Expertos calculan que la elusión fiscal en América Latina y el Caribe alcanza los 300,000 millones de dólares. Esto equivale al 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB) de toda la región y unos 945,000 millones de dólares están en paraísos fiscales. Esto representa el 27% de la riqueza de la región.
La recaudación de impuestos en México aumentó de 16.3% en 2019 a 17.9% en 2020 del Producto Interno Bruto (PIB) de acuerdo con las estadísticas tributarias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo en el primer trimestre de 2021 la evasión fiscal por empresas en México generó pérdidas de ingresos tributarios superiores al 4% del PIB.
Además, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y del Banco Interamericano para el Desarrollo la tasa de evasión en México del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF) es de 18.7%. Lo que representa pérdidas equivalentes al 0.8% del PIB en recaudación de impuestos.
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Estamos hablando de que México podría recaudar alrededor de 1.5 billones de pesos anuales extra -el 6% del PIB- si amplían la base gravable y si se vuelven más eficientes, de acuerdo con lo que informó la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro en 2021.
La evasión fiscal puede presentarse desde el pago extemporáneo de impuestos hasta la evasión fraudulenta y deliberada como la comercialización de facturas falsas, práctica que se ha dificultado con las nuevas formas de expedición de los comprobantes fiscales y la introducción del Comprobante Fiscal Digital por Internet, por lo que los defraudadores crearon nuevas formas de evasión: las empresas que facturan operaciones simuladas y las empresas que deducen operaciones simuladas.
También, para eludir impuestos, existen esquemas que implementan los patrones para disfrazar relaciones laborales en las que simulan la contratación de servicios profesionales o no registran a sus trabajadores ante el SAT de manera debida.
Para el economista Carlos Brown, en el combate a la evasión de impuestos es crucial la vinculación entre el SAT y la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México para entender las formas en que se realiza la evasión y la elusión fiscal.
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La última evaluación global de evasión y elusión del SAT se realizó en 2017 y estuvo a cargo de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP). En ella se detalla que para el caso de la evasión del Impuesto Sobre la Renta (ISR), los niveles más altos se dan en el rubro de personas físicas bajo el régimen de sueldos y salarios y en personas morales.
En relación al IVA, la tasa de evasión en el 2016 fue la menor al llegar al 16.4%, lo que representa el 0.9% del PIB. En cuanto al IEPS, los resultados obtenidos muestran que la tasa de evasión global en este impuesto es del 4.7% para 2016.
Carlos Brown consideró que el reto más grande tiene que ver con los grandes contribuyentes, particularmente en la evasión y elusión del ISR, por lo que el gobierno mexicano ha sumado esfuerzos con organismos internacionales para asegurar que este dinero llegue a la Secretaría de Hacienda.
“Estamos hablando de setecientos mil millones de pesos, 3% del Producto Interno Bruto. Es un montón de dinero. Antes de hacer cualquier reforma fiscal hay que modificar las tasas efectivas -relación entre los gastos del ISR y los ingresos acumulables. Que no haya una brecha tan grande entre las tasas legales -los impuestos establecidos-, lo que dice la ley y las efectivas”, acotó el economista.
El sector informal, otro gran desafío
La economista y académica del UNAM, Eufemia Basilio Morales, resaltó que otro aspecto importante es el crecimiento del sector informal que, por no estar fiscalizado, permite la pérdida de una gran parte de los ingresos tributarios que afecta de manera importante a la economía de país, porque es el ingreso que el SAT deja de percibir.
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“Vemos al sector informal como un problema, pero hay que tener claro que esto deriva de la falta de empleo que a su vez viene de la falta de crecimiento económico y obviamente las familias se ven obligados a obtener ingresos de algún modo, incluso a veces aunque tienen un trabajo formal pueden participar también en el sector informal para tener un ingreso extra porque lo que obtienen como salario no les es suficiente”, acusó Basilio.
La especialista recalcó que existen beneficios como la seguridad social que apoyarían al sector informal al regularizarse, pero los esfuerzos por hacerlo no han dado resultados por las mismas condiciones del sector.
Para contrarrestarlo, la experta considera que hace falta implementar un programa gubernamental de empleo público que genere seguridad y certeza a los trabajadores y abra oportunidades hacia ofertas laborales de la iniciativa privada.
“Pero mientras no haya ese enlace entre crecimiento y empleo, estamos en una situación difícil porque se vuelve una bola de nieve donde hay menor empleo, menor inversión y esto deriva en actividades informales”, agregó.
La economista nos dijo que además existe un miedo generalizado al SAT provocado por falta de información y por el desconocimiento de nuestros derechos y del marco regulatorio.
“Sin embargo, si lo vemos de manera equitativa, debería ser lógico que todos contribuyamos al Estado para que a su vez pueda brindar los servicios de seguridad, educación, salud y demás, pero también viene ligado con la desconfianza que existe en el Estado y que ha imperado en los últimos años”, explicó Eufemia Basilio.
Finalmente la entrevistada nos comentó que la aplicación de los recursos recaudados sufre de desvío de fondos y corrupción, lo que hace que no sean destinados a servicios, obras o políticas públicas desalentando la contribución de la ciudadanía que al no ver resultados, busca maneras para no pagar sus impuestos, a pesar de que es una obligación de todas y todos.
