Los usuarios de las redes sociales tendrán que navegar los próximos meses que se celebrarán las campañas electorales, entre la polarización, la desinformación y esperar que el Instituto Nacional Electoral (INE) logre fiscalizar los recursos que se gastan en publicidad en estas plataformas.
El principal desafío será la rendición de cuentas, porque para que una democracia pueda ejercerse es necesario que la gente conozca cómo se gasta el dinero de campaña en plataformas digitales. Pero medir esto no es sencillo, nos explica José Flores, director de comunicación de Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).
El INE es el encargado de fiscalizar cuánto dinero gastan los partidos en redes sociales, pero también lo que inviertan servidores públicos y actores sociales relacionados con cuestiones electorales. Se reportarán los gastos que se realicen en plataformas digitales para incluirlos dentro de los gastos de campaña, buscando saber si se rebasa o no el presupuesto otorgado, explica Lorena Vázquez Correa, investigadora en el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República.
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“Los gestores de las redes sociales, es decir, el personal autorizado de Facebook, le proporcionarán informes acerca de las publicaciones y el dinero invertido en ellas al INE; a su vez éste lo comparará con los informes que entregan los partidos políticos. Aquí trabajan en conjunto las reglas de las redes sociales, pero también lo que ya se tienen reguladas en materia electoral en México”, mencionó Vazquez Correa.
El INE puede fiscalizar los gastos de campaña en Internet, pero no puede regular contenidos de campaña. La excepción es en aquellos casos donde se comete violencia política contra las mujeres en razón de género, situación en que se cancela de inmediato la publicidad.
Sin embargo, el INE no puede intervenir o controlar las granjas de bots en Twitter (cuentas falsas coordinadas para empujar mensajes hacia un lado u otro), por lo que deberemos atenernos a las reglas de bloqueo propias de la empresa.
En Facebook, la herramienta de Transparencia será una de las formas en las que el INE –y cualquier persona– puede verificar cuánto dinero gastan los partidos políticos en publicidad en redes sociales. Ahí, la plataforma desglosa quién compró los anuncios relacionados con temas sociales, electorales o políticos, así como a quienes van dirigidos y cuanto dinero invierten por publicación, de acuerdo con el diario Milenio.
“La fiscalización del uso de los recursos de campañas digitales es un área que no ha sido explorada con la profundidad que se merece, porque si bien son auditables los gastos que se realizan hacía plataformas digitales, digamos los gastos más obvios, existen otro tipo de pagos, por ejemplo los pagos a influencers o los que ocurren por fuera que también afectan esta asimetría en la contienda”, nos explica Flores.
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¿Quién ha gastado más hasta el momento?
En el último semestre, el Partido Verde Ecologista de México ha sido el que más ha invertido en redes sociales, pues del 4 de agosto de 2020 al 12 de enero de este año ha pagado 3,265,929 pesos en publicidad para Facebook e Instagram. En un sólo anuncio gastaron entre 90,000 y 100,000 pesos, de acuerdo con Transparencia de Facebook.
El Partido Acción Nacional (PAN) está en segundo lugar, con 902,119 pesos; le sigue Morena, con 642,593 pesos, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en cuarto lugar con 318,738 pesos.
Acceso a información vs. polarización de las redes sociales
El uso de las redes sociales como medio para polarizar la opinión pública ha crecido en los últimos años. Hashtags como #PrensaFifi o #Chayoteros “abiertamente convocan a unirse a usuarios que quieran defender, atacando, a quienes critican al presidente”, de acuerdo con el informe Democracia, libertad de expresión y esfera digital, análisis de tendencias y topologías en Twitter.
Además, el Ejecutivo Federal, así como la Jefatura de Gobierno de la CDMX, han sido señalados por exhibir públicamente a “actores, instituciones y procesos a los que se responsabiliza velada o abiertamente de obstaculizar la transformación del país que busca la autollamada 4T”, de acuerdo con el informe Los límites de la democracia: la 4T y la construcción del enemigo de Signa Lab.
Es necesario que se garantice que las personas cuenten con pluralidad de información, pues aunque estas acciones no impiden que se tenga acceso a otros puntos de vista, sí lo vuelve más difícil, y eso puede inhibir que una persona quiera participar dentro del debate público e incidir en el acceso de nuestros derechos electorales, comentó Flores.
Y quienes normalmente se ven beneficiados con esto “son aquellos intereses que ostentan mayor poder político, económico y social, porque en un esquema de desigualdades son ellos quienes cuentan con mayor acceso a los medios para difundir sus ideas, no sólo en términos de volumen, sino también en términos de impacto, liderando la opinión”, advierte el experto.
El caso de Donald Trump y Cambridge Analytica es un ejemplo de esta polarización de la información. En 2016, Facebook vendió información privada de sus usuarios a la consultora política Cambridge Analytica, que a su vez la usó para favorecer la campaña republicana.
Cambridge Analytica conocía las preferencias políticas de los usuarios, pero también los rasgos de su personalidad. Esto ayudaba a que si un simpatizante de Donald Trump era pro-armas, se le enviaba información en la que Trump hablaba a favor de este tema, o alguna en la que Hillary Clinton mostrara una posición en contra.
Debido a esto es necesario que “se garantice la libertad de las personas a poder expresarse y acceder a información pertinente relacionada con el ámbito electoral y que no existan efectos inhibitorios, por ejemplo hacia las y los periodistas que en el interés público denuncien actos de corrupción o irregularidad de personas que están contendiendo en puestos de elección popular”, recalca Flores.
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El peligro de la desinformación
El último reto al que se enfrentan las campañas electorales en las plataformas digitales es la desinformación. Gracias a la polarización de las noticias en redes sociales se vuelve complicado que las personas distingan entre las informaciones falsas y reales ¿Qué debemos hacer?
“Hay que entender la desinformación por diferentes matices: el primero es la que proviene propiamente de las campañas de desprestigio, que son comunes en tiempos electorales. La segunda es aquella información que es imprecisa, porque no está 100% confirmada”, nos explica José Flores, director de Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).
¿Cuál es la responsabilidad de los ciudadanos, instituciones y partidos políticos respecto a la desinformación? Los ciudadanos necesitan tener una pluralidad de fuentes de información. Sin embargo, esta responsabilidad no puede recaer únicamente en la ciudadanía, pues existen condiciones económicas, sociales y educativas que limitan el acceso que se tiene a estas fuentes de información.
“A lo mejor yo no cuento con acceso a internet y mi pluralidad se va a limitar a lo que digan los medios masivos de comunicación o los canales de televisión abierta. No podemos delegar únicamente la responsabilidad en las personas ciudadanas, sino también en otros actores”, nos explicó Flores.
También mencionó que los medios de comunicación juegan un papel fundamental en el manejo de la información, por lo que tienen que esforzarse por hacer más accesibles estos contenidos. Por otro lado, el gobierno debe cumplir con las obligaciones de transparencia que tiene por ley, que brindar información veraz y oportuna respecto a su actuar y que esa información no se convierta en un ejercicio propagandístico.
Para evitar caer en noticias falsas puedes checar las siguientes recomendaciones: no te quedes sólo con el titular de las notas, contrasta la información con fuentes diversas, asegúrate de que el sitio que las compartió sea serio, revisa la fecha y dónde publicó. En esta nota te dejamos más información.
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