México es el país de América Latina que más tiempo ha tenido sus escuelas cerradas

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Cuando se trata de la educación de las y los estudiantes, todos la han tenido difícil este último año: las y los profesores, padres y madres de familia y los mismos alumnos. En particular, en la región de América Latina que lleva más tiempo con las escuelas cerradas.

México dejó de tener clases presenciales desde marzo de 2020. Apenas en abril y julio de este año, algunos estados como Ciudad de México y Campeche intentaron incorporar modelos híbridos (algunos días presenciales y otros vía remota). Estas medidas afectaron a más de 37 millones de estudiantes tanto en su progreso educativo como emocional. 

Otros países comenzaron a tomar medidas para regresar a clases mucho antes que México, es más, nuestro país es el que más tiempo tardó en incorporar nuevas modalidades escolares, además de las remotas. El sábado 24 de julio, el presidente afirmó que “llueve, truene o relampaguee” habrá regreso a clases presenciales en agosto. ¿Será?

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¿Reabrir las aulas?

“Vamos a reiniciar las clases, va a iniciar el nuevo ciclo escolar a finales de agosto. Llueva, truene o relampaguee no vamos a mantener cerradas las escuelas. Ya fue bastante”, declaró López Obrador en un evento de programas sociales en Veracruz el sábado 24 de julio.

El presidente agregó que, junto con Bangladesh, somos el país que más tiempo mantuvo cerradas las escuelas… y sí. En total México mantuvo las escuelas cerradas 53 semanas y tan solo lleva cuatro intentando optar por modelos híbridos. Esto lo coloca como el país de América Latina que más tiempo tardó en intentar dejar de tener un sistema de educación a distancia. 

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Mientras más tardemos, más estudiantes perdemos

Según el monitoreo de la UNESCO respecto al cierre de escuelas, la mayoría de los 37 millones de estudiantes afectados van en primaria y secundaria.

Como dijimos en esta nota, lo preocupante es que 2.3 millones de personas dejaron de estudiar solo por cuestiones relacionadas con la COVID-19. Ya sea por la falta de computadora para tomar las clases o por la dificultad que las madres y padres de familia tienen para estar pendientes de la educación remota de los y las hijas.

Y esto parte de que las condiciones de los y las estudiantes para tener un sistema de educación remoto son muy complicadas. En especial, cuando el 40% de las personas es considerada pobre y con carencias en el acceso a ciertos servicios básicos.

La decisión de abrir o cerrar las escuelas ha estado en manos de los gobiernos estatales e incluso en manos de la misma comunidad educativa. Sin embargo, ¿esto es lo mejor para las y los niños?

No sólo habrá rezago educativo 

Entrevistamos a Valentina Torres, especialista en pedagogía y maestra de tercero de primaria. Según Torres, el ambiente escolar tiene un impacto grande emocionalmente en los alumnos y con la pandemia mucho más pues es de las pocas actividades que tienen para convivir con otras personas de su edad.

“Tuve un alumno que estaba mostrando actitudes depresivas. ‘Fulanito’ tenía que compartir su iPad para las clases y se conectaba tarde, poco a poco me empecé a dar cuenta que además no estaba entregando sus tareas y ya no participaba. Un día hablé con él para preguntarle si todo estaba bien en su casa o si le preocupaba algo, me dijo que estaba triste porque sentía que ya se había quedado atrás comparado con sus amigos y que ya no le importaba la escuela”, nos contó Valentina.

Según la especialista en pedagogía, las niñas y los niños (especialmente de primaria y secundaria) están siendo expuestos a distintos tipos de problemáticas en su desarrollo por la falta de actividades que podrían hacer de manera presencial.

Las y los niños más afectados

Los más afectados están siendo tanto las niñas y niños que viven en entornos precarios sin acceso a herramientas de aprendizaje remoto como los más pequeños, que se encuentran en etapas críticas de su desarrollo.

Por ejemplo, nos comentó que hay estudiantes con dificultades en sus habilidades sociales que se están agravando por la falta de convivencia a pesar de que las profesoras intentan promover actividades con mayor interacción. 

Nos contó que su principal preocupación como docente es que para los y las estudiantes la escuela representa un lugar seguro, donde no están expuestos a violencia, maltrato o la ausencia de comidas y este espacio simplemente “se los quitamos”.

Todos estos factores están generando retrasos que tienen consecuencias en el rendimiento educativo de las niñas y niños y también en su salud física y mental. 

¿Reabrir cuanto antes?

El 12 de julio de este año, la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore, publicó un comunicado de prensa en el cual afirma que la reapertura de las escuelas no debería retrasarse más. 

“No puede esperar a que el número de casos sea cero. Los datos muestran claramente que las escuelas primarias y secundarias no se encuentran entre las principales fuentes de transmisión del virus. El riesgo de transmisión de la COVID-19 en las escuelas se puede controlar en la mayoría de los casos si se adoptan las medidas de mitigación adecuadas. La decisión de abrir o cerrar escuelas debe basarse en el análisis de los riesgos y en consideraciones epidemiológicas específicas de las comunidades en las que se encuentran las escuelas no en el miedo”, se lee en el comunicado.

Según la especialista, a pesar de que el cierre de las aulas es un esfuerzo por limitar la transmisión del virus, los gobiernos han cerrado con demasiada frecuencia las escuelas durante períodos muy largos y sin justificaciones epidemiológicas. Por ejemplo, en el caso de México, el cierre de las escuelas se tomó como una de las primeras medidas mientras que los bares y restaurantes permanecían abiertos.

Las medidas

Para reabrir las aulas, en México el gobierno aplicó en abril y mayo la vacuna china de CanSino a más de 2.7 millones de trabajadores educativos de un total de 3.1 millones. Sin embargo, algunas de las escuelas que emprendieron programas piloto con modelos híbridos en la Ciudad de México y Campeche cerraron escuelas por rebrotes. 

Actualmente tanto madres y padres de familia como algunos maestros se han opuesto al regreso a clases por consideraciones de la vacuna y el semáforo epidemiológico. Aun así, el presidente y organizaciones mundiales están a favor de reabrir las escuelas para el siguiente ciclo escolar.

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