manera en que ha metido a los militares en todos los ámbitos de la vida nacional.

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El sistema parlamentario

Para Jorge Márquez, el parlamentarismo se trata precisamente de que el presidente no acumule tanto poder y que el Poder Ejecutivo dependa del Legislativo.

“Entonces no hay una súper figura presidencial sino un Primer Ministro que hace las funciones del Ejecutivo, pero es uno más entre los parlamentarios, acotado por los propios congresistas”, explicó el entrevistado.

Además, en un sistema así, el Congreso elige a los responsables de cada área de gobierno, es decir, a los miembros del gabinete.

“En lugar de que el presidente elija a su equipo, se tiene que negociar con el parlamento. Si es un gobierno de coalición, ni siquiera serán del partido del Primer Ministro, sino derivados del parlamento y producto de fuertes negociaciones”

Jorge Márquez, doctor en Ciencia Política por la UNAM.

Según el especialista, eso ayuda a que las secretarías tengan una agenda propia y no la de una sola persona, “eso profesionaliza más y despersonaliza la política, la vuelve más eficaz, depende menos de los caprichos porque son productos de negociaciones muy complejas”.

También existe el semipresidencialismo, en el que la figura presidencial es acotada por un vicepresidente elegido por el Congreso, de acuerdo con Márquez.

Y, como tiene que rendir cuentas al Congreso y no al presidente, funciona como un contrapeso del Poder Ejecutivo. Además se reparte el poder porque “uno da la cara frente al mundo, y el otro se encarga de las cuestiones domésticas”.

¿Estos sistemas son viables en un país como México? El experto considera que sí, aún cuando existe el riesgo de que se segmente demasiado el poder.

“Por la tendencia de este país, el riesgo mayor es que se acumule el poder. Cuando alguien llega con mucho poder y cuenta con una agenda personal, se pierde la autocrítica o se guarda silencio y eso genera un ambiente de corte”, dijo Márquez, porque las personas en el gobierno trabajan en función de estas con el presidente o contra él.

“Al sistema político previo al 2018 le faltaba un gran poder coordinador, pero ahora vemos que la complejidad del país no permite una cosa así”, dijo el especialista.

Y concluyó: “sería muy interesante que en 2024 no gane un candidato poderosísimo sino una coalición poderosa. Creo que va a renacer la idea de gobierno de coalición, porque tampoco se ve de otra”.


¿Realmente el presidencialismo mexicano está permitiendo que se cometan excesos en este sexenio? ¿Es hora de hablar de un sistema parlamentario?

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