En las comunidades más marginadas de Guerrero, las pocas escuelas que hay se caen a pedazos. Ahora con las lluvias, las goteras mojan los salones y las niñas y niños menos quieren ir a estudiar, aunque ya perdieron dos ciclos escolares por la pandemia de la COVID-19.
En este contexto, la Cámara de Diputados aprobó para 2022 un presupuesto que -de acuerdo con legisladores y expertos- es insuficiente para atender rezagos en infraestructura y mobiliario en más de 11,000 escuelas, muchas de las cuales -de acuerdo con una investigación de Mexicanos Primero– fueron vandalizadas y saqueadas durante el cierre de los planteles por la pandemia.
Además, otras 34,069 escuelas primarias y secundarias carecen de agua potable y 3,387 no tienen lavabo para manos, señala la propia Secretaría de Educación Pública (SEP) con datos de 2021.
Para colmo, Mexicanos Primero estima que hasta 37,570 escuelas y 4,300,000 mil niñas, niños y jóvenes están siendo afectados por la desaparición de programas que mejoraban el aprendizaje de los alumnos y daban más capacitación al personal docente.
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Asimismo, el 73.9% de los planteles señalados (27,770) y el 42.6% de los estudiantes (1,860,058) están en zonas indígenas, rurales y de alta marginación, lo que contradice la política federal de apoyo a los más pobres, indica la organización.
Mala distribución del gasto
Fernando Ruiz, director de Investigación de Mexicanos Primero, nos contó que a pesar de que para este año se destinaron 14,000 millones de pesos al programa de infraestructura para escuelas, esos más de 11,000 planteles vandalizados (ubicados sobre todo en el Bajío y norte del país) no son atendidos por esta partida presupuestal creada para resolver carencias en zonas rurales.
“Están desapareciendo los programas que estaban destinados a las escuelas para apoyar diferentes rezagos, y prefirieron concentrarse en el programa preferido que es la Escuela es Nuestra, cuyo monto asciende a 14,000 millones de pesos”, precisó el especialista.
El gobierno federal define al programa la Escuela es Nuestra como una estrategia de participación, que entrega directamente los recursos para educación a los Comités Escolares de Administración Participativa, a fin de mejorar y dignificar las condiciones físicas de la infraestructura escolar y su equipamiento.
En contraste, Ruiz recalcó que ha sido constante la desaparición de programas como el de Escuelas de Tiempo Completo, así como para educación indígena, entre otros.
Por fin, ¿subió o bajó el presupuesto?
Para este año, la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto para educación por cerca de 860,000 millones de pesos, en contraste con los 813,000 millones asignados para 2021.
Sin embargo, la diputada federal del PAN e integrante de la Comisión de Educación, Yesenia Galarza, nos aclara que los montos para el sector no son ni el 3.1% del Producto Interno Bruto en comparación con los recursos aprobados para 2021, que equivalían al 3.22% del PIB.
La ONU recomienda a los gobiernos invertir entre 4 y 6% del PIB para educación.
“Este gobierno no le ha dado importancia a los temas que son prioritarios para toda nación, como salud y educación. Vemos que lejos de abrir programas que mejoren la calidad educativa, cierra los que habían tenido efectividad para beneficio de nuestras niñas y niños”, subrayó Galarza.
Por su lado, Fernando Ruiz, de la organización de la sociedad civil Mexicanos Primero, nos explica que el presupuesto para educación tuvo un pequeño aumento de cerca de 4.5% en términos nominales, aunque en términos reales (tomando en cuenta la inflación) quedó un poco arriba del 1%.
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Según el documento “PEF 2022: Robo a las escuelas. Un fracaso para niñas y niños”, elaborado por la organización, del total del gasto educativo aprobado para este año, seis de cada 10 pesos irán a educación básica, que concentra 71.5% de la matrícula.
De este modo, el presupuesto aprobado para nivel básico asciende a 512,074 millones de pesos, lo que implica una disminución de 1.59% en términos reales respecto de los 487,659 millones de pesos avalados en 2021.
Sin embargo, se advierte en el mismo análisis, hubo incremento de recursos para programas de subsidios, como las becas y la Escuela es Nuestra.
“Cuando hacemos el análisis año con año, lo que notamos son crecimientos graduales en los presupuestos para educación, pero si nos vamos a un periodo mayor lo que vemos es que los recursos para escuelas de educación básica en la última década se redujeron casi 50%”, nos precisó Ruiz.
El también maestro en Políticas Públicas nos dijo que se deben recuperar los recursos para educación que se tenían hace 10 años: “Parece que esta administración se maneja con criterios políticos. Hay que recuperar los recursos que teníamos asignados en 2014-2015, que son los años con la inversión más alta”.
¿Hay solución?
La diputada Galarza nos explicó que en octubre de 2021, durante la discusión del presupuesto 2022, dos de las reservas que ella propuso fueron para que se destinaran más recursos para infraestructura educativa, ya que las escuelas “están en completo abandono”.
“Hemos hecho mesas de diálogo para que regresen las Escuelas de Tiempo Completo, pero la titular de la SEP (Delfina Gómez) cancela la audiencia. Veo muy difícil que se pueda reasignar el presupuesto, pues la prioridad del gobierno son sus tres megaproyectos: el Tren Maya, la refinería (Dos Bocas) y el Aeropuerto Felipe Ángeles”.
En cambio, Ruiz -de Mexicanos Primero– dice un poco más optimista que aún es posible reasignar recursos.
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“Tenemos que invertir alrededor de 10,000 millones de pesos para la reapertura de las escuelas. Se deben subsanar los problemas de los 11,000 planteles, no solo en afectaciones a ladrillos y columnas, sino también en equipamiento y materiales de sanidad y limpieza, cubrebocas. La cifra podría ascender a 25,000 millones de pesos si juntamos los montos de reapertura de escuelas y los recursos que hemos perdido en los últimos 10 años”.
Mientras, la espera…
En lo que “son peras o manzanas”, en Tetelilla, municipio de Tepecoacuilco, una de las comunidades más alejadas al norte de Guerrero, el gobierno construye una escuela, lo que debería alegrar a esta población marginada.
Pero las autoridades informaron que solo construirán el edificio, pues los padres de familia -según indica el programa la Escuela es Nuestra– tendrán que equipar las instalaciones.
“Les están dejando toda la responsabilidad a los papás; entonces al rato, Dios no lo quiera, si hay una mala construcción, ¿a quién le van a echar la culpa? Pues a los papás, no al gobierno”, apuntó Galarza.
“Yo los visité en mayo. Me abordó la tesorera y me dijo que le depositaron el dinero; que ella se encarga de hacer el depósito a la constructora, cuando esa responsabilidad es del gobierno”, agregó la legisladora.
Ante este panorama de incertidumbre, ¿seguirán a la baja los recursos para educación a pesar de los graves rezagos que ya existían en el sector y que la pandemia empeoró?
