Enfrenta la carretera: la lección de las mujeres motociclistas para empoderarse

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Gloria Steinem escribió “la carretera es caótica, tan caótica como la vida real” en su libro Mi vida en la carretera. La periodista, escritora y líder de la segunda ola del feminismo en la década de los 60 y los 70 reconoce que ella tiene una deuda en gran parte a los kilómetros que condujo en busca de historias, esas que hizo de la carretera su hogar.

¿Cuántas mujeres sentimos hoy que podemos disfrutar de viajar solas en busca de aventuras sin detenernos a pensar en la inseguridad de los caminos? La violencia contra las mujeres que vemos todos los días nos han arrebatadolos caminos, las calles y los espacios públicos. La vida es caótica, como dice Gloria, pero no por eso se deja de vivir.

Aunque es real que tenemos que buscar alternativas seguras para hacerlo, atreverse con la firme convicción de que vas a disfrutar el viaje es un primer paso, nos dijo Claudia Ovalle, motociclista y fundadora de la organización She Can Ride que enseña a mujeres cómo manejar una motocicleta, las entrena para la carretera y organiza rodadas con ellas.

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En el 2019, Cló -como le dicen a Claudia- se dio cuenta de algo: a ella le encantaba el mundo del motociclismo, pero está generalmente liderado por hombres, es un lugar masculinizado. Su primer viaje con un grupo de mujeres motociclistas la inspiró para crear su propia red y cambiar esto.

“A partir de ahí dije ‘claro, vamos a empezar a buscar mujeres. Qué padre sería poder invitar a mi hermana, mi mamá, amigas con las que me siento cómoda, a una especie de tribu donde están tus espacios seguros’”, y eso hizo.

Su objetivo fue abrir las puertas para que las mujeres que quieran empezar de cero en el motociclismo lo puedan hacer sin sentir que tienen que demostrar algo.

“Aquí no nos exigimos ese tipo de cosas que normalmente nos exigen en el trabajo, en las familias, en las parejas; en ciertos círculos donde la mujer tiene que hacer más para demostrar que sabe y tener un valor, voz y voto. Es una constante lucha para que más mujeres vivan intensamente, que viajen y hagamos comunidad”, relató.

Cló considera que hay que empezar por hablar entre nosotras para encontrar la manera de colarnos en salas donde sentimos que no pertenecemos porque están llenas de hombres, esos espacios que debemos recuperar.

Los códigos para viajar en grupo

Algunas de las mujeres que se acercan a She Can Ride solo tienen curiosidad por el mundo del motociclismo, quieren saber si pueden. Cló y su equipo las dirigen a los cursos donde les enseñan las partes de una moto, cómo arrancarla, levantarla y las acompañan en sus primeras vueltas en las calles.

Otras más experimentadas buscan pertenecer al grupo para extender de manera segura las distancias de sus viajes o rodadas, acompañarse y aprender de la experiencia de sus compañeras.

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Desde el momento en el que ellas llegan a She Can Ride les enseñan cómo andar en grupo, explicó Cló. Para esto utilizan ciertas señales que se hacen con las manos, los pies, las direccionales de la moto. También hay señales para ir hacia la izquierda o derecha, para cambiar de carril, rebasar y decirle a la compañera de atrás si puede pasar o no.

También las instruyen sobre las formaciones en grupo que pueden ser en fila India o en Z, por ejemplo, cómo se deben posicionar para pagar las casetas, llegar a un semáforo, cortar el grupo.

“Y eso se va replicando de generación en generación. Ahora todas saben rodar en grupo, por eso cuando rodamos en grupos grandes, todas estamos sistematizadas”, detalló.

La preparación es clave para disminuir los riesgos

Pero ttambién hay que reconocer los riesgos que existen en las carreteras donde no solamente puedes estar a expensas de la inseguridad, sino también sufrir una falla técnica o accidente. La anticipación es clave y tienes que ir preparada.

Cló aconseja que antes de iniciar un viaje revises con tu mecánico la moto para asegurar que esté en buenas condiciones. También ten vigente tu seguro de gastos médicos y el seguro de la motocicleta en la que viajarás.

Además, asegúrate de llevar todo lo necesario y -aunque suene demasiado evidente- esto incluye la gasolina suficiente para los tramos que recorrerás hasta poder recargar el combustible.

Mapea la ruta y comparte tu ubicación en tiempo real con alguien a quien le expliques cuál será el camino que seguirás, es lo preferible. Da todos los detalles necesarios: explícale a qué hora vas a salir y llegar para que se mantenga pendiente de ti.

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“Si pasa algo en el camino lo vas a tener que resolver y ya. Si se te poncha una llanta marcas a la aseguradora, buscas una vulcanizadora o si ya sabes cómo parchar una llanta, lleva tus herramientas y hazlo”, añadió Cló. Es decir, no podemos predecir lo que va a suceder, pero sí estar listas para resolverlo.

¡Claro que se puede viajar sola!

Todo depende de la historia que te estás contando y cómo te prepares, resaltó Cló, y que te prepares también para disfrutar del trayecto hasta que llegues a tu destino.

“Ya lo hemos visto. Hay chicas que se han ido solas de aquí a Chihuahua, han hecho rallies (ir de un punto a otro a través de campo traviesa, caminos poco transitados o sin conocer previamente el camino). Me ha tocado también salir a carretera sola y no pasa nada, es distinto. Yo les diría: atrévanse a hacerlo”.

Como nos dijo la entrevistada, vencer el miedo a hacer algo solas es una manera de recuperar nuestra libertad, de enfrentarnos a un sistema que insiste en que no existimos sino a través de los demás: de los hijos, de las parejas, de los padres.
Los consejos de Cló se pueden aplicar a la vida misma: prepárate, enfrentala con gusto, asegura tu camino y resuelve lo que vaya surgiendo.

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